La generación aburrida

Los millennials y los miembros de la Generación X, nacidos entre 1961 y 1980, tienen una cosa en común: ambos recibieron críticas de los baby boomers, cada uno en su momento.

Joel Stein describió a los millennials como narcisistas, flojos y superficiales en un artículo de TIME en mayo del año pasado, mientras que la Generación X fue definida como superficial, poco ambiciosa y apolítica por la misma revista, en 1990.

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Los millennials y los miembros de la Generación X, nacidos entre 1961 y 1980, tienen una cosa en común: ambos recibieron críticas de los baby boomers, cada uno en su momento.

Joel Stein describió a los millennials como narcisistas, flojos y superficiales en un artículo de TIME en mayo del año pasado, mientras que la Generación X fue definida como superficial, poco ambiciosa y apolítica por la misma revista, en 1990.

A pesar de esta experiencia en común, estos dos grupos tienen diferencias que, aunque no tienen efecto en la relación que sus miembros llevan, los Gen Xers (de la Generación X) encuentran difíciles de creer.

“La gente joven de hoy es demasiado obediente. Le creen a los políticos (…), siguen la corriente para evitar tener conflictos en el trabajo y cuando los despiden no se enojan (como nosotros) –se adaptan. Se reinventan. Su música, películas y ropa son muy conservadoras”, explica el columnista Ted Rail en la revista Good Times.

De la rebelión al ‘Sí, señor’

Entre 1970 y 1990, la brecha generacional era notoria entre los padres baby boomers y sus hijos Gen Xers, generaciones consecutivas que tenían valores radicalmente distintos. 

“Los jóvenes eran ruidosos, molestos, exigentes y radicales; los viejos, reservados, calmados y conservadores. Incluso retrógradas. Los niños eran niños y los padres eran padres”, señala Rail.

Durante 200 años la dinámica funcionó así: una generación pensaba que la siguiente era intolerable, e intentaba aplacarla. Con el tiempo, la primera envejecía y la segunda maduraba y ocupaba el lugar dominante, que repetía la historia con la generación venidera.

Pero la Generación X no piensa que los millennials sean tan malos.

Ahora de mediana edad, quienes durante su juventud fueron cínicos, subversivos y adoraron el punk o el grunge, se llevan bien con los hipsters contemporáneos. No tienen conflictos en el ámbito laboral –e incluso aprenden de ellos– y admiran su ambición y determinación.

Aún así, parece que a los jóvenes de hoy les falta algo. Rail afirma que “los millennials son viejos, ingenuos, serios y retro”. Y tiene un buen punto.

Esta generación es nostálgica y ha revivido las tradiciones de sus abuelos: desde las bebidas que eligen hasta la moda –las faldas de lápiz y las siluetas estilo los años 50– y los deportes. Jugar golf desde la adolescencia es algo digno de admiración, en lugar de una señal catastrófica de haber sucumbido a los deseos de los padres.

Ser rebelde ya no es cool, ahora se busca tener logros –muchos– y muy rápido. La apariencia intelectual y la decoración cursi y barroca han ocupado el lugar de los pantalones rasgados y el minimalismo. Pero lo que más sorprende a la Generación X es hasta dónde llega la incapacidad de rebelarse.

“Ese es el gran misterio de los millennials. Se han aprovechado de ellos, aún más que de los Gen Xers”, declara Rail, “tienen enormes deudas estudiantiles, nunca van a hacer mucho dinero y su planeta está irreversiblemente arruinado. ¿Por qué no están enojados?”.

Papeles invertidos

Esta es probablemente la primera ocasión en que los mayores han percibido a los jóvenes como “viejos”, por sus actitudes. Y según explica Peter Hyman en The New York Observer, el resultado es un gran desorden.

“Las identidades generacionales que nos solían definir han cambiado, y ahora vemos a cuarentones actuando como patinadores, jóvenes de veintitantos vestidos como abuelos, y adolescentes yendo a conciertos de rock con sus padres”.

Para Hyman, la responsabilidad de que los jóvenes puedan ser jóvenes es de la generación previa.

“Tal vez es hora de que nos pongamos trajes y saquemos a nuestras esposas a cenar a lugares lujosos, como nuestros padres antes de nosotros”, señala el miembro de la Generación X.

Tenga o no la razón, al parecer, la ambición de los millennials no lastima a los boomers, ni a los Gen Xers. Las víctimas más grandes podrían ser ellos mismos.

Practicante para siempre

Los millennials tienen talento y ambición, pero estos juegan en su contra cuando se trata de buscar empleo. La oferta de trabajo para los jóvenes es limitada, y abundan las prácticas con salarios bajos o sin pago alguno. Y un mercado laboral complejo no es el único obstáculo en el camino de estos jóvenes a la estabilidad económica.

No se conforman con tener dinero, quieren una carrera en la que se sientan satisfechos y realizados. 

Habiendo tantos jóvenes preparados y talentosos dispuestos a trabajar sin compensación, las empresas toman la oportunidad para seguir creando puestos de este tipo. 

¿Lo peor? Son pocas las que contratan a sus practicantes después de cierto tiempo, y los millennials se ven obligados a ir de un empleo sin sueldo a otro, adquiriendo una experiencia sin garantía de ser valorada en el futuro.

Un problema de traducción

Hoy, por primera vez, los millennials, los Gen Xers y los baby boomers conviven en el mercado laboral, y los primeros suelen ser criticados por los últimos, que los consideran flojos y demasiado seguros de sí mismos.

Pero los conflictos entre los boomers y los jóvenes contemporáneos son provocados por dos sistemas de valores distintos. Los millennials actúan buscando retroalimentación y reconocimiento, sus padres y abuelos esperan ver trabajo duro, temple y paciencia. 

Los boomers piensan que los recién ingresados al mercado laboral no los respetan y piden flexibilidad, pero los millennials perciben sus actitudes como una búsqueda de eficiencia y rapidez. 

Los jóvenes también suelen cambiar de trabajo fácilmente, mientras que sus antecesores fueron educados para construir una carrera en una sola empresa. Entonces, perciben a los millennials como poco leales.

Además, los miembros de la también llamada Generación Y buscan promoverse en redes sociales y para los boomers esto significa que son narcisistas.

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