Plasman historia de los videojuegos en música

Los sonidos electrónicos de “Tetris”, “Donkey Kong” y otros videojuegos que definieron a varias generaciones, y que algunos no considerarían música, han llegado a las salas de conciertos clásicos.

De los primeros “ping.... ping” del revolucionario “Pong” de Atari (1972) a los sonidos, estribillos pegadizos y las partituras, se construyó el universo musical en los videojuegos que es parte esencial de la emoción que disfrutan los jugadores. La música de los juegos, con su cultura, subculturas y fans florece ahora por su cuenta, lejos de las consolas donde nació.

Los sonidos electrónicos de “Tetris”, “Donkey Kong” y otros videojuegos que definieron a varias generaciones, y que algunos no considerarían música, han llegado a las salas de conciertos clásicos.

De los primeros “ping…. ping” del revolucionario “Pong” de Atari (1972) a los sonidos, estribillos pegadizos y las partituras, se construyó el universo musical en los videojuegos que es parte esencial de la emoción que disfrutan los jugadores. La música de los juegos, con su cultura, subculturas y fans florece ahora por su cuenta, lejos de las consolas donde nació.

Este fin de semana los asistentes a las salas de la Filarmónica de París gozarán de los sonidos de una orquesta de cámara y la Sinfónica de Londres que tocarán música de videojuegos en homenaje al compositor japonés de “Final Fantasy”, Nobuo Uematsu.

No vendrán a apretar botones ni controlar personajes sino a disfrutar de la música y los recuerdos que despierta: como las horas en el sofá con Game Boy, Sonic the Hedgehog y el siempre lozano Mario.

“Cuando juegas un videojuego vives esa música todos los días y penetra en tu ADN”, dijo Eimear Noone, la directora del espectáculo inicial del viernes, un programa de dos horas con “Zelda”, ‘’Tomb Raider”, ‘’Medal of Honor” y otros favoritos que se remontan en algunos casos a la década de 1980.

Historia de la música

Fechar el origen de la música para videojuegos depende de cómo se le define. Los eruditos señalan algunos hitos cruciales en el camino hacia el sonido envolvente actual.

El golpeteo cardíaco de “Space Invaders” (Taito, 1978), que se aceleraba a medida que descendían los extraterrestres, era adictivo y provocaba sudoración en las palmas.

El “Pac-Man” de Namco, lanzado dos años después, abría el apetito con su tonada inicial y es tan venerada que en 2013 surgió un remix de Dweezil Zappa, hijo del rockero Frank Zappa, y el compositor de música para videojuegos, Tommy Tallarico.

Es por ello que con este concierto los amantes de los videojuegos y  la música revivirán los mejores tiempos de estas dos pasiones.

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