La historia a través de Ai Weiwei

En su primera exposición en México, el artista disidente de origen chino representa el trauma que significa enfrentar el futuro después de la muerte, como sucede con el caso de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa y con la destrucción de patrimonio cultural que se ha vivido en su país

El artista chino Ai Weiwei decidió enfrentar uno de los casos más delicados que se han registrado en los últimos años en México, la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, en septiembre de 2014, a través de su exposición Ai Weiwei, Restablecer memorias, en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), de la UNAM.

“Desde que se confirmó que presentaría mi arte en México, tenía ciertas dudas sobre lo que iba a exhibir, este es un país que me había atraído siempre, pero del que tenía un conocimiento muy pobre, requería tener una base para llevar a cabo una obra, así que decidí tomar el caso más evidente, el de la desaparición de los 43 estudiantes (…) Quería que no fuera superficial, que fuera una investigación significativa”
Ai WeiweiArtista visual

En la Sala 9 del MUAC resaltan a primera vista los retratos de los estudiantes desaparecidos, más tres personas, dos que fueron asesinados, y la otra que aún permanece en coma. Los rostros están formados por un millón de piezas tipo Lego, de las cuales Ai se declara fanático.

Además, aparece el resumen de la investigación que Weiwei y su equipo hizo de los eventos en torno a la desaparición forzada de Iguala, haciendo énfasis en la negativa del Estado mexicano por proporcionar la verdad, y en la lucha por la justicia y dignidad que los familiares y organizaciones en derechos humanos han encabezado.

Ante la prensa, el artista declaró que mientras los familiares de los 43 están demandando justicia e información, del otro lado está una sociedad y un gobierno que considera que la vida humana carece de valor

“Evidentemente, el Estado está involucrado, policías y militares; ha habido una negativa absoluta en definir qué es lo que está pasando, y en lugar de plantear respuestas se ha inventado la llamada ‘verdad histórica’”, sentenció Ai.

Cómo nació el proyecto

Mucho antes de que Weiwei decidiera visitar México en 2010, en 2008 afrontó un caso similar al que se vivió el país, donde estaban relacionados jóvenes. Sin planearlo, le ayudó a manejar su proyecto en el MUAC.

Hace 11 años, un terremoto azotó Sichuan, al centro de China. En cuestión de segundos, miles de personas murieron, entre ellas había jóvenes que estaban dentro de sus colegios. “Con enorme frustración, comenzamos a preguntarnos ‘¿Cómo es que los edificios de las escuelas, que debían ser los más fuertes, fueron los que más cayeron?’ Encontramos que las edificaciones construidas por el gobierno fueron las más débiles”, contó el artista.

A través de Internet, lanzó una investigación pública para tratar de averiguar lo que había pasado en Sichuan, pero la administración de China no hizo declaración alguna ante los cuestionamientos de Ai que, posiblemente, representaban a otras personas que se habían preguntado lo mismo que él.

De acuerdo con Cuauhtémoc Medina, curador en jefe del MUAC, cuando Weiwei visitó México por segunda ocasión, ya con el plan de trabajar de la mano con el Museo, el experto en arte lo llevó a conocer el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, organización que ha colaborado estrechamente con el salón de arte universitario.

En la organización sin fines de lucro se estaba llevando a cabo una junta con un grupo de familiares de los 43 desaparecidos y la encargada de varios casos en el Centro, María Luisa Aguilar, le preguntó a Ai Weiwei si quería conocerlos. “Por supuesto que sí”, le dijo de inmediato.

El artista presentará un documental sobre los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos, en festivales de cine el próximo año

En conversación con ellos, Ai les quiso plantear un par de cosas, por un lado, que él también había sido preso político y que había vivido en cautiverio en manos del Estado por ser opositor del régimen comunista de su país; así que lo arrestaron a principios de abril de 2011, por un supuesto delito de evasión fiscal.

Por ello, les dijo que cuando él estaba en esas condiciones, lo que lo mantuvo con vida fue pensar que había alguien afuera que haría todo lo posible por encontrarlo. “Él sabía que si los jóvenes estaban vivos, seguramente tendrían la misma certeza”, aseguró Medina.

Por otra parte, les comentó que si se lo permitían, haría una película de su historia, llevarla a todo el mundo y hacer que la lucha que tienen se conozca, razón por la que comenzó a producir To be, un documental en forma de largometraje, que se estrenará en los festivales de cine a partir del próximo año.

El documental fue hecho por un equipo local y con apoyo del Centro Pro Juárez, y de investigadores como el periodista John Gilbert.

El recuerdo de su país

Mientras que una mitad de la Sala 9 del MUAC la ocupa el caso Ayotzinapa, la otra está protagonizada por China, con la Wang Family Ancestral Hall, una pieza con 400 o 500 años de antigüedad y que Ai Weiwei transformó en arte.

La estructura monumental, con un peso de 50 toneladas, consta de mil 300 partes. De acuerdo con Graciela de la Torre, directora del MUAC, se necesitó que maestros carpinteros traídos de las provincias chinas Zhejiang y Jiangxi, la ensamblaran.

El que fuera templo de la familia Wang pasó a ser adquirido por un mercader. Weiwei logró obtenerlo en 2010, para después encargarle a carpinteros tradicionales reemplazar las piezas que ya estaban en descomposición.

Esta obra, comenta el curador Cuauhtémoc Medina, corresponde con las metodologías que Ai ha venido haciendo para revolver lo antiguo y lo moderno y así generar una intervención contemporánea sobre los residuos arqueológicos históricos.

También, hay una vitrina con 25 copias de una tacita para tomar consomé de pollo. Weiwei hizo falsificaciones de una taza que alcanzó un costo de 37 millones de dólares en una subasta en China, el objeto tradicional que ha tenido el mayor nivel adquisitivo.

Al parecer Ai Weiwei no dejará de ver a México como un escenario de arte, pues ya sea en casos sociales, políticos o artísticos, estará presente entre la sociedad que logró conquistarlo hace un par de años.

El conflicto con Lego

En noviembre de 2015, Lego denegó la venta de sus piezas a Ai Weiwei. El artista chino quería realizar una nueva obra artística con las piezas de construcción, pero no consiguió su objetivo. La compañía argumentó que no podía ceder el uso de sus juguetes en proyectos o contextos con un marcado programa político.

Según Ai, la negación de vender su producto a un artista “es un acto de censura y de discriminación”.

Cuauhtémoc Medina aseguró que el MUAC tuvo que conseguir legos de colores distintos a los que la empresa surte en sus cajas comunes, para que el artistas construyera los rostros de los estudiantes.