El Presupuesto de Egresos para el 2013 es tres veces histórico.

Uno, porque nunca se había aprobado en tan poco tiempo tanto en comisiones como en el pleno. En menos de 24 horas se logró este proceso. 

Dos, porque nunca se habían dado tan pocas reservas sobre el contenido del reparto del dinero en el pleno. En los años pasados eran más de 100 y terminaba todo con un aplauso ya cuando rayaba el alba. Esta vez fueron solo 46 reservas.

Con 446 votos a favor, 19 en contra y siete abstenciones, el pleno de la Cámara de Diputados aprobó, casi en fast track, la Ley de Ingresos de la Federación para 2013, con un total de ingresos estimado en tres billones 956 mil 361 millones de pesos.

De esta manera, los ingresos aumentaron en 25 mil 71 millones de pesos, con respecto a la proyección que envió el Poder Ejecutivo, un crecimiento en términos reales de 5.1 por ciento.

Del monto total esperado corresponden a los ingresos del gobierno federal un billón 102 mil 425.5 millones de pesos.

Las propuestas o buenas intenciones nunca se lograron. Zedillo le apostó al bienestar para la familia, Fox al crecimiento del siete por ciento, Calderón al empleo y Peña Nieto ahora a la competitividad.

La política de gastos anticipa una salida masiva de todos aquellos que laboran por honorarios y eventuales en el gobierno, pero carece de un hilo conductor de ahorro pues los gastos personales registrarán un crecimiento de 6.3 por ciento.

En su primera comparecencia ante diputados de las comisiones de Hacienda y Presupuesto, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, fue enfático.

En 2013, la tasa máxima del Impuesto sobre la Renta (ISR) no bajará de 30 a 29 por ciento, tampoco los impuestos a cervezas de 26.5 a 26 y de bebidas alcohólicas de 53 a 52 por ciento, pese a que se había contemplado con antelación.