
A través de un documento girado en agosto a las tres prisiones de Nuevo León, las autoridades estatales pidieron elevar las medidas de seguridad y coordinación institucional, objetivos no cumplidos a juzgar por los disturbios en Cadereyta
A través de un documento girado en agosto a las tres prisiones de Nuevo León, las autoridades estatales pidieron elevar las medidas de seguridad y coordinación institucional, objetivos no cumplidos a juzgar por los disturbios en Cadereyta
La muerte de 13 reos durante disturbios en el Penal de Cadereyta exhibió ayer la incapacidad del Gobierno estatal para controlar esta cárcel, que apenas en marzo había registrado un evento similar con saldo de cuatro internos fallecidos
Para Miguel Sarre los ejecutivos estatales están obligados a controlar los autogobiernos en centros penitenciarios impidiendo que los grupos delincuenciales se agrupen en el interior.
El catedrático y representante del sector académico para la implementación de la reforma afirma que además es una obligación que tienen las autoridades, para poder cumplir con la ley, es decir con la reforma constitucional.
Una es llamada “La Escuelita”, porque de ahí un simple ladrón puede salir titulado como Zeta. La otra busca reinsertar a los internos en la sociedad.
De la “La Escuelita” a la reinserción social, hay un abismo.
Y así de abismal es la diferencia entre el sistema penitenciario de Chihuahua y los de otras entidades del país, como Nuevo León.
En Nuevo León los internos caminan por donde quieren, visten como les da la gana y pueden agruparse para tomar el control y agredir a sus rivales.
En Chihuahua los reos no pueden salir de su celda, excepto estén registrados con 24 horas de anticipación en una clase, capacitación o trabajo. Todos visten igual.
Aquí, en el Penal del Topo Chico, Los Zetas controlan el centro penitenciario y hasta piden cuotas a otros internos para no atentar contra ellos.