Oficialmente, los Jefes de Kansas City tienen el estadio y la afición que generan más ruido en la NFL.

El Arrowhead se convirtió en la sede más “escandalosa” de un equipo deportivo.

Los seguidores de este equipo batieron el récord mundial para un estadio de deportes al aire libre el domingo, cuando llegaron a 137.5 decibeles, durante el triunfo de los Jefes 24-7 sobre Oakland. 

Era necesario volver a saborear la miel del triunfo para acabar con un histórico mal arranque de temporada, y esto finalmente se dio para los Acereros.

En una buena tarde de Ben Roethlisberger, quien lanzó un pase de touchdown de 55 yardas a Emmanuel Sanders y completó 23 de sus 30 lanzamientos, además de la eficacia de Shaun Suisham, quien pateó cuatro goles de campo, Pittsburgh se impuso 19-6 a los Jets de Nueva York para celebrar su primera victoria de la campaña.

Ya son cinco derrotas consecutivas las que tienen los Gigantes de Nueva York, con lo que escriben uno de sus arranques de temporada más negativos en la historia de la franquicia. Y en el inicio de la Semana Seis, el gigante luce nuevamente como un enemigo a modo.

Para su compromiso de esta noche ante Chicago en el Soldier Field, las casas de apuestas dan como favorito a los Osos por un ligero margen, ya que tampoco viven el mejor de sus momentos.  

Ni el haber recibido 48 puntos por parte de los Vaqueros de Dallas en el juego del domingo le han afectado a los Broncos, quienes ya pueden presumir de haber impuesto una nueva marca en la Liga Nacional de Futbol (NFL). 

Los de Denver, que se mantienen invictos en la temporada con una marca de 5-0, abrieron las líneas de apuestas para la Semana Seis con una histórica ventaja de 28 puntos contra los Jaguares de Jacksonville, equipo al que enfrentarán el próximo domingo.

Esta es la diferencia de puntos más grande que se le da a un equipo en la historia de la NFL.

La que pintaba para ser una de las mejores actuaciones en su carrera y con la cual podría acallar las críticas hacia su trabajo, se convirtió en una nueva tragedia para el mariscal de campo Tony Romo.

El quarterback de Dallas falló en el momento importante, cuando solo restaban dos minutos en el reloj y el marcador estaba empatado 48-48, su pase a Gavin Escobar encontró primero las manos de Danny Trevathan, linebacker de los Broncos, acción que terminaría por cambiar el rumbo del partido.