Uber es hoy víctima de su propio éxito.
Cuando arrancó la plataforma era una buena opción para muchos. Los dueños de un auto podían trabajar sólo en sus tiempos libres y obtener buenas ganancias. Los requisitos eran presentar el vehículo y dar de alta a las personas que lo conducirían. Todo iba bien.
Pero… llegó el negocio.
Era tan bueno que más y más personas se han inscrito para ofrecer el servicio. Hay quien tiene varios autos inscritos en la plataforma. Hoy los conductores sufren y pagan las consecuencias del éxito que tuvo esta empresa.