Tan pronto como la Comisión Disciplinaria condenó un penal fingido de Rogelio Funes Mori, los aficionados del futbol se fueron contra Decio de María en su calidad de presidente de la Federación Mexicana de Futbol.
Y es que la justicia del órgano deportivo decretó que el jugador argentino se dejó caer en el área durante el partido contra América el sábado pasado en el estadio Azteca. Mismo penal que derivó en gol para el empate a tres.
Tres equipos van por un solo lugar, el octavo, el de la Liguilla. Los otros dos perdedores se irán a casa donde, merecidamente, tendrán que ver las finales por la televisión.
Cruz Azul, Tigres y Pumas, en ese orden actualmente, son los tres aspirantes al último boleto de la fiesta grande. Lo que llama la atención es saber cuál de los tres perderá más que los demás por haber tenido una temporada para el olvido.
Es hora de sacar calculadora y hasta la veladora, pues la última y definitiva jornada del Clausura 2016 será de alto riesgo ya que se conocerá al octavo lugar general que peleará la Liguilla contra Monterrey.
Su falta de suerte, sus constantes fallas y hasta la mala racha que atraviesan les ha afectado seriamente a Cruz Azul, Tigres y Pumas, los cuales irán con todo por poder clasificar.
Medidas de cárcel, veto de por vida y otras soluciones propuestas han sido insuficientes para bajar los índices de violencia en los estadios del futbol mexicano.
Los hechos suscitados el fin de semana en Torreón, donde aficionados de Tigres se liaron a golpes con aficionados del Santos, dejaron en claro que en la Liga MX aún no se puede presumir de haber controlado ni mucho menos erradicado la violencia.
Rocío Cepeda