El muro fronterizo que Estados Unidos construyó en su límite con México ha sido referencia de odio, división y rechazo, pero también se ha convertido en un tapiz de expresión.

Como en un lienzo, en sus barrotes y paredes se leen cientos de mensajes plasmados por personas que ven en él una herida abierta o un recordatorio de que ni un muro puede dividir a dos países vecinos.

En la ciudad de San Diego, California, se han planteado durante varios años ampliar su autopista de una sola pista, que no se da abasto ante la gran  afluencia de visitantes que cruzan desde Tijuana, Baja California. 

Ante esa situación, empresarios mexicanos y estadounidenses están viendo la posibilidad de desarrollar un proyecto para que ciudadanos de ambos lados de la frontera puedan agilizar el cruce al otro lado a través del Aeropuerto Internacional de Tijuana “General Abelardo L. Rodríguez”.

Las ciudades fronterizas del Valle de Texas, en el sur de Estados Unidos, son de las más pobres del país a pesar de recibir a miles de compradores  mexicanos provenientes, en su mayoría, de Nuevo León y Tamaulipas.

Desde 1969, cuando el Buró de Análisis Económico comenzó a recopilar estadísticas específicas de zonas metropolitanas, el ingreso por persona ha estado consistentemente por debajo de sus pares nacionales. Por ello, las transferencias federales son cuantiosas.