Tras la debacle del mercado petrolero, la industria energética ha entrado en una de sus peores crisis en la historia. No sólo han cambiado las reglas del juego, sino que el nuevo escenario de bajos precios del crudo se ha convertido en una prueba de resistencia.
Desde mediados del 2014, el precio del petróleo inició una trayectoria descendente que llegó a registrar una caída de más de 70 por ciento en su punto más álgido. Las empresas del sector han recurrido a dolorosos planes de austeridad y recortes de gasto de inversión para sobrellevar la falta de liquidez.