La contienda por la Alcaldía de Monterrey del próximo domingo 1 de julio no será dominada por el candidato que presente la mejor propuesta de gobierno.

El próximo alcalde de la capital de Nuevo León tampoco será el político más popular, el más perceptivo y el más carismático de Monterrey.

La elección regia se la llevará el que posea la estructura electoral para movilizar más votos y el candidato que el día de la jornada electoral tenga a su disposición más dinero.

Miguel Ángel García es uno de los principales operadores electorales que tiene la candidata del PAN a la Alcaldía de Monterrey, Margarita Arellanes.

Audios en poder de Reporte Indigo revelan las conversaciones telefónicas del trabajo electoral que está realizando a favor de Arellanes el cuestionado ex alcalde de San Nicolás.

Las grabaciones confirman que aunque García no es oficialmente el coordinador de la campaña de Arellanes, el también ex secretario de Desarrollo Humano y Social de Monterrey está prácticamente como encargado de la estructura electoral panista.

Los candidatos a diputaciones locales, pero sobre todo a las alcaldías en el área metropolitana de Monterrey, están entrando a una etapa desesperada por ganar electores.

Y en medio de su falta de confianza están recurriendo a todo tipo de argucias, entre las que incluso, están utilizando medios ilegales como las bases de datos de diversas dependencias y hasta de giros comerciales.

Por ello es que en estos días están llegando cartas de los candidatos del PRI y del PAN a los hogares de los regios.

Las residencias de Felipe Enríquez y Margarita Arellanes se perfilan para convertirse en uno de los temas de la elección por la alcaldía de Monterrey.

Además de poseer departamentos y acciones en desarrollos turísticos multimillonarios en Quintana Roo, el candidato priista posee una segunda y lujosa residencia en el fraccionamiento Renacimiento, que construyó recientemente en este exclusivo sector de Monterrey.

Solamente durante media mañana y en grupo numeroso, los aspirantes se atreven a subir a ritmo de trote al Cerro de la Campana  o al lomerío de la colonia Sierra Ventana.

Entre “halcones” y jóvenes que beben cerveza en la calle y a plena luz del día, los aspirantes tocan puertas y piden el voto.

Pero los políticos decidieron que no subirán a la parte más alta de esas colonias.