En el súper martes de 2008, Barack Obama fanfarroneó ante un grupo de seguidores: “Nosotros somos aquellos que hemos estado esperando”.
Cuatro años después, miles de demócratas han acudido a Charlotte en búsqueda de un presidente a quien votar.
En el curso de su presidencia, siempre pareció que Obama necesitaba demostrar que no era blando.
No era blando con los sospechosos de terrorismo, ni con la reforma educativa, ni con la inmigración, ni tampoco con la orden de matar a Osama bin Laden.
Ruben Navarrete