
Diversas zonas turísticas del país registraron un crecimiento inmobiliario tras la llegada de extranjeros y empleados de las urbes que buscan mejores espacios para hacer trabajo en casa
Diversas zonas turísticas del país registraron un crecimiento inmobiliario tras la llegada de extranjeros y empleados de las urbes que buscan mejores espacios para hacer trabajo en casa
El valor de la tierra nunca disminuye, pero sí se transforma. Este parece ser el nuevo mantra del mercado inmobiliario en México cuyo futuro se ve diferente desde la irrupción de la pandemia por COVID-19
La llegada de nuevos desarrollos a la zona promete dar un rostro fresco al antiguo lado de la colonia que alguna vez ostentó la corona inmobiliaria en la capital del país
Si la crisis económica del 2008 dejó una lección clara en el mundo, fue la del daño que puede llegar a ocasionar la sobrevaloración de un sector.
La llamada burbuja inmobiliaria de la crisis fue provocada por el alza acelerada de los precios de viviendas en Estados Unidos.
Sus efectos fueron sentidos en todo el mundo y la economía global sigue luchando para recuperarse.
Sin embargo, en México parece que la mala experiencia fue en vano y no se aprendió de los errores.
El gran éxito que están registrando los Fideicomisos de Infraestructura y Bienes Raíces, mejor conocidos como Fibras, empieza a verse preocupante al enfrentar riesgos que puedan desmotivar a los inversionistas en el corto plazo.
Esta herramienta, similar a los Real Estate Investment Trusts (REIT), fue lanzada en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) en el 2011 bajo el nombre de Fibra Uno (Funo).