El Gobierno del Distrito Federal (GDF) está atado de manos. En la víspera de su adiós, Marcelo Ebrard abre un nuevo frente de batalla, que podría terminar con repercusiones económicas a corto y largo plazo.
Se trata del conflicto generado por los monumentos erigidos en el Jardín de la Amistad y la Plaza Taxcoaque, que tienen a la administración capitalina en un verdadero dilema.
La presión de los vecinos de Polanco y el escrutinio público están complicando la relación diplomática con Azerbaiyán y la jugosa inversión que tiene proyectada para México.
Jonathan Villanueva