Xóchitl Gálvez

Xóchitl Gálvez… de vender gelatinas en Tepatepec a tener una casa en Las Lomas de Chapultepec

Xóchitl Gálvez, jefa delegacional de Miguel Hidalgo, puso en venta su departamento ubicado en Lomas de Chapultepec, para poder contender por un puesto en el Senado de la República, ya que prometió venderlo y entregar el dinero a una institución de beneficencia en caso de no terminar su mandato cono delegada

Cada pared del espacio tiene un recuerdo.

Cruces de diferentes partes de México y de otros países. Aunque no se considera una mujer religiosa, a Xóchitl Gálvez le gustan las cruces, tanto como los soles que adornan la entrada de la que todavía es su casa, de 250 metros cuadrados, que se encuentra en un tercer piso de un condominio de casi 50 años.

Gálvez se dice una mujer de palabra, y por ello, al abandonar su cargo como titular de la Miguel Hidalgo para ir por una curul del Senado, venderá la casa que, recuerda, compró para demostrarle a sus padres “que era falso que tenían que vivir en la pobreza”.

Los gritos de su padre aún siguen en su memoria. En aquel tiempo, cuando era una niña, ayudaba a su madre en la fabricación de 600 gelatinas al día. El proceso para deshacer la grenetina en el fogón iba acompañado de la exclamación constante de su progenitor: “ni que se fueran a comprar una casa en las Lomas de Chapultepec”.

Desde su casa en la delegación Miguel Hidalgo, en la Ciudad de México, Xóchitl Gálvez, actual delegada de la demarcación, asegura que compró su departamento en las Lomas para demostrarle a su papá que ella y su madre, “la habían hecho”.

El fogón para hacer las gelatinas estaba en el cuarto donde dormía su padre, quien “tenía un problema con el alcohol, y entonces siempre gritaba y decía: ya dejen sus chingadas gelatinas, ni que se fueran a comprar su casa en las Lomas de Chapultepec”, narra Gálvez, desde el departamento que pondrá a la venta para pagar una apuesta política.

Cuando competía por la jefatura delegacional en 2015, Arne aus den Ruthen, en ese entonces su contrincante y luego su colaborador, la retó en un foro que se realizó en el Instituto Salesiano.

Él apostó dar algo si se convertía en delegado y dejaba el puesto, por lo que le “picó el orgullo”, y ella decidió apostar su casa como una forma de comprometerse a no dejar el cargo por el cual fue elegida en ese año.

Sin embargo, Gálvez ya prepara las maletas. El Partido de la Revolución Democrática (PRD), su antiguo rival, la postulará como candidata a una senaduría por la vía del voto directo, en fórmula con Emilio Álvarez Icaza y por la vía plurinominal en fórmula con Laura Ballesteros.

Al aceptar la postulación, ahora venderá su departamento valuado entre siete y ocho millones de pesos. El dinero, menos los impuestos que tendrá que pagar al fisco, serán donados al Instituto Salesiano, donde la retaron en 2015.

La todavía delegada aseguró además que creará “un fideicomiso para becar a niños de escasos recursos de zonas de mayor violencia en la Miguel Hidalgo”.

Casa de recuerdos

Gálvez asegura que no es una mujer apegada a las cosas materiales, cree que “el único pecado por el que te vas al infierno es: por guardar más dinero del que necesitas”, pero le duelen los recuerdos. Cuando llegan a ella, sus ojos adquieren una textura vidriosa. Aprieta un poco las manos y trata de contener las lágrimas.

“Al dejar el departamento, me duelen los recuerdos, pues sí, porque aquí estuvieron mis padres conmigo, esa parte sí es complicada para mí, pero quizás es la parte más complicada”, rememora la delegada. Se le escapan más recuerdos y las lágrimas.

Esa casa, donde dice, son muy conocidas las tamalizas –ollas gigantes corroboran grandes comilonas– también ha sido testigo de cuando casi la deja su marido, por no llegar en un mes:

“Aquí están los recuerdos de los pleitos con mi marido, de que estaba loca cuando entré al gabinete (en la gestión presidencial de Vicente Fox), una vez tardé un mes en llegar a la casa, porque me mandaron a Sudáfrica a la cumbre del racismo, luego fui a Nueva Zelanda, donde estaba cabildeando la declaración universal sobre los pueblos indígenas, entonces cuando llegué a esta casa, mi marido ya tenía las maletas en la puerta, me dijo: ‘me voy, esto es inaceptable’, pero lo convencí porque él fue quien le dijo a Fox que sí entraba al gabinete, y entonces le dije ‘ahora no te rajes, estuviste de acuerdo y ahora no te eches para atrás’”.

Gálvez se dice una mujer independiente y aunque su marido está molesto con la venta del departamento, ella no está dispuesta a romper su palabra. Asegura que siempre la cumple, aunque pierda, como ya le ha pasado tradicionalmente por su afición al equipo de futbol Cruz Azul, que siempre le deja pérdidas.

Inaceptable

Acerca de su diferencias con Morena, dijo que “es inaceptable que estos señores tengan a una persona que, puedo decirlo poniendo la mano sobre la cabeza de mis hijos, desvió recursos económicos (Víctor Hugo Romo). Yo vi los expedientes, las estimaciones de obra del mercado Escandón no justifican los 40 millones pesos que se pagaron, lo que se invirtió en el parque El Mexicanito no justifica los 16 mil millones pesos que se destinaron. Eso me parece inaceptable, que Claudia no haya hecho nada para impedirlo”.

Xóchitl camina por el espacio donde crecieron sus hijos, un joven que estudia arquitectura y una mujer que administra su empresa. Su casa está llena de recuerdos, que ya empezó a empacar.

Dijo que ahí su madre vivió los mejores años de su vida, y para Gálvez es su mejor respuesta a los dichos de “vas a regresar embarazada”, que le lanzaron cuando salió del Valle del Mezquital, en Hidalgo, donde nació.

Luis Méndez / Capital Media

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