Víctimas denuncian que Frida Guerrera lucra con feminicidios

Víctimas colaterales de feminicidio acusan a Frida Guerrera de lucrar, chantajear, amenazar… e incluso reunirse a negociar con sus agresores

“No lucramos, no mentimos”, dice Frida Guerrera en sus redes sociales, quien se describe como cronista del feminicidio desde 2016, sacando a la luz varios casos de asesinatos violentos de mujeres. Pero Verónica Villalvazo, su nombre real, construyó una carrera con el lucro, chantaje e incluso amenazas hacia las víctimas colaterales del feminicidio, según denuncian decenas de mujeres.

En 2018, conocí a Lorena Gutiérrez durante una reunión de familiares de víctimas de feminicidio. A Lorena le asesinaron a su niña de 13 años, Fátima Quintana, en el municipio de Lerma de Villada, Estado de México y la busqué para documentar el caso.

Tras la entrevista y luego de que el reportaje saliera al aire en televisión, Lorena me comentó que Frida Guerrera la amenazó por hablar con medios de comunicación que no fueran ella. La bloqueó de sus redes sociales, no sin antes advertirle que no la ayudaría más con el caso de su niña asesinada.

No es la única. Otras madres de mujeres asesinadas también aseguran haber sido intimidadas por Villalvazo, quien las chantajeó para no hablar con periodistas.

Muchas de ellas declaran haber recibido insultos: Sandra Soto, Silvia Vargas, Magdalena Velarde, Lidia Florencio, Vianca Labastida, Juana Pedraza, Sandra Mercado, Abril Ortuño, Elvira Camacho, Verónica Millán, Maria Eugenia Herrera y Magdalena Florencio.

Capitalizando con las víctimas y atacando a periodistas

“Perras malagradecidas” es el término que Verónica utiliza para referirse a las madres que, ante la desesperación por los asesinatos de sus hijas, buscan a medios de comunicación que les ayuden a exhibir los feminicidios, según ellas mismas manifiestan.

“No imaginamos que esa ayuda es enmascarada con un objetivo perverso: contar historias y luego recibir un trato indigno y humillante”, expresan las víctimas colaterales a quienes Villalvazo buscó para contar sus historias.

Becky Ríos, sobreviviente de feminicidio, narró a Reporte Índigo que en 2016 Verónica Villalvazo publicó detalles de su caso, lo cual echó para abajo el proceso legal contra su agresor.

“Aún cuando le pedí que no lo publicara porque afectaría mi caso judicial, ella publicó muchas cosas y gracias a eso mi caso quedó impune y mi agresor en libertad”.

El respeto en el uso de la información sobre las víctimas no sólo es una obligación moral periodística, sino también legal; pues se sabe que divulgar datos en torno a un delito, sin que exista una vinculación formal del presunto responsable, puede interferir con el debido proceso.

“Es lamentable que lo hagan. Por ganar la nota, por hacer prestigio o carrera ponen en riesgo el debido proceso y la protección de las víctimas. Estas cosas deberían tomarlas en cuenta los legisladores para sancionar este comportamiento”, nos dijo la doctora en Ciencias Políticas y experta en género, Teresa Incháustegui.

Becky señala que Villalvazo también ha solicitado dinero a periodistas, a cambio de permitirles entrevistar a “sus víctimas”.

“Les cobra a los medios de comunicación en nombre de las víctimas, desde 5 hasta 10 mil pesos para que ella les autorice hablar, por eso antes no les permite dar entrevistas”.

En días pasados, la periodista Alejandra Aguayo reportó que quiso contactar a Villalvazo para entrevistarla sobre un caso de feminicidio, pero lo único que recibió fueron agresiones por estar en contacto directo con la familia de la víctima:

“Con gritos, con insultos, enojadísima porque yo tenía contacto directo con la familia me dijo que no, que ella no estaba en México, y que ese reportaje no podía salir en la televisión si ella no estaba. Dijo que no me la iba a dar. O sea, sintió que nos la saltamos… lo primero que yo le dije fue, oye, aquí nadie somos protagonistas”, relata.

Frida se reúne con los agresores de las víctimas

En 2019, Esperanza, cuyo nombre real permanecerá en anonimato, buscó a Villalvazo con la ilusión de que la ayudara a protegerse de su agresor, Israel “N”, quien estuvo a punto de asesinarla.

Israel “N”, actual escolta del fiscal de Valle de Bravo, Fernando Morones González, entonces se desempeñaba como comandante de la policía ministerial del Estado de México. Hasta ese momento, Esperanza no podía denunciar a su agresor porque éste la sacaba a jalones de los Ministerios Públicos.

“Yo ya me había planeado suicidar porque no me lo quitaba de encima. Vi a Frida y le pedí ayuda, al otro día ella llegó a verme con otra defensora que se llama Carmen Zamora. Me llevó a las fiscalías hasta que la fiscal Dilcya tomó mi denuncia”.

Tras la ayuda comenzó el hostigamiento; pues Villalvazo la obligaba a darle entrevistas grabadas para nutrir su sitio web y redes sociales: “hubo un día que me presionó tanto para ir a su casa e hizo un en vivo en Facebook. Cada vez que me veía quería grabarme, hacer en vivos, yo siempre le supliqué que no lo sacara porque tenía miedo y aún así lo hizo”

Incluso, publicó el testimonio de Esperanza en su libro “Ni una más: el feminicidio en México: tema urgente”, aún cuando ella le pidió que no lo hiciera porque temía que su proceso judicial se viniera abajo.

Lo peor vino después, cuando en septiembre de 2019 Frida Guerrera llamó a Esperanza para encontrarse con ella en un restaurante en Nezahualcóyotl. Cuando la víctima llegó, Villalvazo compartía la mesa con su agresor y otros integrantes de la Fiscalía del Edomex.

“Estaba sentada con mi agresor Israel “N”, Ricardo Islas y un comandante que le dicen El Ronco. El comandante me dijo que lo dejara ver a las niñas o me iban a demandar; y que le quitara la demanda que tenía contra él”.

Durante esa charla, Villalvazo reveló al agresor detalles del proceso penal que Esperanza había interpuesto en su contra.

Días después, la víctima acudió a la Fiscalía a ampliar su declaración con detalles del encuentro; denunciando que Frida Guerrera había negociado su caso con el agresor que, a la fecha, continúa libre.

Inmujeres le quita reconocimiento por lucrar con los feminicidios

En octubre de 2018, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), encabezado entonces por Teresa Incháustegui, le negó la medalla Omecíhuatl a Verónica Villalvazo, reconocimiento que le iban a entregar por su trabajo en defensa de las mujeres.

El jurado dictaminador canceló la entrega, luego de que un grupo de madres de víctimas solicitara al Inmujeres no otorgarle el premio debido al “intenso acoso que la activista ejerce en los familiares de las víctimas para obtener la primicia de nuestros casos con el único fin de apoderarse de la información sensible en las primeras horas del suceso para su lucimiento personal”.

Según una misiva firmada por 13 familiares, Villalvazo les impone “requisitos” para poder pertenecer a “su grupo” de protegidos; entre ellos, asistir obligatoriamente a marchas y no hablar con ningún medio de comunicación, “so pena de ser expulsados por los grupos que ella controla”.

El Inmujeres manifestó entonces que revisaría la situación y entregaría la presea en caso de no acreditar las pruebas contra Villalvazo, pero eso no ocurrió.

“En esa ocasión, el mismo jurado decidió darle la medalla, pero justo cuando se hace pública la lista, nos llegan una serie de cartas de madres, de mujeres desaparecidas, donde denuncian un uso político de sus casos”, dijo a Reporte Índigo la ex titular del Inmujeres, Teresa Incháustegui.

“Ella se inconformó, me cuestionó, yo nada más le expliqué el procedimiento y ahí quedó la cosa. En ese momento los familiares de las víctimas entregaron pruebas del hecho y fue el mismo jurado quien decidió declinar la decisión de otorgarle el reconocimiento a esta persona”
Teresa Incháustegui

¿Atrapó Verónica Villalvazo al “Monstruo” de Toluca?

En diciembre de 2019, la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) detuvo a Óscar “N”, “El monstruo de Toluca”, investigado por la desaparición y muerte de una mujer en el Valle de Toluca, donde también encontraron los cuerpos de otras dos mujeres.

Según la Fiscalía, el sujeto fue detenido luego de una trampa donde Villalvazo habría cooperado sacándole información sobre los crímenes que cometió. Pero resulta que esa información él mismo la hizo pública en sus redes sociales sin que nadie se la pidiera, confesando a detalle los delitos que había cometido contra mujeres y hasta contra su propio padre.

La versión oficial dice que Óscar fue detenido en la Ciudad de México, luego de que rastrearan su ubicación a través de su cuenta de correo electrónico y Facebook; donde además, días antes de su captura, Frida Guerrera había alertado al feminicida divulgando su rostro y enviándole mensajes públicos, uno de ellos de esta manera:

El misterio en torno a la persecución y captura de Óscar resurgió cuando, en enero, se filtrara una llamada entre el acusado, desde el penal de Almoloya, y su mamá, donde él mismo contradice las versiones oficiales. En ese intercambio, el sujeto confiesa a su madre que él mismo se entregó a las autoridades por miedo a que le hicieran algo a sus mascotas.

“Fue lo que le dije al detective cuando me entregué. Yo nomás quería que mis mascotas estuviesen bien. Si mis mascotas están chidas, de mí que sea lo que sea… Como ya no te he visto, no sé si te enseñaron la grabación. O sea, todo lo que dije, pues sí es neta, para qué te miento, para qué te echo choro. Sí, yo maté a papá”.

Así es el uso político de las víctimas del feminicidio

La desesperación de las víctimas de cualquier delito, ante la falta de apoyo institucional, las lleva a buscar ayuda con personas y organizaciones que tienen voz en la esfera pública.

Esto no siempre es positivo, pues en ocasiones la ayuda se convierte en un modus operandi oportunista con que muchos se aprovechan de las víctimas.

“Muchas organizaciones civiles lucran con el feminicidio. Esas cosas se dan, son vicios muy arraigados y son de las cosas que hay que erradicar. Las instituciones y las propias víctimas directas deben tratar de evitar eso”, dice Teresa Incháustegui.

La solución, dicen las expertas, es fortalecer a las instituciones encargadas de la impartición de justicia y reparación del daño. Si atienden a las víctimas como deben hacerlo, éstas no tendrían la necesidad de colocarse en posiciones donde se pudiera dañar su integridad.

“Hago un llamado a las instituciones para que se sensibilicen, deje los formalismos burocráticos que son los que les cierran las puertas a las personas. De acuerdo con la Constitución, las víctimas tienen derecho a recibir servicios en su atención. Estos servicios habría que eficientarlos y hacer que las víctimas se acerquen y se evite este intermediarismo que a veces es nocivo”.

Verónica Villalvazo responde a acusaciones

La activista respondió a Reporte Índigo sobre las acusaciones de víctimas manifestadas en este trabajo periodístico; y responsabiliza al Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) de estar detrás de quienes la acusan de lucrar con los feminicidios.

“El Observatorio Nacional Ciudadano del Feminicidio es quien realmente está detrás de todo esto. ¿por qué?, no sé, tengo mis deducciones pero bueno”.

Con respecto a los ataques hacia la periodista Alejandra Aguayo, Frida Guerrera dice “no conocerla” y argumenta que no le permitió entrevistar a una víctima colateral de feminicidio, por miedo a que esta fuera exhibida.

“Si Alejandra Aguayo en algún momento habla de que yo no la dejé, es precisamente porque yo nunca voy a dejar que alguien exhiba a las víctimas”.
Verónica Villalvazo

En el caso del testimonio de Becky exhibido anteriormente, Villalvazo primero argumentó que no la conocía y que jamás había publicado su historia; pero se retractó cuando le mostramos las pruebas de que la narración efectivamente se encuentra publicada en su blog de noticias, “La columna rota”, con fecha del 17 de marzo de 2019, bajo el título “Becky: Amor no es violencia”.

Con respecto a su encuentro con el agresor de Esperanza, Israel “N”, Villalvazo confirma que sí se encontró con él durante una reunión que sostuvieron en Nezahualcóyotl, luego de que el mismo sujeto la buscara para que le ayudara a hablar con la víctima.

“Se lo hice saber a ella, me está buscando tal persona, vamos, me dijo… pero no me fui a reunir con él para exponerla a ella… empezaron a hablar entre ellos, él se empezó a poner muy violento, estaba en efecto su jefe y él lo vio, y a partir de ese día está fuera del alcance de ella”.

Declara que los testimonios de su libro fueron autorizados por todas las mujeres cuya historia fue narrada en él.

Además, dice que solicitó al Inmujeres una explicación sobre por qué le negaron la medalla Omecíhuatl, argumenta que todas las personas que firmaron la carta para que no le dieran el reconocimiento “se basaron en declaraciones falsas”.

@ItsMonseOrtiz

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