Se cumple un año del feminicidio de Vanesa Gaytán

Vanesa, la más alegre apagada por feminicidio

Este 25 de abril se cumple un año del feminicidio de Vanesa Gaytán, la joven de 25 años que fue asesinada por su esposo frente a Casa Jalisco, la residencia oficial del gobernador, en un feminicidio en plena vía pública que indignó a la sociedad jalisciense. El victimario primero la atropelló y luego la acuchilló en el cuello y tórax

“Todo cambió con la muerte de mi hija, todos mis sueños e ilusiones se vinieron abajo, ella era mi niña, la más alegre, me quitaron un pedazo de mi corazón; teníamos planes juntas, teníamos tantas cosas por hacer, tantos planes con mis otras hijas, como con mi nieto (…), no merecía morir así, de forma cruel y violenta…”. Habla la mamá de Vanesa Gaytán Ochoa, la joven de 25 años de edad que fue víctima de un feminicidio el 25 de abril de 2019 justo frente a Casa Jalisco, en Guadalajara, la residencia oficial del gobernador del Estado, Enrique Alfaro Ramírez, en un día que cimbró como pocos tanto a las autoridades como a los jaliscienses.

Aquella mañana de abril de la que está por cumplirse un año, Vanesa se dirigía a su trabajo en un auto de alquiler tras haber discutido con su esposo, Irwin Emanuel Ramírez Barajas. En el trayecto se dio cuenta de que este la seguía, por lo que hizo una parada en Casa Jalisco donde siempre hay policías resguardando el lugar.

En ese momento, poco después de las 9:15 horas, Irwin embistió con su auto tanto a Vanesa como a uno de los policías que se hallaba en el sitio; después se bajó y se abalanzó contra su esposa para acuchillarla hasta quitarle la vida. El agresor se detuvo solo por los disparos que recibió del  otro agente que estaba presente, y los cuales también resultarían mortales.

Así vivió las cosas el policía que fue atropellado junto a Vanesa, Héctor González Silva, según lo narró a la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ):

“Me encontraba pie a tierra en compañía de un escolta del Fiscal (…) cuando de repente un carro gris se estacionó frente a nosotros, por lo que me dirigí con el chofer para preguntarle si necesitaba algo o era de alguna plataforma, a lo que me respondió que sólo dejaría el pasaje porque la señorita quiere descender, la señorita que abordaba el taxi se quedó en el punto, por lo que le pregunté si todo estaba bien y nos respondió de forma muy tranquila que su ex novio la venía siguiendo, a lo que el compañero escolta le preguntó si contaba con características del vehículo y sin contestar dicha pregunta sacó su teléfono celular y comenzó a hacer una llamada”.

Y agregó: “Al terminar la llamada se dirigió a ambos para seguir relatando las características, cuando vemos que un auto tipo sedán se aproxima a gran velocidad en contra de nosotros, por lo que de forma inmediata solicité el apoyo vía radio, cuando antes de terminar el mensaje nos impactó el automotor mencionado, atropellando a la mujer (…) proyectándola hacia el macetón y al suscrito me impactó con la misma maceta (…). En ese momento se baja el conductor del vehículo Golf, en color gris y por la posición que me encontraba, únicamente escuché que el compañero escolta realizó unas detonaciones y posteriormente vi al agresor lesionado en el piso”.

Vanesa falleció ahí mismo, teniendo como telón del feminicidio a Casa Jalisco, uno de los mayores símbolos del poder gubernamental local; la autopsia 1472/2019 que le sería practicada confirmó que había perdido la vida por herida producida por agente punzocortante penetrante en cuello y tórax.

Historia violenta del feminicidio

En realidad, la historia de violencia marital que vivía Vanesa venía de al menos el 2017, pues fue el 30 de diciembre de ese año cuando denunció por primera vez a su esposo, luego presentó dos ampliaciones en 2019: una el 27 de febrero y otra el 13 de abril, es decir, solo 12 días antes de su feminicidio.

En cada uno de esos actos la Fiscalía estatal emitió  órdenes de protección para Vanesa, sin embargo, como es evidente y sería corroborado por la CEDHJ en la Recomendación 38-2019., no tuvieron el seguimiento adecuado por las autoridades.

De hecho, en su última ampliación de denuncia de 2019, la que pudo presentar unos días antes de morir, las agresiones que describió Vanesa respondían ya a una violencia extrema, según lo declaró ante la CEDHJ la agente ministerial que la atendió aquel 13 de abril:

“Le brindé la atención para que la víctima formulara querella en contra del imputado (…), en virtud de que el imputado quiso atropellarla, le quitó documentación y dinero, además la lastimó de su brazo izquierdo y la amenazó con una pistola”.

Al final la CEDHJ concluyó que “la agraviada había denunciado violencia constante en su contra por parte de su entonces esposo, acudiendo en 16 ocasiones a dicho centro (de Justicia para las Mujeres), la última vez el 13 de abril de 2019, y, sin importar que fue atendida y que se dictaron tres medidas de protección, días después fue víctima de la agresión.”

La ilusión

La relación de Vanesa con su esposo se fue descomponiendo gradualmente antes de su feminicidio hasta que su vida comenzó a transcurrir entre amenazas y agresiones, lo que llevó a que intentara dejarlo, pero “cuando ella regresaba a vivir con él, la mantenía encerrada, y sin alimento”, así consta en otra de las declaraciones que su madre hizo ante la CEDHJ.

“Estuvieron de novios pocos meses, ella me decía que parecía que él en realidad la quería y yo le preguntaba si ella también lo quería y me mecía que sí. Ya desde novios tuvieron algunos conflictos, él era celoso, pero aun así decidieron casarse, pues (ella) estaba embarazada. A partir de que se casaron él ya no le permitió que trabajara”.

Pero las cosas fueron empeorando: “él quería solamente estar al pendiente de (Vanesa), por sus celos e inseguridad”, pese a ello, Vanesa volvió a trabajar con un empleo en una farmacia: “quería estudiar para abogada y poder ayudar a las mujeres que tuvieran problemas y no pudieran pagar ese servicio”, abundó la madre.

Una de las mayores ilusiones de Vanesa estaba en el porvenir de su pequeño hijo, pues “deseaba lo mejor para él, que estudiara en escuela particular y tuviera clases de inglés, natación, quería brindarle lo mejor y como ella iba avanzando muy bien en su trabajo claro que iba a lograrlo”; ahora su hijo “ya sabe que su mamá está en el cielo, incluso ve la foto de mamá y la besa y le dice te amo y la sube a su moto y dice que va a pasear con su mamá con la foto; quiero que mi nieto sea lo que su mamá quería”.

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