A lo largo de los años, el propósito de los uniformes se ha desvirtuado, provocando que ahora se utilicen con fines publicitarios

Uniformes cuestionados por estereotipos y sexismo

A lo largo de los años, el propósito de los uniformes se ha desvirtuado, provocando que ahora se utilicen con fines publicitarios, realidad que en muchas ocasiones promueve estereotipos e incluso pone en peligro la integridad de las mujeres, problemática que se ha buscado atender desde el Senado

En todo el mundo, el uso de uniformes para realizar ciertas actividades específicas, ha sido el común denominador tanto para estudiantes como para trabajadores y deportistas por cientos de años.

Sin embargo, con el paso del tiempo, el objetivo de estas prendas se ha desvirtuado, al punto de que hoy se utilizan como parte de la publicidad para atraer clientes o espectadores, una estrategia que, por lo general, va en perjuicio de las mujeres, pues muchas veces atenta contra sus derechos.

Uno de los ejemplos más claros es el uniforme que deben portar las meseras del restaurante Hooters, el cual claramente está sexualizado, situación que en un país como México, donde el machismo, la desigualdad y las violencias contra las mujeres abundan, pueden llevar al acoso, hostigamiento y generar estereotipos, entre otras cosas.

De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el 2021, el 27 por ciento de las mujeres mayores de 18 años en el país dijeron haber enfrentado alguna situación de acoso o violencia sexual en lugares públicos

El 18.6 por ciento aseguró haber enfrentado intimidaciones sexuales y un 16.4 por ciento confesó haber tenido que soportar piropos groseros de tipo sexual o sobre su cuerpo que les molestaron y ofendieron.

Solución o publicidad

Para tratar de disminuir estas cifras que muestran la violenta situación a la que se enfrentan diariamente las mujeres del país, legisladores de diversas bancadas han propuesto a lo largo de los últimos años una serie de iniciativas para evitar que a este grupo poblacional se les obligue a utilizar, en cualquier ámbito, pero especialmente en el laboral, prendas o uniformes sexistas.

La más reciente de ellas, provino del senador de Movimiento Ciudadano, Juan Zepeda, quien de manera abierta ha dicho que buscará contender en el 2023 por la gubernatura del Estado de México, una de las entidades del país donde mayor violencia viven las personas del sexo femenino.

En el documento legislativo presentado por el experredista, se explica que la intención es modificar el artículo 11 de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, cambios que serán analizados en las comisiones unidas para la Igualdad de Género y de Estudios Legislativos Segunda del Senado.

Nada nuevo

Hace un año exactamente, el senador y coordinador de Morena, Ricardo Monreal, propuso reformar la Ley Federal del Trabajo y prohibir a las empresas la imposición de códigos de vestimenta sexistas.

La reforma planteó en su momento impedir a los patrones la imposición de códigos de vestimenta sexualizada, discriminatoria o que perpetúe estereotipos a través del calzado, prendas de vestir o maquillaje.

Sin embargo, a pesar de tener buenas intenciones al igual que la del senador Zepeda, y de ser una de las figuras con mayor peso en la Cámara baja, la iniciativa permanece pendiente de ser analizada en las comisiones de Igualdad de Género y Estudios Legislativos Segunda, mismo lugar a la que irá a parar la del emecista, por lo cual se antoja complicado que pase, haciéndola parecer más un intento de promoción política que de solucionar uno de los principales problemas de México.

Prohibición de uniformes con criterios 

Para la doctora Claudia Benassini Félix, investigadora de la Universidad La Salle, la prohibición por lo general no resuelve nada.

“Es importante que en este tipo de iniciativas, las cuales casualmente han sido propuestas por hombres, también se tome en cuenta, en primer lugar, que los uniformes no se deben satanizar, pues hay muchas personas que gustan de ellos; y dos, que no a todas las mujeres les molesta usar este tipo de prendas consideradas sexistas”
Claudia Benassini FélixInvestigadora de la Universidad La Salle

“Creo que hay lugares para todo, probablemente si la empresa o la actividad que se está llevando a cabo es de índole familiar, pues no se deben utilizar y mucho menos como una obligación para ciertos empleados, sin embargo, hay otros espacios donde si las mujeres lo aceptan, se pueden usar uniformes para otro tipo de clientes”.

En cuanto a los reclamos que han resultado de ciertas deportistas por el tipo de uniformes que se les imponen, asegura que en estos casos, el diseño de las prendas debe estar pensado para mejorar el rendimiento de los atletas, no resaltar su cuerpo como un objeto sexual.

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