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México: el sueño verde

La bonanza petrolera que vivió México por muchos años trajo consigo un daño colateral: el atraso en la transición hacia energías renovables.

 

En el siglo pasado, el país fue un líder petrolero, pero mientras esta fuente energética pareció inagotable, no se voltearon a ver otras alternativas.

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de energía de fuentes renovables genera Suecia, país de mayor avance
Investigadores de la UNAM han impulsado, como alternativa real, la idea de colocar paneles fotovoltaicos en casi cualquier azotea del país
A finales del mes pasado, la CFE adjudicó contratos por 8.9 millones de megavatios-hora al año a empresas de generación solar y eólica
En el ámbito de los fotovoltaicos estamos retrasados, en el ámbito de los eólicos también y esto ha sido porque nos vimos el siglo pasado como un país petrolero” 
Antonio del Río PortillaDirector del Instituto de Energías Renovables de la UNAM
https://youtu.be/neqsyMzyAD8

La bonanza petrolera que vivió México por muchos años trajo consigo un daño colateral: el atraso en la transición hacia energías renovables.

 

En el siglo pasado, el país fue un líder petrolero, pero mientras esta fuente energética pareció inagotable, no se voltearon a ver otras alternativas.

 

Además, a diferencia de otros países, los recursos del excedente petrolero no fueron utilizados para el desarrollo de otras fuentes energéticas.

 

Nadie pensó en que llegaría el apocalipsis de la era del petróleo, pero llegó.

 

Hoy, México apenas comienza el proceso para migrar a energías verdes con un retraso considerable. Y es a partir de la promulgación de la Reforma Energética que se han hecho esfuerzos desde el gobierno por revertir esta situación.

 

Sin embargo, la implementación de las energías limpias como una alternativa real y viable, hoy es uno de los pendientes a nivel nacional.

 

Antonio del Río Portilla, director del Instituto de Energías Renovables de la UNAM; Héctor Olea, presidente de la Asociación Mexicana de Energía Solar Fotovoltaica; y Raúl Talán, director del Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica, coinciden en que el país está retrasado en cuanto a la transición energética.

 

“En el ámbito de los fotovoltaicos estamos retrasados, en el ámbito de los eólicos también y esto ha sido porque nos vimos el siglo pasado como un país petrolero, y creímos que íbamos a salir de cualquier cosa utilizando los hidrocarburos”, afirma Del Río.

 

Aunque en los últimos años, y sobre todo en los últimos meses se han redoblado esfuerzos tanto en legislación, como en inversión en fuentes de energías limpias, hay un rezago de años respecto a otros países que están ya uno o dos pasos por delante en implementación.

 

“La transición energética, las reformas energéticas, sí vamos tarde. Sí hubiéramos querido empezar desde antes, hay muchos países que ya hicieron la tarea y nosotros apenas empezamos. Están en una segunda o tercera etapa”, señala Olea.

 

Por su parte, Raúl Talán asegura que lo que México está haciendo en Reforma Energética, en otros países lo hicieron hace 10 o 20 años, lo que están haciendo ahorita es otra cosa.

 

“Estados Unidos, China, Alemania. Vamos un paso atrás, se va a tener que trabajar mucho después de la Reforma Energética”, apunta.

 

Visión optimista

 

Aún con el retraso en la transición hacia las energías limpias, el panorama no luce del todo desolador, pues las acciones que se han tomado aún podrían ser suficientes para lograr los objetivos energéticos para los próximos años y asegurar el suministro de energía para el país, según especialistas.

 

México tiene ahora la ventaja de sumarse al “boom” de las energías renovables entendiendo mejor cómo funcionan los mercados energéticos, aprovechando la experiencia de otros países en su transición, y valiéndose de los avances en tecnología, que hasta hace algunos años aún no era muy cara.

 

De igual forma, la legislación actual, impulsada a través de la Reforma Energética, le ha dado un nuevo enfoque prioritario a las energías limpias, con el objetivo primario de asegurar el suministro de energía para las próximas generaciones.

 

Sumado a ello, los inversionistas privados en el desarrollo de energías alternativas aplauden una reforma que ha promovido reglas claras, con una certidumbre a mediano y largo plazo que está promoviendo mayor inversión y competencia en este sector.

 

Energía eólica, al frente

 

Según cifras de la Secretaría de Energía, en 2015 se generaron más de 62 mil gigawatts de energía limpia en el país, un  poco más del 20 por ciento del total de la energía generada, predominando la eólica, la de mayor desarrollo en el país.

 

La energía fotovoltaica, que es considerada la de mayor potencial en México por el abundante recurso solar con el que cuenta, apenas generó un 0.06 por ciento del total de energía.

 

Suecia es el país con un mayor avance en generación de energía a partir de fuentes renovables, con más del 50 por ciento. EU cerró el 2014 con un 13 por ciento, aunque es uno de los países con el mayor crecimiento exponencial en el sector.

 

Países como Nicaragua o Costa Rica, con niveles de desarrollo global más bajos que en México, van muy por delante en su transición energética, y en Brasil se anunció que se dejarían de financiar proyectos fósiles.

 

Trasciende el tema ambiental

 

Aunque el principal objetivo de la transición de las energías fósiles hacia las energías limpias obedece a una cuestión del medio ambiente, hay otros factores que están impulsando el desarrollo de este sector.

 

Los expertos explican que uno de ellos es la seguridad del suministro energético y otro es el aspecto de la economía del mercado.

 

En México, con un incremento en la demanda de energía de un 4 al 6 por ciento anual, el mercado para nuevos proveedores de energía parece estar asegurado, además, la competencia en el sector, así como los avances tecnológicos están ocasionando que el costo de la energía sea más competitivo.

 

“Ya no es un tema de obligación, es un tema de economía, las energías renovables al ser más competitivas, solas van a crecer y se van a desarrollar, porque la principal motivación no son objetivos de sustentabilidad sino por una cuestión económica”, apunta Héctor Olea.

 

En la segunda subasta energética, tras la apertura del mercado eléctrico a finales del mes pasado,  la Comisión Federal de Electricidad (CFE) adjudicó contratos por 8.9 millones de megavatios-hora al año, principalmente a empresas de generación solar y eólica. Esta cifra representa alrededor del 3 por ciento del actual consumo eléctrico en el país.

 

El precio promedio por megavatio-hora fue de 33 dólares, casi la mitad del máximo fijado por la CFE que era de 60 dólares y menor a los 41 dólares de la primer subasta en marzo pasado.

 

“CFE nunca había comprado energía más barata que ahora. El-subsidio que le da Hacienda cada vez será menor, porque el costo de generación es menor, ojalá que eso se refleje eventualmente en el usuario final”, afirma Olea.

 

El presidente de Asolmex está convencido además de que el futuro de los energéticos en el país está en la energía solar, pues según cálculos, un 85 por ciento del territorio nacional tiene condiciones óptimas para producirla.

 

“Prácticamente los inversionistas pueden establecerse en cualquier parte del territorio, a diferencia de otras energías que tiene que ser específicamente donde está el recurso. La energía solar se puede ubicar donde se requiere”, detalla. 

 

Democratizar la energía solar

 

Quienes ya cuentan con paneles fotovoltaicos en los techos de su casa producen su propia electricidad y pagan 50 pesos de luz al bimestre, aproximadamente, por interconexión a la red.

 

Desde el Instituto de Energías Renovables de la UNAM, Antonio del Río y Portilla, su director, así como algunos investigadores, han impulsado la idea de colocar paneles fotovoltaicos en casi cualquier techo y azotea del país.

 

“Muchos ya tenemos paneles fotovoltaicos en casa, arriba de los techos, están produciendo electricidad y estamos pagando en el orden de 50 pesos de luz al bimestre por interconexión a la red. Esa es una alternativa real”, asegura.

 

Además, señala que otra de las ventajas de impulsar esta alternativa, es que, prácticamente cualquier persona, ya sea un usuario doméstico e incluso comercio podría beneficiarse, y no solo eso, sino que al generar la energía en el lugar que se va a utilizar, se reducen costos de transportación.

 

“Eso sería darle un carácter democrático a la energía solar, donde cada quien que tenga un techo pueda poner un calentador solar o un panel fotovoltaico puede producir su propia energía, eso es democratizante”, detalla.

 

Sin embargo, el investigador está convencido de que es una alternativa que no es del agrado del gobierno mexicano, que está acostumbrado a resolver las cosas de manera centralizada, instalando alguna central y distribuyendo la energía en esa región.

 

“Esto es un modelo centralista, que es lo que se utilizó para las termoeléctricas o las hidroeléctricas. 

Ahora están licitando subastas eléctricas. Quieren centrales grandes, de más de 100 megawatts, cuando el mercado mismo está determinando plantas no tan grandes”, dice.

 

Uno de los aspectos que se tendrían que mejorar en la estrategia energética, según Del Río, es erradicar la idea de un modelo uniforme para todo el país, pues afirma que en cuanto a desarrollo energético se necesitan soluciones adecuadas a cada entorno.

 

“Podemos ser totalmente renovables.  Lo que tenemos que hacer es tener un verdadero coctel de energías renovables. Donde haya viento hay que impulsar la generación eólica, donde podamos utilizar pequeños ríos o pequeñas corrientes de agua, usar la hidráulica, la solar, tiene potencial en casi en todo el país”, concluye.

 

Eficiencia y transición

 

El Fondo para el Ahorro de Energía Eléctrica (Fide) es un organismo cuyo principal objetivo es asegurar la eficiencia energética, garantizando los energéticos en el país en el corto, mediano y largo plazo, y en los últimos años, han estado colaborando en la transición energética.

 

También, a lo largo de los últimos años, ha ayudado en el financiamiento, desarrollo y capacitación para la inserción de tecnologías de energía alternativa, sobre todo en el caso de los fotovoltaicos.

 

Raúl Talán, director general del Fide, está convencido de que las políticas en cuanto a energéticos en el país debe priorizar la eficiencia en el uso de los recursos energéticos, no solo enfocarse en la mayor generación.

 

“La seguridad energética en el fondo es lo más importante y se logra de diferentes maneras.

 

No solo es generación de energía adicional es eficiencia energética. Tenemos que ir hacia la transición, pero sin descuidar la eficiencia energética, que al final hace rentables a las empresas, y con ello que bajen los costos”, indica.

 

Asimismo, asegura que el de los hidrocarburos es una realidad que no sólo México, sino todos los países tendrán que enfrentar, pues en uno, 10 o 50 años, el petróleo se va a acabar o ya no será rentable extraerlo, por lo que es importante impulsar las energías alternativas.

 

 “Organismos como el Fide y algunos otros, tienen que estar viendo en el largo plazo, y en el largo plazo estos recursos irán mermando cada vez más, serán más caros y difíciles de sacar. Hay que irnos preparando para la transición”, concluye.

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