Una víctima de trata narra su experiencia: “La luna de miel duró 6 meses, pero el infierno 22 años”

La víctima ahora es atendida por la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV). Sin embargo, los 22 años de maltrato y violencia sexual, muy difícilmente podrán olvidarse

Desde que tenía 19 años la engancharon. Fue un hombre alto, rubio, de buen cuerpo. La compró con joyas y dinero, a los pocos días se casó con él. La luna de miel duró seis meses, pero el infierno 22 años.

“No sabía dónde estaba entrando, ni dónde iba a caer”, narró una mujer a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), su testimonio fue utilizado por la dependencia federal para que las víctimas denuncien y así prevenir la trata de personas.

Después de la luna de miel vino el embarazo y los problemas.

“Ahí comenzó el martirio, me dio una golpiza porque no fui a abortar, casi me saca a mi niña a golpes”, narró la víctima, quien agregó que después de nacida la bebé su supuesto marido la obligó a prostituirse todos los días y a todas horas.

Mientras ella atendía sexualmente entre 20 y 30 hombres todos los días, su pareja abusaba de su hija, dirigía un negocio de drogas y a una banda de secuestradores.

En una redada, los uniformados los detuvieron y tanto él como las mujeres a las que prostituía fueron llevadas a la cárcel. La niña supuestamente había sido llevada por el DIF, pero tiempo después al salir de prisión se enteró que la habían vendido.

La víctima salió de prisión, pero no dejó de estar privada de la libertad, seguía siendo explotada sexualmente, sus clientes incluían policías federales y miembros del Ejército.

“Estuve por toda la República secuestrada, tenía sexo con federales, soldados, no se podía hablar nada, la que hablaba moría, muchas murieron. Fueron golpes, maltratos, violencia, todo el día, a toda hora. Había que ocuparse de 600 hombres diarios. Tuvimos sexo con un policía federal ocho chicas, él se volvió muy loco y nos golpeó a todas”, señala el testimonio de la víctima.

Después de la golpiza del agente federal, los miembros de la banda delictiva lo asesinaron, ellas como habían sido testigos correrían la misma suerte.

Las ocho chicas semidesnudas fueron llevadas a campo abierto, hincadas entre las milpas y fusiladas como en tiempos de la Revolución.

La mujer que narra los hechos se desmayó al momento de los disparos por lo que las balas no la alcanzaron.

“Veo a todas muertas y que corro entre las milpas encuerada, sin zapatos, encajándome vidrios, picándome bichos. Llego a la carretera encuerada, los soldados me vieron, me levantaron, me cogieron y me regresaron”, agregó la víctima.

Después de 22 años, un comandante de la policía la liberó, le construyó una casa de madera y la ayudó a seguir una vida.

Ahora gracias al CEAV tiene un departamento, apoyo psicológico y económico.

“Fueron 22 años, una violencia muy dura. Los hombres guapos, bonitos, elegantes y con mucho dinero investígalos antes de llegar a sus manos, es un terror”, finalizó la mujer.

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