Un pasado escrito en presente

A media entrevista con Xavier Velasco se fue la luz.

Quizá señal de que su más reciente libro “La edad de la punzada” trata sobre la época más obscura del ser humano: La adolescencia.

El libro de Velasco recrea la adolescencia en la Ciudad de México de los setentas pero sin la nostalgia involucrada, porque el autor “No quería escribir una novela de época”.

Esteban Castro Esteban Castro Publicado el
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El libro obliga a analizar tus experiencias propias conforme van avanzando las páginas y contrastarlas con el texto
"El personaje se va a haciendo corrioso después de esa gran perrada que es la secundaria”
Xavier VelascoEscritor

A media entrevista con Xavier Velasco se fue la luz.

Quizá señal de que su más reciente libro “La edad de la punzada” trata sobre la época más obscura del ser humano: La adolescencia.

El libro de Velasco recrea la adolescencia en la Ciudad de México de los setentas pero sin la nostalgia involucrada, porque el autor “No quería escribir una novela de época”.

“Trato de escapar de la trampa de la nostalgia porque creo que nos lleva a embellecer las cosas y a maquillarlas de cómo  eran”, dice el escritor en entrevista con Reporte Indigo, “Creo que escribir este libro me permitió ubicar esa historia en un lugar fuera de la nostalgia, es decir, no lo escribo en pasado, lo escribo en presente.  Entonces no siento esa saudade, ese dolor que va con la pérdida del pasado, sino al contrario, siento la alegría de recuperarlo”.

El vértigo de la adolescencia se siente en la voz del protagonista, Xaviercito, mientras crece y sobrevive con mucho esfuerzo “esa perrada que es la secundaria”.

“La idea de volver no a lo que más querías sino a lo que más odiabas y volver a experimentar esa aversión violenta contra aquello que tú rechazas, contra aquello que no quieres hacer, contra lo que consideras ridículo, contra lo que crees que te hace ver ridículo, es decir esa situación de no encontrarte en ninguna parte y sentirte incomprendido por el mundo era lo que yo quería rescatar”, explica Velasco, “No creo haber visto la época con cariño, sino con cierta extrañeza, de desapego y al mismo tiempo lo que se me exigía para contar la historia era volver a vivirla, no recordarla y sentir añoranza por ella”.

Al principio, Velasco (quien cree que su impaciencia es la característica más adolescente que conserva) tuvo reticencia de comenzar a escribir esta historia, la cual como su anterior libro “Éste que ves” también está salpicado con detalles de autobiografía. Al final, el escritor tuvo que vencer ese miedo y dar el salto hacia la historia: “ya llegó un momento en el que dije ‘pues ni modo’ incluso por mi familia, el qué iban a decir, qué iban a pensar de ciertas cosas y tomé la decisión que debe tomar todo narrador: pues que piense todo el mundo lo que quiera, yo tengo que hacer lo que tengo que hacer, con permiso, te sientas y haces la chamba”.

La verdadera magia del libro es lo rápido que uno puede comenzar a contrastar sus experiencias con el personaje principal. Todos fuimos adolescentes alguna vez, así que esas sensaciones de rebeldía, asco y autodescubrimiento no le pueden ser ajenas a los lectores. El libro obliga a analizar tus experiencias propias conforme van avanzando las páginas.

Para el autor, el éxito del libro se alcanza cuando el lector “se metió en la historia lo bastante como para que ésta se mezclara con la suya”.

“La edad de la punzada” es un recorrido en dos sentidos, tanto vas descubriendo la vida del personaje, como vas revisando las experiencias propias.  Una lectura que vale la pena hacer durante el verano.

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