Un culpable sin evidencias

Sergio Dorantes Zurita, el fotógrafo señalado como el asesino del caso Newsweek está libre.

A más de nueve años del crimen de su ex esposa, Alejandra Dehesa del que fue acusado y por el que estuvo prófugo y luego en prisión, la interrogante inicial vuelve abrirse: ¿Quién la mato?

"Aviso importante a vecinos, tengan cuidado con sus familias, en la calle de Roma X, vive un asesino que acaba de salir del reclusorio oriente por matar a su esposa”
AnónimoEste mensaje fue publicado en el vecindario donde vive Dorantes.
El cadáver se encontró en un baño el cual estaba cerrado con llave ¿cómo se entero Gonzálo Espejel dónde se encontraba el cadáver? Se cuestiona aún el fotógrafo.
La Procuraduría capitalina, en ese tiempo al mando de Bernardo Bátiz Vázquez, no investigó otras líneas importantes que pudieron esclarecer el homicidio
"(La juez)me pagaría la cantidad de mil pesos por presentarme a declarar, en virtud de que necesitaba dinero pues mi salario era precario, se me hizo fácil aceptar”
Testigo PagadoDeclaración

Sergio Dorantes Zurita, el fotógrafo señalado como el asesino del caso Newsweek está libre.

A más de nueve años del crimen de su ex esposa, Alejandra Dehesa del que fue acusado y por el que estuvo prófugo y luego en prisión, la interrogante inicial vuelve abrirse: ¿Quién la mato?

A lo largo del proceso que comenzó en julio de 2003, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) dio muestras de injusticia: fabricación de testigos por parte del Ministerio Público, ineficacia de sus policías y peritos que llevaron a este hombre a perder nueve años de su vida a salto de mata y en prisión.

Su ex mujer fue encontrada muerta con un cuchillo clavado en la espalda, en su oficina de Francisco Sosa en Coyoacán, instalaciones de la revista Newsweek México, donde ella se desempeñaba como responsable de labores administrativas.

A partir de ese momento y pese a que no se encontró ninguna evidencia de sangre, cabello o huellas de Sergio Dorantes en el lugar de los hechos, fue señalado como el principal responsable pues tenía siete meses que él y Alejandra se habían separado debido a los problemas que les generó a la relación la hija de ella.

La Ministerio Público local, adscrita a la Fiscalía Descentralizada de Coyocán, María del Rocío García, responsable de la investigación, pagó los servicios de un hombre para que sirviera como testigo del caso.

Luis Eduardo Sánchez Martínez, amigo de un hermano de la Ministerio Público, es el hombre que en agosto de 2003,  a cambio de mil pesos, rindió la declaración que hundió al fotógrafo al asegurar que lo había visto salir del inmueble donde ocurrió el crimen.

Casi dos años después el testigo se retractó y arrepentido dijo que había mentido.

La Ministerio Público le había dicho que “tenía una averiguación previa que no podía sacar y que necesitaba un testigo para que declarara, que no tendría ningún problema porque lo que quería era archivarla, que me pagaría la cantidad de mil pesos por presentarme a declarar, en virtud de que necesitaba dinero pues mi salario era precario, se me hizo fácil aceptar”, declaró en la averiguación COY-2T1/969/03-07.

“Tenía que decir que yo iba caminando por la banqueta y por la puerta chica salió una persona de sexo masculino…de aproximadamente 1.65 metros de estatura, con cicatrices de acné en la cara y delgado…que al ir caminando había chocado con esta persona, haciéndome hincapié en que debía decir que este sujeto se notaba alterado”, detalló el testigo pagado.

Así se armó la historia que hundió a Sergio Dorantes. La Procuraduría capitalina, en ese tiempo al mando de Bernardo Bátiz Vázquez, no investigó otras líneas importantes que pudieron esclarecer el homicidio y se centró en el fotógrafo, su presa más fácil.

Esas líneas que pudieron ser investigadas son tres:  la primera, el taxista Óscar Sánchez Patiño que servía de mensajero a Alejandra y que había robado un cheque de siete mil pesos a ella, razón por la que habían peleado.

La segunda, la familia directa de Alejandra con quien mantenía un pleito muy fuerte por la disputa de una casa, resultado de una herencia que no lograban repartir.

Y la tercera. Gabriela Martín del Campo, psicóloga de Alejandra declaró ante el MP que su paciente le había manifestado en sesión, pocos días antes de su muerte, que tenía un problema muy grande que la tenía angustiada.

Le habían llamado de la Presidencia de la República, durante la administración de Vicente Fox, para reclamarle el apoyo que le había dado a la escritora argentina Olga Wornat para la realización de su libro “La Jefa” que aludía a la entonces primera dama, Martha Sahagún.

No fue un simple rumor, en los agradecimientos del citado libro que desató la polémica y propició incluso una demanda de Martha Sahagún con Olga Wornat, la autora incluye en sus reconocimientos a Alejandra Dehesa, también a Sergio Dorantes por su ayuda y hospitalidad.

Fue justo en 2003, año del crimen de Alejandra Dehesa, que Olga Wornat publicó “La Jefa”, Vida pública y privada de Martha Sahagún de Fox y luego en 2005 un segundo título “Crónicas malditas” en el que denunciaba con detalle, supuestos tráficos de influencias de los hijos de Sahagún.

En la terapia sicoanalítica, previa a su muerte, la víctima confesó sus temores:
“La encargada de prensa de la Presidencia de la República, como para llamarle la atención porque el nombre de Alejandra Dehesa aparecía entre los agradecimientos de la autora del libro La Jefa… esa persona es una argentina que era novia, amante o pareja de uno de sus jefes de Newsweek, Joseph Contreras y que Joseph le había hablado a ella desde Miami para pedirle que ayudara a esa mujer que estaba en esas épocas escribiendo el libro de La Jefa”.

Alejandra le había dicho a su terapeuta que ella se limitó a darle una lista de teléfonos a la citada escritora y que no volvió a tener colaboración con ella, por lo que no se explicaba por qué la incluyó en los agradecimientos del libro.

Ante el MP local, la especialista dijo que su paciente le contó que una semana después de que ese libro salió a la venta, la revista Newsweek publicó un reportaje sobre la incapacidad del presidente Vicente Fox para gobernar el país, artículo que escribió Joseph Contreras, supuesta pareja sentimental de Wornat.

Y aunque la colaboración de Alejandra con él fue de asistencia, desde la ciudad de Miami, Estados Unidos, Joseph Contreras firmó su artículo y compartió créditos: “Con Alejandra Dehesa en la ciudad de México”.

“Por este motivo llamaron de Presidencia para reclamarle y ella aclaró que no colaboró en nada, sólo se limitó a mandar por fax unas listas que le fueron solicitadas por la novia de su jefe (Wornat). Le angustiaba que la revista pudiera cerrar la oficina de corresponsalía en México ya que se iba a quedar sin trabajo”.

La psicóloga hizo hincapié en que Alejandra se mostraba muy angustiada por el incidente con la Presidencia de la República pues corrían el riesgo de ser bloqueados y dejar de circular en el país.

A nueve años del crimen, Sergio Dorantes habla de ese capítulo inconcluso, recuerda que por aquellos años incluso le dieron albergue en su casa a la periodista Olga Wornat y a Joseph Contreras, su pareja.

La versión de Sergio apuntala esta línea que nunca se investigó por la PGJDF. Él habla de unos audios que contenían entrevistas del libro “La Jefa” de Olga Wornat, quien supuestamente se las dio a guardar a Alejandra.

“En una de sus visitas me narró el incidente y yo le dije que debería de hablar con el jefe de latinoamerica de la revista Newsweek Joseph Contreras, quien en ese tiempo era la pareja sentimental de Olga Wornat y el jefe inmediato de Alejandra. Le sugerí a Alejandra que le dijera a Olga Wornat que se llevara a otro lado las cintas porque consideraba que era tener un riesgo eso ahí”, recuerda Sergio.

A Sergio le preocupaba que Alejandra tuviera en su poder ese material dado que las oficinas de Newsweek ubicada en la calle de Francisco Sosa en Coyoacán, era una casona sola en la que regularmente ella estaba sola.

“Pero Alejandra me comentó que no quería causar ningún problema con Joseph Conteras y no dijo nada, una vez que se descubrió el cadáver de Alejandra varios medios reportaron que las cintas no se habían encontrado y hasta ahora sigue siendo un misterio, dónde están estas  cintas”.

Cuando Sergio Dorantes fue entregado por un juez de California a las autoridades de México, acusado del homicidio, éste intentó entablar comunicación directa con Joseph Contreras, el también periodista nunca aceptó hablar con él y se limitó remitir cualquier requerimiento con el equipo jurídico de la revista Newsweek.

La liga con el tema fue relevante, sobre todo si se toma en cuenta la polémica que desató la publicación de “La Jefa” en aquellos años de poder Vicente Fox y su esposa Martha Sahagún.
En su momento, el círculo cercano a Alejandra Dehesa y Sergio Dorantes, dejaron ver la posibilidad de una represalia.

Pero Sergio no sólo apunta en esa dirección, también señala que los familiares de Alejandra Dehesa deben muchas explicaciones a las autoridades respecto al pleito que mantenían por una propiedad.

De este vínculo destaca el comportamiento sospechoso de un sobrino de Alejandra de nombre Gonzalo Espejel, quien en la inspección a las oficinas de Newsweek indicó con precisión absoluta a los policías el lugar donde se encontraba el cadáver, pese a que los agentes ya habían revisado todo el inmueble y manifestaron que se retiraban sin encontrar nada.

El cadáver se encontró en un baño el cual estaba cerrado con llave ¿cómo se entero Gonzálo Espejel dónde se encontraba el cadáver? Se cuestiona aún el fotógrafo.

Y de Óscar Sánchez Patiño, el taxista que robó a Alejandra tampoco se investigó más allá, este hombre fue la última personas que vio con vida a su ex esposa. Cuando fue interrogado se dio a la fuga, abordando un taxi después de que fue informado de la presencia de sangre en el asiento y cajuela de su taxi y zapatos.

Misteriosamente, el Ministerio Público no esperó los resultados de peritajes forenses y lo dejó en libertad. Años después cuando Sergio intentó llamarlo como testigo, la mujer del taxista acudió ante las autoridades para informar que se fue de manera ilegal a trabajar a los Estados Unidos.

Las autoridades capitalinas, no quisieron o no pudieron investigar estas líneas importantes en torno al crimen de la colaboradora de Newsweek México.

Con la defensa de Alonso Aguilar Zinser, el fotógrafo quedó absuelto nueve años después del delito de homicidio. Intenta recuperar su vida en el mundo del periodismo.

En su casa del Sur, donde vivió con Alejandra, las paredes están llenas de recuerdos de lo que fue su vida laboral y personal. Mucho ya no existe, se perdió por la obstinación de una funcionaria local, que se empeñó en culparlo a través de un testigo pagado.

María del Rocío García, la Ministerio Público que pagó al testigo, murió de un infarto fulminante al llegar a su casa. Tenía muchas presiones, sabía que se había equivocado y que podría ir a prisión.

El testigo comprado sí fue a prisión, irónicamente ingresó al Reclusorio Oriente donde también estuvo recluido su víctima, Sergio Dorantes. Sin embargo, el hombre que recibió una condena de seis años fue liberado luego de año y medio, mientras que el fotógrafo se quedó en la cárcel.

En estos días, el esfuerzo principal de Sergio se centra en limpiar su nombre. En su colonia los vecinos lo señalan como un asesino peligroso que está de vuelta.

Enfrenta una campaña negra. En el vecindario un papel fue distribuido con el siguiente mensaje: “Aviso importante a vecinos, tengan cuidado con sus familias, en la calle de Roma X, vive un asesino que acaba de salir del reclusorio oriente por matar a su esposa, caso Alejandra Dehesa/Sergio Dorantes, es muy agresivo y peligroso”.

Es la segunda embestida, el juicio en libertad. Sergio escribe un libro donde buscar plasmar la corrupción de la PGJDF y el paso por las prisiones norteamericanas y la del Distrito Federal, donde estuvo al final del proceso.

También tiene la intencion de crear una Oganización No Gubernamental (ONG)  a la que piensa llamar “Culpables sin evidencia” para ayudar a gente “que se encuentra en la situación en la que yo estuve por la fabricación de evidencia o testigos, por parte del Ministerio Público  o la PGJDF.