Un blues a la guadaña

El mantra de José Cruz Camargo Zurita es una armónica.

Ha sido héroe urbano. Lleva en las entrañas el asfalto. Un contador de historias. Intérprete de blues.

Contestatario. Antipriista y antisistémico.

Es de esos que llegaron a la plenitud espiritual y en su alforja hay restos de coca, mota y otras golosinas.

Hoy, es un San Jorge que se bate con un dragón: la esclerosis múltiple. El vocalista del emblemático grupo Real de Catorce tiene ya biografía autorizada.

"Un artista que no es necio no llega lejos. Hay una necedad de José por hacer lo que quería hacer. El dijo, yo quiero componer blues en español y lo hizo. Y le fue muy bien"
Juan Pablo ProalEscritor
El gurú del periodismo en México, Julio Scherer, da una lacónica presentación de poco más de 200 palabras al libro

El mantra de José Cruz Camargo Zurita es una armónica.

Ha sido héroe urbano. Lleva en las entrañas el asfalto. Un contador de historias. Intérprete de blues.

Contestatario. Antipriista y antisistémico.

Es de esos que llegaron a la plenitud espiritual y en su alforja hay restos de coca, mota y otras golosinas.

Hoy, es un San Jorge que se bate con un dragón: la esclerosis múltiple. El vocalista del emblemático grupo Real de Catorce tiene ya biografía autorizada.

El periodista Juan Pablo Proal se dio a la tarea de reestructurar el destino de José Cruz dejando en 214 páginas un registro de su vida. Algo que difícilmente hubiera sucedido si no es por el interés del joven escritor poblano.

Y es que José Cruz nunca fue parte del menú del zapping.

“Se me hace muy jodido que los periodistas solo miren el hambre, la pobreza, una mirada hasta católica y cristiana del periodismo y partí de eso, de lo monotemáticos que son los medios en México, con poquitas excepciones, y quise consignar la historia de José”, relata Juan Pablo.

“Voy a morir”, se llama el libro de la editorial Lectorum. Es en sí el aviso inminente de la vida que se le va al artista y al mismo tiempo una herramienta exculpatoria para el autor que creció en una hogar altamente religioso.

Proal es periodista en el semanario Proceso. Su fascinación por el rock lo llevó a un homenaje que le hicieron a José Cruz. Verlo en silla de ruedas lo conmovió. Se decidió a entrevistarlo.

En el camino sucedió algo inevitable: los gustos literarios y cinematográficos en común tuvieron como consecuencia la amistad y por supuesto la venia del cantante para que escribiera su vida.

En el patio de las instalaciones del semanario, Juan Pablo Proal mueve la pierna derecha con ansiedad. Lleva un arete en el lóbulo izquierdo y el cabello alborotado.

Mueve las manos y habla de los griegos. Recuerda con sentimiento de triunfo a un antiguo editor que le insistió que se dedicara a otra cosa pues no tenía madera para el periodismo.

Muy a su estilo –le gusta hablar de si mismo- puede decir que, igual que al cantante, a él le gusta torear autos y llenar de blues la noche.

> ¿A qué le atribuyes que suene hasta extraño que se haga una biografía del vocalista de Real de Catorce?

“Es irónico pero hoy todos hablan de Alfonso Cuarón, cuando en realidad hizo toda su carrera en México. Tenemos un Arturo Ripstein que está vivo, es uno de los grandes cineastas mexicanos y no lo vemos.

“Pero el que gana el Globo de Oro y es nominado a los Oscar todos hablan de él. Eso habla de que la cultura de primer mundo permea a ese grado. Y creo que tiene que ver con la era posmoralista en el que ya Dios no lo es todo”.

El gurú del periodismo en México, Julio Scherer, da una lacónica presentación de poco más de 200 palabras al libro.

“Voy a morir” es paradójicamente una celebración de vida. Tiene todo el contenido para que con un blues la muerte se entretenga un rato y se ponga melancólica.

Atrevida forma de distraer a la mujer que carga la guadaña.

Es, entre otras muchas cosas, la narración sobre un hombre necio que lucha por sus ideales. Al grado de lograr llevar blues hecho en México a las ciudades de la antigua URSS.

Un ruso balanceando la cabeza con la cadencia de una música originaria de las comunidades afroamericanas de Estados Unidos, pero con sabor azteca, es todo un reto a la imaginación.

“Un artista que no es necio no llega lejos. Hay una necedad de José por hacer lo que quería hacer. El dijo yo quiero componer blues en español y lo hizo. Y le fue muy bien”, dice Proal.

Real de Catorce, encabezado por José Cruz, fue arriesgado. Se atrevieron a hacer blues en español. A desafiar el orden cromático y hacer de la rola Azul, un emblema para la música alternativa en México.

Para el autor de la biografía, ese es uno de los motivos por los que el texto merecía ser publicado.

“Esta es una historia de tenacidad. En una cultura que ya no exige sacrificio, en la que todo es inmediato, que todo se desecha esta es una historia de sacrificio, de vida interior”, explica.

En la creatividad ya no se corre riesgos advierte el escritor. Y principalmente entre quienes manejan los presupuestos.

“Los que no arriesgan ya son los dueños del negocio. Los dueños de las grandes televisoras, de las grandes cadenas de radio y los grandes espectáculos. Ellos ven algo que puede pegar y lo sacan”.

> ¿Por qué las expresiones artísticas de calidad tienen que a veces pagar un apostolado de pobreza?

“Yo creo que porque estamos muy acostumbrados a la comida chatarra”.

Los pasajes sobre las consecuencias de la enfermedad del blusero son cortos. Menciones no tan descriptivas como sí lo son en la faceta creativa.

Pero aún y en esos pequeños episodios, se da cuenta del infierno por el que ahora pasa el cantautor.

“El libro se va concentrado en lo que su personalidad dio creativamente, pero el sigue creando y grabando discos. Entonces yo no lo quise decir aquí terminó, o definir qué es lo que va a pasar. El libro es ‘Voy a Morir’ a partir de un hombre que está vivo y a final de cuentas es un texto que habla más de vida”.

El libro fue presentado en el Foro Multicultural Alicia y estuvieron en el encuentro el protagonista del libro; el periodista Álvaro Delgado; el cronista Fabrizio Mejía Madrid y el autor.

En algunas librerías, “Voy a Morir” está agotado. En otras, como El Sótano sí está disponible, pero los dependientes no lo encuentran.

Juan Pablo Proal comprueba a través de las páginas de “Voy a Morir” que José Cruz hace de su vida purgatorio y paraíso.

Por eso está destinado a pagar su boleto de entrada al infierno para beber en la barra.

Y como el lobo, mientras las horas se escondan debajo de un ebrio con música triste, la muerte será esa noche su premio mayor.