Este es el tiempo que perdemos los mexicanos en el tránsito vehicular

La ausencia de políticas de movilidad e infraestructura de transporte público eficiente en las principales ciudades del país, tiene costos económicos y sociales muy elevados para los mexicanos

El tiempo que los mexicanos pierden detenidos en el tránsito vehicular se traduce a millones de pesos en pérdidas económicas, además de las consecuencias sociales y ambientales. De acuerdo con la investigación El costo de la congestión, vida y recursos perdidos los congestionamientos de tránsito vehicular implican un quebranto total de 94 mil millones de pesos cada año.

El análisis presentado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) en colaboración con la plataforma anlítica y big data SinTráfico fue aplicada a 32 ciudades en las que se evidenció la falta de políticas públicas enfocadas en aprovechar la eficiencia de las arterias viales.

Entre los hallazgos más destacados, el estudio revela que prácticamente en ninguna entidad del país se miden los efectos que la congestión vehicular tiene en la población, por lo que los habitantes terminan pagando los altos costos que genera este problema.

Las urbes que enfrentan más dificultades por esta problemática son las principales Zonas Metropolitanas del país –Monterrey, Guadalajara y Valle de México–. Pero también la padecen las ciudades de menor escala como Puebla, Toluca, Tijuana, Querétaro y Ciudad Juárez. “Parece que las ciudades mexicanas no saben lo que está pasando.

El estudio revela que en ninguna entidad del país se mide los efectos que la congestión vehicular tiene en la población; los habitantes pagan los altos costos que genera este problema

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No tienen mediciones de congestión vehicular; de las pocas que tienen son la Ciudad de México, pero es un estudio único y no sistemático. “Entonces no tenemos autoridades bien informadas de lo que está pasando con la congestión vehicular y mucho menos interesadas con que cambie esta situación”, explicó Óscar Ruiz del IMCO. El especialista agregó que los análisis en los que se evalúan las pérdidas que generan año con año las deficiencias en la movilidad urbana, deberían ser considerados con mayor frecuencia para la implementación de proyectos gubernamentales.

“Normalmente tenemos espacios en Cámara de Diputados y Senado de la República para hablar de estos temas. Es algo que hemos hecho de forma recurrente. Ellos tienen incidencia en las reglas de operación del Fondo Metropolitano y una de las cosas que nosotros impulsamos es que dicho fondo esté sujeto a que haya proyectos para movilidad urbana sustentable.

94 mil millonesde pesos anuales es la derrama económica que se pierde cada año debido a estructuras viales ineficientes

“Entonces, los acercamientos que tenemos con las autoridades siempre van en ese sentido: tratar de invitarlos o presionarlos para que temas que tengan que ver con el Legislativo se cambien para mejorar las condiciones de transporte de las ciudades·, afirmó.

La desigualdad como factor

Otro de los problemas centrales que revelaron en el estudio es la disparidad en la aplicación de recursos para transporte público y privado. Tanto IMCO como SinTráfico afirman que de los 94 mil millones de pesos perdidos al año, 69 mil millones de ellos son absorbidos por los usuarios de transporte público, mientras que los que utilizan automóvil pierden únicamente 25 mil millones.

Esta disparidad evidencia que el grueso de las inversiones en transporte que aplican los gobiernos locales del país se destina al transporte privado –mejora de caminos, segundos pisos o vías rápidas; cajones de estacionamiento, entre otros rubros que benefician en mayor medida a los usuarios particulares– mientras que los ciudadanos que dependen de los servicios públicos sufren el abandono y las carencias de los servicios deficientes.

“Se prioriza el automóvil, se prioriza la movilidad menos eficiente y se deja en el olvido a los usuarios de transporte público en prácticamente todas las ciudades mexicanas”, comentó Óscar Ruiz.

100 horas
anuales en promedio desperdicia cada mexicano en la movilidad, equivalentes a 11 días de vacaciones adicionales año con año

Lo anterior se puede comprobar en la ciudad de Acapulco, Guerrero, donde su autoridad invirtió el 93 por ciento del presupuesto en movilidad en infraestructura para automóviles mientras que el 47 por cien- to de sus habitantes dependen por completo del servicio abierto al público. “De esos 94 mil millones (perdidos por la congestión vial), 69 son absorbidos por los usuarios de transporte público (…) esto equivale a cuatro veces la renovación de la flota de la autobuses de la Ciudad de México”, mencionó Ruiz.

La ausencia de políticas de movilidad e infraestructura de transporte público eficiente en las principales ciudades del país, tiene costos económicos y sociales muy elevados para los mexicanos

Eugenio Riveroll, de la plataforma SinTráfico, destacó que los costos calculados en el análisis son un promedio entre las horas perdidas o mal aprovechadas que los mexicanos gastan estando en los transportes cada año. Y es que el promedio general por cada habitante de las 32 ciudades investigadas fue de 100 horas al año en tiempo perdido, mismo que en la Ciudad de México –la número uno en congestión vial del país– se eleva hasta casi 147 horas de inactividad. “Ni siquiera nos la pasamos moviéndonos. Son 147 horas sentados. Por eso es importante presentar estos datos y al verlos desde estas ópticas cambia la percepción”, expresó Riveroll.

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3,785
pesos por persona es la fuga individual que generan los atorones viales

 

Áreas de oportunidad

En la presentación del estudio, los investigadores aseguraron que, si se devolviera cada peso gastado por concepto de tráfico a los bolsillos de los mexicanos, cada habitante recibiría 3 mil 875 pesos al año. “Si no medimos, vamos a tener menores probabilidades de éxito y el impacto va a ser mucho menor. Entonces, con este tipo de herramientas que- remos ayudar a que todas estas iniciativas (con respecto a la movilidad) puedan tener más fuerza y más éxito”, afirmó Eu- genio Riveroll.

Para concluir, detalló las líneas de acción que se deben seguir para combatir esta problemática a partir de los datos generados. Cuestiones como inversión en transporte público seguro, eficiente y limpio; mayor infraestructura para vehículos no motorizados y fomentar la evolución hacia las “ciudades inteligentes”, con modelos de trabajo más flexibles que puedan aprovechar con eficiencia las tecnologías disponibles.

“Creemos que este estudio puede ser la línea base para que las ciudades empiecen a medir la evolución de sus problemas y el impacto de sus proyectos. Nos hace falta acos- tumbrarnos a medir para que sepamos en lo que vamos bien, mal o regular”, mencionó.

 

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