Crímenes de odio

En las últimas semanas, la comunidad Trans de México ha sufrido ataques de odio que han cobrado la vida de más de una decena de personas.

 

En el Día Nacional contra la Discriminación no hay nada que celebrar; y menos cuando la violencia ha aumentado súbitamente más de 200 por ciento específicamente contra este sector de la población.

lugar en crímenes de odio de América ocupaba México en el 2015
Soy Humano A.C, en Veracruz, es una de las pocas que ha documentado los casos de crímenes de odio en el país
En México hacen falta protocolos que permitan determinar un indicador confiable que tipifique los crímenes de odio 

En las últimas semanas, la comunidad Trans de México ha sufrido ataques de odio que han cobrado la vida de más de una decena de personas.

 

En el Día Nacional contra la Discriminación no hay nada que celebrar; y menos cuando la violencia ha aumentado súbitamente más de 200 por ciento específicamente contra este sector de la población.

 

Activistas hablan ya de “transfeminicidios”. Y ante la inacción de las autoridades, lanzarán su propia alerta de género para protegerse.

 

Tan solo en septiembre y lo que va de octubre, 11 personas transexuales y transgénero han sido asesinadas en el país. Casi tres veces más que el índice “normal” de asesinatos.

 

De acuerdo con activistas, la violencia contra esta comunidad ha crecido a partir de que comenzó el movimiento conservador contra la diversidad sexual, después de que el presidente Enrique Peña Nieto abriera la Residencia Oficial de Los Pinos a los colectivos LGBTTI, en mayo pasado.

 

No son solo los asesinatos que han ocurrido en la Ciudad de México y que han tenido cobertura mediática. Lo mismo han sido asesinadas mujeres Trans en Guerrero, Chihuahua, Guanajuato o Chiapas.

 

Son crímenes que reciben palabras amarillistas en los medios locales, y nulo apoyo de las autoridades para esclarecerlos.

 

En diciembre del 2015, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) señaló que México ocupa el segundo lugar en crímenes de odio de América; sin embargo, el aumento exponencial en los casos podría hacer que el país ocupe –si no es que ya es- el primer lugar.

 

La violencia no es algo nuevo para la comunidad de la diversidad sexual; desde ofensas hasta golpes o asesinatos, son algo común.

 

Y más cuando se trata de personas transexuales o transgénero, las más vulnerables de todo el espectro de la diversidad.

 

Jazziel Bustamante dirige la organización Soy Humano, en Veracruz, y ha documentado los casos de crímenes de odio en el país.

 

Homicidios invisibles

 

En México no existe un indicador oficial confiable sobre el número de crímenes de odio que se cometen.

 

La falta de protocolos para determinar si tal o cual asesinato se inscribe como un crimen de odio, además de la falta de sensibilidad de las autoridades, hacen que no exista tal índice de forma plenamente confiable.

 

Lo que existe son cifras obtenidas por organizaciones de la sociedad civil que han hurgado en los registros judiciales, en las fiscalías y hasta en las morgues sobre los registros de personas homosexuales que son ultimadas por su condición en sí.

 

La Comisión Ciudadana de Crímenes de Odio por Homofobia registró mil 310 asesinatos de personas homosexuales entre 1995 y el 2015; de ellos, 265 fueron miembros de la comunidad transgénero o transexual.

 

El Centro de Apoyo a las Identidades Trans (CAIT) tiene registro de que han sido 283 casos en todo el país, desde el 2007.

 

Soy Humano A.C., una organización civil radicada en el estado de Veracruz, es una de las pocas que ha trabajado en la documentación de los casos de crímenes de odio en el país.

 

Dirigida por Jazziel Bustamante, Soy Humano registró que en el periodo de gobierno de Javier Duarte, mandatario con licencia, han sido asesinados 63 personas Trans en la entidad.

 

Sin embargo, detrás de esa cifra puede esconderse una mucho mayor en la realidad, pues entre la saña de las autoridades –que muchas veces los catalogan como crímenes pasionales- su incapacidad para dar con los indicios y hasta las familias que no quieren hablar sobre el crimen contra uno de los suyos, los datos no son concisos.

 

Transfeminicidios, una nueva forma de violencia

 

Por ser un atentado del patriarcado, de la sociedad machista, contra una expresión de identidad femenina, el asesinato de mujeres Trans puede definirse como transfeminicidio.

 

Activistas han defendido el uso de este término para darle visibilidad a los crímenes contra la comunidad Trans en todo el país.

 

No se trata de un crimen común; es un crimen cometido por una ideología de odio contra la diversidad, que además de matar, humilla, tortura, maltrata.

 

“Te asesinan porque tú estás defendiendo una identidad de género femenina; y la mujer, en este país y en otros, es ser inferior, es ser de segunda clase. Claro que deben ser considerados 

transfeminicidios”, afirmó Jazziel Bustamante.

 

Organizaciones civiles calculan que hasta agosto pasado, el promedio de crímenes de odio era de entre 7 y 8 al mes, de los cuales, 3 o 4 correspondían a personas transexuales.

 

Sin embargo, en los últimos 42 días, ya se han registrado 11 transfeminicidios en varios estados del país; esto representa un aumento de más del 250 por ciento con la estadística anterior.

 

De acuerdo con Bustamante, esta cadena de crímenes de odio comenzó el 6 de septiembre, cuando en el puerto de Veracruz fue asesinada una joven Trans, de entre 20 y 25 años, torturada y asfixiada.

 

El 13 de septiembre, A. García, de 32 años, fue asesinada por el disparo de un arma de fuego en Xicotepec, Puebla; el 29 de septiembre pasó lo mismo con otra mujer Trans en Tijuana, Baja California, a quien encontraron torturada. Está en calidad de desconocida, pero se calcula tenía 35 años.

 

El 30 de septiembre mataron en la capital a Paola, originaria de Campeche, con dos disparos de un arma de fuego. Y a pesar de que se supo quién era el agresor, las autoridades lo dejaron libre. Este caso cobró relevancia porque sus compañeras protestaron en las calles de la Ciudad de México con el cuerpo en el ataúd. Tenía 25 años.

 

El siguiente asesinato ocurrió el 8 de octubre, en Comitán Chiapas, donde Itzel fue atacada con un arma blanca. Tenía 19 años. El 10 de octubre, fue asesinada Ariel, de 35 años, por cuatro disparos de arma de fuego; en Pénjamo, Guanajuato.

 

El 11 de octubre fue asesinada Cheva, en la capital de Chihuahua. Tenía aproximadamente 55 años y la mataron con una pistola.

 

Al día siguiente, el 12 de octubre, asfixiaron a Alessa, de 25 años, en un hotel de paso de la Ciudad de México. Era originaria de Tabasco.

 

El 14 de octubre fue asesinada una mujer Trans en Valle de Chalco, Estado de México, permanece en calidad de desconocida; fue atacada con una piedra y le destrozaron la cabeza.

 

El 16 de octubre ocurrieron otros dos asesinatos: uno en Acapulco, cuando mataron a una mujer Trans en un tianguis, con seis balazos; y otro pasó en Cancún, donde la víctima fue encontrada en un camino de terracería con cuatro balazos.

  

Documentan casos

 

Soy Humano A.C. trabaja ya en la documentación de los casos en todo el país durante el 2016.

 

Organizaciones ya plantean lanzar una alerta de género civil para dar ciertos lineamientos de seguridad a las mujeres Trans.

 

Uno de ellos, por ejemplo, será conformar grupos de Whatsapp o algún otro servicio de mensajería para estar compartiendo constantemente sus ubicaciones mediante el GPS; verificar redes sociales de los pretendientes o cruzar datos de identidad con otras personas; o grabar a las autoridades que cometan un abuso de poder.

 

Odio de la Iglesia; aumento de crímenes

 

Los activistas ubican que desde los pronunciamientos de la Iglesias contra la comunidad de la diversidad sexual, así como de las marchas convocadas por el Frente Nacional por la Familia, la violencia por odio ha aumentado.

 

“No solo han aumentado, sino los crímenes son cada vez más sangrientos. Entonces, que un grupo de personas defendiendo la moralidad y anteponiendo la ideología de una deidad, de un Dios moralino, diciendo que estamos en contra de la voluntad de ese Dios, empiezan a inyectar ese odio irascible.

 

“Claro que tiene relación que un grupo de personas esté señalando a otro grupo ‘minoritario’, y estén dando ese mensaje de intolerancia y odio, y haya desbocado en esta violencia colectiva, porque es en todo el país”, consideró Jazziel Bustamante.

 

Soy Humano A.C., la organización de Bustamante, ha llevado un seguimiento de los casos en tres años y, acusa, en los últimos meses con el discurso de odio, el aumento ha sido notorio.

 

Uno de los estados que ha sido más golpeado por estos crímenes de odio es el Estado de México donde, en lo que va del año, se han registrado 70 asesinatos de personas de la comunidad de la diversidad sexual.

 

Jorge Leonardo Espinoza, secretario de Diversidad e Inclusión del PRD en el Estado de México, sostuvo que desde el comienzo de la campaña a favor de la familia “normal”, el clima contra la comunidad homosexual, y para la comunidad trans, ha empeorado.

 

“Y es aparte una homofobia interna (de los asesinos, hacía sí mismos), porque la mayoría de las personas que han muerto son mujeres transexuales que se dedican al trabajo sexual, y en su mayoría su clientela es heterosexual”, reflexionó.

 

Espinoza señaló que su partido busca un acercamiento con el Poder Judicial de la Federación con sede en el Estado de México para trabajar en una iniciativa que permita tipificar los crímenes de odio y sean juzgados como tal.

 

La maldición de cada día

 

Cuando Jazz recobró la conciencia después de que un hombre quiso asfixiarla, se vio desnuda y en una posición extraña. Ese sujeto había intentado asesinarla.

 

Recordó que el hombre que la quiso conquistar dijo llamarse José, quien le envió varios mensajes a través de las redes sociales para decirle cómo la admiraba y cuánto quería conocerla.

 

Finalmente se conocieron, pero él no era la persona de las fotografías. Su verdadero nombre era Armando y tenía otras intenciones con Jazz.

 

Cuando llegaron a una habitación, él la desnudó y comenzó a atacarla. La escupió y ofendió, justo antes de querer matarla, asfixiándola.

 

Ella quedó inconsciente y cuando despertó ya estaba sola. Lo único que vio fue que Armando la había acomodado en una posición simulando a Jesucristo en la cruz, y le escribió un versículo de la Biblia.

 

“Yo tuve la oportunidad de sobrevivir; yo he dado mi testimonio porque hay muchas probabilidades de que el patrón conductual se repita en otras chicas”, comentó Jazz.

 

El ataque contra Jazziel “Jazz” Bustamante ocurrió hace un año y medio. Ella es presidenta de la organización Soy Humano A.C., con sede en Veracruz.

 

Su organización es la única que lleva un registro puntual de los crímenes de odio en su estado y en el país.

 

Sin apoyos financieros de ninguna especie, Jazz ha recabado datos e historias en cada uno de los 212 municipios de Veracruz, y ha encontrado que la suya no es la única vivencia de horror que ha experimentado la comunidad de la diversidad sexual en esa entidad.

 

En todos los casos, eso sí, el común denominador no solo es el maltrato de muchos ciudadanos, sino de las autoridades.

 

“Acá (en Veracruz) a una chica la detuvieron porque a un policía se le antojó una mamada, así dijo. 

 

Que le hiciera sexo oral una chica Trans; y como es policía y traía una placa y su pistola, pues le dijo a una: ‘Que me la mames’, y esta chica no quiso. Y como no quiso, la levantó a ella y a sus otras compañeras que empezaron a gritar para defenderla”, narró Jazz.

 

Concientizar a las autoridades es el primer gran reto que tiene la comunidad trans para acceder a la 

justicia.

 

 “Enfrentamos un doble estigma y una triple discriminación, por la familia, las autoridades y hasta por la prensa”.

 

Los ejemplos de la violencia por Trans- odio son infinitos. La saña con que se cometen los crímenes –como violar a una persona, insertarle un palo y colgarlo en una parada de camión, como pasó en un poblado de Veracruz-, lleva a la reflexión sobre la necesidad de tipificar, perseguir y castigar esos delitos en todos los estados del país.

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