LA versión inversa de la torre de Babel

Paradójicamente, Estados Unidos es en el continente americano el segundo país con mayor habla hispana. La mítica ciudad de Los Ángeles concentra la mayoría de estos hispanoparlantes en una nación con lengua madre inglesa. Cuenta la historia que en Babel quisieron construir una torre para poner a la ciudad a la altura de su Dios Yahvé, algo así como construir un muro para hacer America Great Again. El dios de aquellas lejanas épocas lanzó un castigo por tan monumental proyecto y entonces creó distintas lenguas para que los que realizaban la torre no pudieran comunicarse entre sí.

Paradójicamente, Estados Unidos es en el continente americano el segundo país con mayor habla hispana. La mítica ciudad de Los Ángeles concentra la mayoría de estos hispanoparlantes en una nación con lengua madre inglesa. Cuenta la historia que en Babel quisieron construir una torre para poner a la ciudad a la altura de su Dios Yahvé, algo así como construir un muro para hacer America Great Again. El dios de aquellas lejanas épocas lanzó un castigo por tan monumental proyecto y entonces creó distintas lenguas para que los que realizaban la torre no pudieran comunicarse entre sí. Esa es la idea –para los hombres de fe al menos del origen de las lenguas–.

Los Ángeles puede representar una extrapolación inversa de este episodio del pasado de la humanidad. En esa ciudad se puede generar un movimiento de insurgencia que tumbe o al menos ponga a temblar el proyecto del muro fronterizo propuesto por el presidente electo, Donald Trump, e incluso su proyecto político proteccionista.

Y es que sólo de imaginar, como lo hizo Sergio Arau en su película Un dia sin Mexicanos, una parodia apocalíptica para los “norteamericanos” que se quedan sin jardinero, ama de llaves, chofer, mesero, el American Dream podría convertirse en una auténtica pesadilla.

Los Ángeles es la ciudad que cristaliza el sueño americano y es uno de los sitios en los que más español se habla del mundo.

Un mensaje certero puede hacer germinar la caliente sangre de mexicanos, peruanos, guatemaltecos, hondureños, chilenos, argentinos y venezolanos. Porque los asesores no le han dicho a Trump que no sólo hay mexicanos.

Ahí en esa ciudad que ha sido testigo de manifestaciones de cientos de personas bajo la batuta de líderes latinos como César Chávez, y de movimientos culturales que reivindican a los diferentes países que han hecho en Estados Unidos segunda cuna, es donde puede gestarse la debacle de la nueva torre de Babel. Ahí en donde la mayoría puede comunicarse en el idioma español, lleno de simbolismos y artilugios para poder hablar en clave tal cual un espía bien entrenado. Ahora podría ser la unificación del idioma lo que dé al traste con la edificación del magno monumento y sea entonces el triunfo del pueblo al revés, no construyendo sino derrrumbando.

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