Sin el trabajo que tanto costó encontrar en las escuelas

Alicia Hernández encontró empleo como vendedora en un mercado pero lo considera temporal, mientras termina la pandemia, pues espera poder regresar al comedor de una escuela que le abrió las puertas desde hace una década a pesar de su edad

De las más de 13 mil escuelas de tiempo completo que ofrecen servicio de alimentación, 12 mil 718 cumplieron con los lineamientos al cierre de 2019, de acuerdo con la respuesta del coordinador José Luis Márquez Hernández a un punto de acuerdo en la Cámara de Senadores.

Las verificaciones incluían visitas aleatorias por parte de la Coordinación Nacional del PETC, el levantamiento de información anual y trimestral y la capacitación continua. Las primarias Isidro Fabela y Profesor Prisciliano Martínez López, en la alcaldía Iztapalapa, han dado buenos resultados.

Las 13 mujeres que brindan el servicio de alimentación en la escuela Prisiciliano Martínez Lopez saben que aunque las clases presenciales se reanuden, habrá que implementar medidas extras de higiene para los estudiantes

En este último plantel de la colonia Juan Escutia es donde trabajaba desde hace una década Alicia Hernández, una mujer de 57 años. Se incorporó al personal de servicio de alimentación cuando el programa de escuelas de tiempo completo comenzaba en México.

Si desde 2010 le costaba encontrar empleo debido a su edad, este 2020, en medio de una pandemia, también le fue complicado, pero consiguió ser vendedora de frutas y verduras en un mercado.

Lo considera un trabajo temporal, le pagan menos de lo que ganaba en el comedor y es solamente por cuatro días a la semana. Sin embargo, tiene la esperanza de volver a alimentar de lunes a viernes a aproximadamente 400 alumnos.

“A mí me gustaba este trabajo, la preparación de los alimentos y el ambiente con los niños. Como tal, ya no tengo quién dependa de mí, pero un dinero extra no está de más”, cuenta en entrevista.

Alicia Hernández enviudó. Una de sus hijas ya se casó y con la que tiene 29 años comparte los gastos de la casa pero el sueldo de una no es suficiente para cubrir las necesidades de las dos.

Me siento mal porque económicamente sí nos hace falta ese dinerito. Aparte, yo ya soy una persona grande y no tan fácilmente encuentro trabajo. Para mí es muy importante el comedor porque me da la oportunidad de seguir laborando; en otras empresas ya no lo hacen y ahorita, con la pandemia, pues menos
Alicia HernándezPersonal del servicio de alimentación en la escuela Profesor Prisciliano Martínez López

Las 13 mujeres que brindan el servicio de alimentación en la escuela Prisiciliano Martínez Lopez saben que aunque las clases presenciales se reanuden, habrá que implementar otras medidas de higiene.

Ellas ya utilizaban cubrebocas, guantes, cofia, uniforme blanco y tenían prohibido usar uñas largas y pintadas o llevar accesorios como aretes, pulseras, anillos o collares.

Ahora deberán reducir el aforo del comedor, pues 200 alumnos entraban a las instalaciones en cada uno de los dos turnos para mantener la sana distancia.

Comedores de las escuelas, apoyo para madres solteras

En el ciclo escolar 2020- 2021, Lina Fuentes pasó a cuarto grado. Forma parte de los 23 millones de alumnos que a una década de su implementación se han beneficiado del PETC.

A causa de la pandemia de coronavirus, esta vez no regresó a clases presenciales en la escuela primaria Calmecac, en la colonia Agrícola Oriental de la alcaldía Iztacalco. Está adaptándose a los programas de televisión de Aprende en Casa II, que duran dos horas y media al día.

Para 65.8 por ciento de la población estudiantil, el primer alimento que consume en el día es brindado por el Servicio de Alimentación de las escuelas de tiempo completo

Desde preescolar, estaba acostumbrada a acudir a una escuela con jornada ampliada. Su mamá, Hilda Cisneros, de 53 años de edad, trabaja de tiempo completo.

En el programa Perspectiva Índigo, Fiorentina Martínez García, especialista en políticas públicas en educación cuestionó la desigualdad en los hogares.

“En México al menos en el nivel básico, los estudiantes tienen madres jefas de familia, es decir, mujeres que con la reapertura económica van a tener que salir a trabajar a las oficinas, ¿quién se va a hacer cargo de sus hijos e hijas durante la pandemia? En términos de implementación no tenemos ninguna respuesta, se pone en riesgo el aprendizaje y el desempeño de las mujeres en el mercado laboral”, pronunció en vivo.

La Evaluación del Servicio de Alimentación del Programa de Escuelas de Tiempo Completo llevada a cabo por la SEP durante la administración 2012-2018, con apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), revela que 49.5 por ciento de la población objetivo son niñas cuya edad promedio es de 9 años.

En octubre, Lina Fuentes cumplirá 10 años. Más de la mitad de su vida ha consumido menús del Sistema de Alimentación, los cuales cambian según la entidad y la infraestructura de cada escuela.

Como da cuenta el documento de la SEP y Unicef, los padres y madres de familia valoran el servicio porque posibilita que puedan trabajar con la seguridad de que sus hijas e hijos tendrán alimentación de calidad.

Te ayuda, te beneficia porque yo prefiero que le estén dando a ella una comida caliente a lo que yo le mando que va a estar frío o empaquetado. En cuanto al costo, a mí me parecía adecuado, no es caro y está por debajo de lo que permite la SEP
Hilda CisnerosBeneficiaria del Servicio de Alimentación de la primaria Calmecac

El Servicio de Alimentación de la primaria Calmecac tiene un costo de 25 pesos por día. La evaluación de la SEP y Unicef sostiene que, además, hay alumnos que reciben un apoyo de hasta 15 pesos diarios.

“En la primaria no pero en el kinder sí nos apoyaron con una parte de casi 50 por ciento de ayuda para comedor”, responde la madre de Lina.

Para 65.8 por ciento de la población estudiantil, el primer alimento que consume en el día es brindado por el Servicio de Alimentación de las escuelas de tiempo completo. La abuela de Lina se encarga de darle de comer ahora que estudia desde casa, sin embargo, su mamá reconoce el apoyo especializado que significaban los comedores.

“Todo estaba por autorización de un nutriólogo. En casa no llevamos ese orden, la ración adecuada, no hay tanto control como en la escuela”, comenta Hilda Cisneros.

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