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Salarios dignos: la prioridad

En plena renegociación del TLCAN, donde se han discutido los bajos ingresos de los trabajadores mexicanos, el Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos aprobó ayer aumentar el salario mínimo. El monto del incremento se definirá en los próximos días, pero la Coparmex propuso llevarlo a los 95.25 pesos

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La iniciativa de la Coparmex de subir el salario mínimo fue confirmada ayer por el presidente de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami), Basilio González Núñez  aseguró que el aumento será en los próximos días. 

En conferencia de prensa, el presidente de Conasami explicó que el alza mediante la fórmula del Monto Independiente de Recuperación (MIR) se daría de la siguiente forma: un aumento en porcentaje en diciembre, como cada año sucede por ley y otro incremento en pesos que podría darse en los alguna fecha cerana.

Además, el Congreso del Trabajo entregó una propuesta de aumento al salario a 100 pesos, detalló González Núñez.  

La Coparmex propuso que el aumento al salario mínimo deberá  cubrir el 100 por ciento del monto necesario para alcanzar la Línea de Bienestar.

En su nivel actual de 80.04 pesos sólo cubre el 84 por ciento del monto necesario para alcanzar la Línea de Bienestar establecida por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Gustavo de Hoyos, presidente del organismo patronal explicó que la medida plantea que el incremento sea definido en pesos y no a través de un porcentaje, sino bajo el mecanismo denominado Monto Independiente de Recuperación (MIR) el cual sería únicamente al salario mínimo general, como sucedió en diciembre de 2016.

De esa manera se acelera en forma diferenciada el fortalecimiento del poder adquisitivo y el bienestar de cerca de 488 mil trabajadores que son los que menos ganan en la economía formal.

“El aumento al salario mínimo de estos trabajadores no sería tan sustancial pero activaría la economía del país”, expuso Gustavo de Hoyos.

Según la Coparmex, la mecánica propuesta basada en el MIR ya demostró, a partir de enero de este año, que no tuvo un efecto importante en la inflación ni en las negociaciones contractuales, tampoco en más informalidad ni en una reducción en la creación de empleos.

El aumento salarial sería a partir del 1 de noviembre, según Coparmex.

 Luego de que la Conasami dio a conocer el inicio del proceso de revisión del aumento al salario mínimo general, Coparmex urgió a acelerar el ritmo.

En caso de aprobarse la propuesta del aumento al salario mínimo, ésta entraría en vigor a partir del 1 de noviembre de 2017

Que Conasami cumpla

En es sentido, la Coparmex nacional dijo que la Conasami debe cumplir con su mandato ya que retrasar la decisión es injustificada más allá de las presiones de la Secretaría de Hacienda o de posiciones irreductibles del Banco de México.

En cuanto al reto en el campo laboral, sostuvo que no sólo es lograr un millón 200 mil puestos de trabajo por año, sino que estos sean de calidad. De los 800 mil empleos adicionales al cierre del presente año sólo el 61 por ciento son de tiempo completo y con un nivel de ingreso que permite al trabajador cubrir sus necesidades básicas según el Coneval.

El desafío es que México deje de ser el país con los sueldos más bajos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y en Latinoamérica, donde sólo  se encuentra por arriba de Nicaragua y Venezuela.

Esa situación se ha convertido en un obstáculo para la negociación exitosa del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, afirmó Gustavo de Hoyos.

En el oficio entregado ayer  por Coparmex al presidente de Conasami, Basilio González Núñez destacó que en junio pasado se pronunció por impulsar una nueva cultura laboral y también hizo referencia a que en el país hay condiciones económicas para que el salario mínimo fuera de 92.62 pesos diarios, pero no resolvió sobre el particular en la sesión del 29 de junio de este año.

“Es indispensable que la propuesta que sabemos que ya formuló el sector de los trabajadores, como la que plantea Coparmex por este conducto, se resuelva en forma tripartita”, explica el documento. 

Por otro lado, el presidente de Grupo de Economistas y Asociados (GEA), Mauricio González, declaró en entrevista que la coyuntura actual no es propicia para un alza al salario mínimo como lo propone Coparmex.

La medida podría poner freno a la economía mexicana que no está en posición para detener su marcha.

“Esa es la parte que nadie puede asegurar que no sucedería de darse el incremento de salario mínimo como se está planteando y no es una situación de justicia económica”, agregó.

La medida busca el fortalecimiento del poder adquisitivo y el bienestar de aproximadamente 488 mil trabajadores

Propuesta de Coparmex: marginal

La discusión del salario mínimo debe trascender el debate técnico e incorporar elementos políticos e institucionales como sucede en el grueso de las democracias

Democracia Deliberada, una organización política de izquierda conformada por  profesionistas y activistas de la sociedad civil organizada, considera que la propuesta de Coparmex de elevar el salario mínimo a 95.25 pesos es limitada.

Si bien, se argumenta que es un paso en la dirección correcta, la medida representa una mejora marginal ya que aún está restringida por un temor infundado de que se pudiera generar un alza significativa en la inflación.

El grupo, que aglutina a académicos de peso como el economista Gerardo Esquivel y el politólogo José Merino, sugiere que la discusión del salario mínimo debe trascender el debate técnico e incorporar elementos políticos e institucionales, tal como sucede en el grueso de las democracias occidentales consolidadas.

En teoría, el alza salarial se determina por los incrementos de la productividad laboral. Sin embargo, Democracia Deliberada argumenta que la falta de mecanismos propicios para las negociaciones obrero-patronal y las presiones de un sistema de corporativismo sindical son dos factores que han mantenido al salario mínimo deprimido durante décadas. En ese sentido, se explica que una verdadera mejora en el nivel de vida de los trabajadores formales más pobres del país reside en gran medida en que el Estado ofrezca condiciones institucionales para una negociación salarial justa y equitativa.

Este argumento hace eco en los dichos de Sander Levin, un congresista demócrata de Michigan que ha sido particularmente crítico con las políticas laborales de México. Desde su punto de vista, el Estado mexicano ha mantenido los salarios deprimidos de manera sistemática mediante el impedimento a la formación de sindicatos independientes.

Levin refiere que ésta es la única explicación posible al hecho de que la productividad laboral en México se haya incrementado 80 por ciento entre 1994 y el 2011, mientras que los salarios y los beneficios reales han caído 20 por ciento en el mismo periodo.

Para Sander Levin, esta postura institucional del gobierno mexicano deriva en un fenómeno que él ha denominado como “pobreza de alta productividad”.  Según datos del Coneval, el 96 por ciento de la población indígena y el 85 por ciento de la población no indígena ganan hasta tres salarios mínimos al día. Estas cifras son parte de una realidad en la que el 46 por ciento de la población se encuentra en condiciones de pobreza, de acuerdo a las mediciones de este organismo.

Por si fuera poco, el poder adquisitivo del salario mínimo ha caído de manera consistente desde 1982, cuando estalló la crisis de final de sexenio de José López Portillo y que abrió paso a la instauración de un nuevo modelo económico enfocado hacia la liberalización del sector productivo.

Tres décadas después, México se ha convertido en la economía emergente de referencia  en la implementación de políticas económicas de corte ortodoxo. Pese a los avances y logros en materia de estabilidad macroeconómica, este modelo de desarrollo ha tenido un efecto distributivo adverso para los trabajadores mexicanos.

De acuerdo a Democracia Deliberada, México cuenta con una distribución funcional atípica del ingreso: “El pago al trabajo representa alrededor del 27 por ciento del ingreso nacional, mientras que el pago al capital significa el 73 por ciento, cuando en el mundo las proporciones son inversas”.

La captura de este ingreso obedece no sólo al mantenimiento de bajos salarios, sino a que los ingresos al capital no son gravados en la misma proporción que los ingresos al trabajo.

El poder adquisitivo del salario mínimo ha caído de manera consistente desde 1982, cuando estalló la crisis de López Portillo

Recuperar el terreno perdido

En el 2014, Democracia Deliberada planteó un aumento al salario mínimo de 46.7 por ciento, superior al 18.99 por ciento que ahora busca implementar la Coparmex.

En ese entonces se dijo que el cambio apenas era suficiente para mantener el nivel de vida que tenía la población en 1995.

Sin embargo, la medida no prosperó ni logró convertirse en parte de la agenda de la izquierda que ya reclamaba un aumento al salario mínimo. Desde la derecha, los críticos de la propuesta argumentaron que un cambio de esta magnitud necesariamente se iba a traducir en un choque de oferta inflacionario.

Democracia Deliberada ofreció tres razones para desestimar este argumento. Primero, que el efecto en la inflación sería nulo porque la medida únicamente afectaría a una minoría de la población. Segundo, que representaría una mejora sustancial para el nivel de vida de la población más pobre del país que está concentrada en los estados más marginados de México. Tercero, que un alza relevante al salario mínimo puede significar un precedente serio para darle más poder de negociación a otros trabajadores mexicanos.

En suma, la propuesta de Democracia Deliberada intentó cerrar la brecha cada vez más amplia entre el avance en los precios de la canasta básica y el precio del trabajo en el mercado. Entre 1995 y el 2014, el índice de la canasta básica creció 504.2 por ciento, mientras que el salario mínimo se incrementó sólo 311.8 por ciento.

El grupo Democracia Deliberada señaló que México cuenta con una distribución funcional atípica del ingreso

Sueldos: obstáculo para el TLCAN

El capítulo laboral y de mejora salarial ha sido una demanda constante de EU y Canadá desde que arrancaron las conversaciones para la modernización del acuerdo

El tema laboral por parte de Canadá fue llevado a la mesa de la renegociación del TLCAN por el dirigente del mayor sindicato canadiense, Jerry Dias; mientras que Estados Unidos lo ha colocado en el aire y México ha cambiado su postura original de un rechazo tajante.

“México de ninguna forma tiene que mantener a sus ciudadanos en la pobreza para generar empleos”, declaró Jerry Dias en su visita a la ciudad de México para participar en la segunda ronda de renegociación.

El líder laboral de Canadá explicó que esa situación es un sinsentido y es indignante.

A su vez, Justin Trudeau, el primer ministro de Canadá puso el tema en el centro de su discurso en su visita del 12 de octubre a tierras mexicanas ante presiones de los sindicatos de Canadá, en particular de Unifor, que es la mayor organización sindical de ese país.

La petición responde a temas políticos porque con la huelga de la planta de General Motors en Ontario, la empresa amenazó con traerse la producción de la camioneta Chevrolet Equinox a México que fabrica el mismo vehículo.

Pero también, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump ha dicho que las empresas de su país sacan sus fábricas para instalarlas en México por el costo laboral, y que por eso hay el déficit comercial que busca abatir, con la revisión al TLCAN

Tanto el gobierno mexicano como el sector privado se han opuesto a que en el asunto laboral se formule un objetivo explícito en cuanto a salarios.

Pero a los negociadores de Estados Unidos y Canadá no les preocupa el tema del salario mínimo en México. 

El centro de la atención es el salario manufacturero que se paga en las empresas exportadoras, que da ventaja a las que operan en México.

Ante la queja contra México por los bajos salarios, el secretario del Trabajo y Previsión Social, Alfonso Navarrete Prida aseguró, que es debido a los trabajadores con pocas capacidades.

A la vez, las diferencias asimétricas en las economías son la causa de los bajos salarios en México. Sin embargo, reconoció que en México sí se han mejorado las condiciones laborales.

El centro de la atención es el salario manufacturero que se paga en las empresas exportadoras y da ventaja a las fábricas que operan en México

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