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Rebeldes con causa

La reaprehensión del comandante Semeí Verdía, jefe de las autodefensas de la zona Costa Sierra Nahua de Michoacán, la madrugada del miércoles, volvió a encender la insurrección. En los próximos días se reunirá el consejo de autodefensas para definir si la lucha armada que sostienen desde hace más de dos años la siguen dirigiendo solo contra las células del crimen organizado, o la redirigen también hacia las Fuerzas Federales desplegadas en todo el sur del estado.

“No importa que el mismo Ejército se nos volteé y nos comience a perseguir como si nosotros fuéramos los delincuentes"
JuanAutodefensa

La reaprehensión del comandante Semeí Verdía, jefe de las autodefensas de la zona Costa Sierra Nahua de Michoacán, la madrugada del miércoles, volvió a encender la insurrección. En los próximos días se reunirá el consejo de autodefensas para definir si la lucha armada que sostienen desde hace más de dos años la siguen dirigiendo solo contra las células del crimen organizado, o la redirigen también hacia las Fuerzas Federales desplegadas en todo el sur del estado.

Verdía fue detenido el pasado 19 de julio por portación ilegal de armas de uso exclusivo del Ejército, pero un juez federal desestimó la acusación la considerar que no había suficientes elementos para procesarlo. Sin embargo, apenas había alcanzado la libertad cuando la Procuraduría de Justicia del Estado de Michoacán lo requirió para que responda por la acusación de homicidio y robo calificado.

El jefe de las autodefensas que había sido internado en el penal federal de Tepic fue trasladado al penal de mediana seguridad de Mil Cumbres, en Morelia, lo que ha causado molestia entre los grupos de civiles armados. Los seguidores de Verdía se consideran bastiones leales al también encarcelado fundador del movimiento, José Manuel Mireles.

Los comandantes de cada uno de los 13 grupos de civiles armados que agrupan a más de 2 mil personas en total y que mantienen bajo su control la seguridad de la zona de la Costa Sierra Nahua del estado, denunciaron que la detención de Verdía es una traición de la Federación, ya que este comandante recibió armas y vehículos blindados por parte del gobierno para que no cesara su lucha contra el cártel de Los Caballeros Templarios.

Aseguran que esta presunta traición obedece a la protección de los intereses de la minera Ternium, que no solo pretende el encarcelamiento de los líderes comunales, sino también el desmantelamiento de los grupos de civiles armados.

El comandante detenido se convirtió en el líder social más incómodo para la minera, al entregar a la población por lo menos dos minas que eran explotadas ilegalmente por la empresa trasnacional.

Semeí Verdía también fue insistente con su movimiento social para obligar a los directivos de Ternium a que cumplieran su acuerdo con los comuneros de la zona, a los que se les había prometido el pago de regalías mensuales por la explotación de los yacimientos de hierro encontrados bajo el suelo de la comunidad de Ostula.

Las regalías, el origen del mal

En el 2012, Ternium estableció con los comuneros de Aquila -en cuyos predios se asienta la mina Las Encinas, más grande extracción de hierro en México- un acuerdo para realizar un pago compensatorio por el uso de sus tierras y el impacto ambiental a sus comunidades. Se acordó el pago de regalías por la cantidad de 3.3 dólares por cada tonelada de mineral extraído.

Solo en ese año Ternium anunció la extracción de 151 mil 296 toneladas de mineral, lo que correspondió a casi 6 millones de pesos en regalías a los 401 comuneros del lugar. Ese aporte de recursos hizo que las células actuantes del cártel de Los Caballeros Templarios comenzaran a extorsionar y a secuestrar a los comuneros beneficiados.

La presencia de templarios en la zona de Aquila fue el pretexto de la minera para suspender el pago acordado. Los comuneros se alzaron contra la decisión unilateral de la empresa y se organizaron para encarar con las armas a las células del crimen organizado. Al frente de los primeros grupos de autodefensa estuvo el comandante Semeí Verdía.

No dejan las armas

El comandante Juan, un hombre que no raya más allá de los 30 años, aseguró que la detención y encarcelamiento de Semeí Verdía no va a frenar el alzamiento que se vive en la zona de Aquila. “Aquí nos van a encontrar si eso es lo que quiere el gobierno. La guerra no ha terminado”, dice como ajeno a sí mismo, “esto se acaba hasta que caiga el último de Los Templarios”.

Aun cuando no se ha dado una reunión general, los jefes de los 13 grupos de civiles armados que conforman la autodefensa del sur, ya han tenido acercamientos para decidir el futuro del movimiento con su principal comandante encarcelado. La primera decisión que se ha corrido entre ellos es que nadie habrá de dejar las armas.

“No importa que el mismo Ejército se nos volteé y nos comience a perseguir como si nosotros fuéramos los delincuentes.

“En las autodefensas somos más de 2 mil hombres”, hace un balance el comandante Juan, “todos estamos armados y con ganas de dejar la vida por la causa. El gobierno se la debe pensar. Si quiere una matazón (sic) solo tienen que venir por nosotros, porque no vamos a dejar que a ninguno de nosotros nos engañen y nos lleven presos como al comandante Semeí”.

Reclaman presencia de la ONU en la zona

Una movilización social sin precedente se ha comenzado a gestar en la zona sur del estado, encauzada por la molestia generada tras la reaprehensión del jefe de las autodefensas de ese lugar, el comandante Semeí Verdía.

El movimiento alcanzó los foros internacionales más altos para denunciar lo que está sucediendo en Michoacán. 

Ayer representantes de la ONU visitaron la zona para dar fe de las condiciones de vida que existen en la región.

Los miembros de las comunidades buscan  que la relatoría para los derechos humanos de la ONU conozca los testimonios sobre el ataque que sufrió la población civil por parte de las Fuerzas Federales, donde perdieron la vida dos niños y cuatro adultos resultaron herido de bala, a los que se les ha obligado a no dar testimonios públicos sobre los hechos.

La presencia de la ONU, dijo un familiar de Semeí Verdía, también tiene la intención de dar a conocer la forma en que el Gobierno Federal y el gobierno estatal de Salvador Jara han comenzado a perseguir a los que se han decidido a luchar contra el crimen organizado.

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