Territorios marginados están siendo rescatados por el poder de la gente a través del Proyecto Polo para la Ciudadanía Participativa

Proyecto Polo demuestra el poder de la gente

La falta de capacidad del Estado para atender algunas de las necesidades más básicas de las personas como el derecho a una educación de calidad o una vida libre de violencia ha llevado a que diversas organizaciones de la sociedad civil se unan para atender las carencias de los ciudadanos más vulnerables

Cuando las autoridades olvidan y abandonan, la sociedad civil organizada salva, atiende las necesidades inmediatas de las personas e, incluso, crea soluciones innovadoras, flexibles y oportunas a problemas que deberían de ser resueltos por el Estado. Tal es el caso de Guerrero, Oaxaca y Puebla, territorios históricamente en resistencia frente al despojo, la pobreza, la discriminación, la precariedad, la violencia y la estigmatización, y los cuales actualmente están siendo rescatados por el poder de la gente a través del Proyecto Polo para la Ciudadanía Participativa.

El proyecto de rescate y de construcción de territorios de paz fue diseñado por cuatro organizaciones de la sociedad civil: Fondazione AVSI, Solidaridad Internacional Kanda A.C. (Sikanda), Servicio de Promoción Integral Comunitario Juvenil A.C. (SEPICJ) y el Centro de Investigación, Información y Apoyo a la Cultura A.C. (Centro Linda Vista).

Entre los problemas urgentes de la sociedad se encuentran la falta de servicios públicos, la inseguridad y, dado el contexto de la pandemia, deficiencia educativa así como una brecha de desigualdad entre quienes tienen internet y quienes no

Con dinero de la Unión Europea se encargaron durante cuatro años de promover en la región la ciudadanía participativa, la cohesión social y el desarrollo sostenible. Además de apoyar y capacitar a 190 organizaciones de la sociedad civil, 50 colectivos y 7 instituciones académicas creando redes, espacios de diálogo y desarrollando conjuntamente políticas públicas y programas sociales.

Sócrates Bello, habitante del Ejido Axoxuca de la Montaña en Guerrero, comenta que años antes los conflictos agrarios entre los habitantes de su poblado los solucionaban en el cerro a pedradas y machetazos, ahora acuden a tribunales.

Axoxuca es un ejido fundado en la década de los sesenta por pastores que pasaban por ahí. En los ochenta y ante el alto número de habitantes solicitaron una ampliación del ejido. Con ello, llegaron las diferencias y los problemas ya que hubo pobladores que quisieron adjudicarse la propiedad de las tierras.

A partir de esa fecha, Sócrates y otros cuatro compañeros buscaron llevar la paz y la conciliación a su poblado.

“Hubo confrontación en todos los términos, el campo realmente se convirtió en campo de batalla. Por eso comenzamos a trabajar para que los pleitos se llevaran a tribunales agrarios y no en el cerro a machetazos o palos y lo logramos.

“Cuando llegó el Proyecto Polo, me di cuenta que estaban sistematizando toda mi vida, lo que nos enseñaban de alguna manera era lo que yo ya había vivido, por eso decidimos participar en el proceso de construcción de paz”, comenta el también presidente de la Comisaría Ejidal a Reporte Índigo.

Actualmente, el problema está casi resuelto, en el ejido abrieron un proceso legal para que 30 personas que alegaban ser dueños de unas tierras acrediten su propiedad.

“Siguen habiendo diferencias, personas que quieren que las cosas se sigan haciendo como antes, sin embargo, después de todo esto me queda claro que debe de haber un orden y nosotros estamos en en esa transición, por eso ponemos todo lo que está en nuestras manos.

Lo mejor que hemos logrado es que todas las diferencias se llevan a las instancias legales, para mi, ese es un avance. He aprendido que no se necesita mucha gente para resolver los problemas, se necesita mucha voluntad. Me siento muy agradecido
Sócrates BelloHabitante del Ejido Axoxuca de la Montaña en Guerrero

La importancia de crear redes con Proyecto Polo

Fernando Terrazas es presidente de la Red Guerrero es Primero, una asociación que comenzó a trabajar en la época con mayor violencia en Acapulco. Comenta que después de cinco años de trabajo arduo y cooperativo, siente a la entidad un poco más segura.

A través del Proyecto Polo, él fue el enlace con otras organizaciones y actores locales para crear una red y capacitarse a través de dos diplomados: uno en Construcción de Paz que se llevó a cabo en 2017 y otro en Derechos Humanos y Políticas Públicas que cursó en 2018.

El modelo aplicado por el Proyecto Polo no es nuevo, es uno similar al utilizado para terminar con la violencia en Chicago, Sicilia y hace pocos años en la zona de La Laguna, en México.

Parte de la estrategia es crear redes de apoyo y de solución de conflictos entre el gobierno, la sociedad civil organizada, empresarios, medios de comunicación, colectivos de víctimas, grupos religiosos y la academia.

“Guerrero antes de que comenzara la Red en 2015 y del Proyecto Polo en 2016, era otro. El ejemplo más representativo es la formación en diálogo, en resolución pacífica de conflictos y en construcción de paz, es decir, buscamos que en las comunidades se involucren a más actores, a las iglesias, a las autoridades locales, a la academia, a quienes puedan hacer un esfuerzo conjunto para realizar un cambio.

“Seguimos trabajando en lo micro, pero ya hemos visto avances significativos. El gobierno ha hecho esfuerzos, pero no son suficientes”, señala Fernando.

El activista comenta que entre las necesidades urgentes de la sociedad se encuentran la falta de servicios públicos, la demanda de seguridad y, dado el contexto de la pandemia, atender la deficiencia educativa y el problema de que miles de personas no cuentan con conexión a internet para poder estudiar.

Si bien considera que las autoridades han hecho esfuerzos para contrarrestar los problemas, no han sido suficientes, por lo que la sociedad civil organizada debe de seguir trabajando en conjunto para solucionar los problemas.

“Han disminuido los índices de inseguridad en el estado de Guerrero, nos sentimos un poco más seguros, pero sabemos que este proceso va a ser a largo plazo y nosotros como sociedad civil vamos a cooperar para la disminución de estos índices. Como me dijo un aliado ‘estamos haciendo una revolución de pensamiento’ y de eso se trata, de apropiarnos de las ideas y espacios y de buscar alternativas a la solución de conflictos. Aquí, se escucha, se propone y se hace”, concluye.

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