Porfirio Díaz: la última reelección del militar que gobernó México

Antes de gobernar México, Porfirio Díaz encabezó una revolución porque el presidente Sebastián Lerdo de Tejada intentaba reelegirse. Sin embargo, el militar oaxaqueño estuvo en el poder por más de 30 años
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Desde 1884, Porfirio Díaz ocupó la presidencia de México cada 4 años, y así llegó hasta 1911, donde renunció voluntariamente por la presión de la oposición, encabezada por Francisco I. Madero y el “sufragio efectivo, no reelección”.

No obstante, Porfirio ya había gobernado el país de noviembre a diciembre de 1876, y de febrero a mayo de 1877.

Para llegar al poder, Díaz usó irónicamente la misma causa que haría que terminara su dictadura en México (la reelección), durante la Revolución de Tuxtupec contra el gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada.

“Que ningún mexicano se perpetúe en el poder y esta será la última revolución”, fue el lema de aquella lucha.

El fin de su dictadura comenzó en marzo de 1908 con la entrevista que le realizó el periodista estadounidense James Creelman.

Entonces sostuvo dos cosas: en primer lugar, aseveró que no aceptaría un nuevo periodo en el gobierno; y en segundo, que le gustaría entregar el poder a una organización democrática.

La entrevista fue publicada en la revista Pearson’s Magazine y titulada “El Presidente Díaz: Héroe de las Américas”.

“He tratado de dejar la presidencia en muchas y muy diversas ocasiones, pero pesa demasiado y he tenido que permanecer en ella por la propia salud del pueblo que ha confiado en mí”, aseguraba entonces.

Más tarde, algunas palabras del dictador fueron retomadas por el periódico oficialista El Imparcial.

Las declaraciones de Díaz desencadenaron el impulso opositor en el país, que fue comandado por Francisco I. Madero con su publicación “La sucesión presidencial” en 1910.

Los movimientos contra el gobierno de Díaz habían iniciado desde el año 1900 con el nacimiento de periódico “Regeneración”, de los hermanos Flores Magón, aunque fue la entrevista que otorgó al medio estadounidense la que catapultó su salida.

Por su parte, la publicación del libro de Madero abrió el camino para que los mexicanos comprendieran que se tenían que realizar elecciones democráticas en 1910.

Con 200 delegados, el 15 de abril de 1910 se llevó a cabo la convención de los clubes antirreeleccionistas.

Madero y Francisco Vázquez Gómez fueron elegidos durante ese evento como los candidatos a la presidencia y vicepresidencia de México.

Sin embargo, la reelección de Diaz venció y con ello el encarcelamiento de los líderes de los clubes antirreeleccionistas.

Los diarios que apoyaran esta causa también fueron censurados por el poder de la dictadura.

Entre los prisioneros se encontraba Madero, quien fue trasladado a San Luis Potosí pero logró escapar.

Mientras tanto, México ya tenía presidente para seis años más (1910-1916): Porfirio Díaz y Ramón Corral.

Desde San Antonio, en Texas, Estados Unidos, Madero publicó el Plan de San Luis, donde convocó al pueblo de México a tomar las armas el 20 de noviembre.

Díaz y Corral aún gobernaron el país de diciembre de 1910, hasta mayo de 1911, cuando Porfirio por fin renunció a la presidencia tras los Tratados de Ciudad Juárez.

Porfirio Diaz se despidió el 31 de mayo, en un barco que partió de Veracruz a Francia, donde murió más tarde.

Francisco I. Madero entró triunfante a la Ciudad de México.

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