¿Por qué feministas exigen no llamar “monstruos” a feminicidas, sino “hijos sanos del patriarcado”?

¿Por qué feministas exigen no llamar “monstruos” a feminicidas, sino “hijos sanos del patriarcado”?

Decirles “monstruos” a los feminicidas seriales es colocarlos en una categoría ficticia, cuando en realidad son personas normales que tienen, como deporte, asesinar mujeres

Lejos de parecer “monstruos” deshumanizados, los feminicidas seriales bien podrían pasar por personas “normales”. Tal es el caso de Andrés Mendoza, el multifeminicida de Atizapán de Zaragoza a quien personas cercanas catalogaron como buen vecino e incluso se desempeñó como líder de su colonia.

Colectivos feministas como Las brujas del Mar rechazan la idea de utilizar calificativos como “monstruo” a una persona que actúa conforme a lo que ocurre de forma común en México: 12 feminicidios diarios con altos niveles de impunidad.

“Andrés Mendoza no es un monstruo, dicho por quienes lo conocen, es un hombre “bastante normal” y en un país con 12 feminicidios diarios sí lo es. No es un monstruo, es un hombre que odia a las mujeres y que por 20 años las estuvo asesinando en completa impunidad”.

Colocar a un hombre de carne y hueso en una categoría fantástica le podría restar la responsabilidad por los asesinatos que cometió. En un país que encabeza los primeros lugares en las tasas de feminicidio mundial, no es correcto deshumanizar a una persona para contrastarla con personajes como “Hannibal”, el caníbal, por ejemplo.

“Así se ve un feminicida”, señaló Marisol Calva, secretaria de la Comisión de Redes Sociales de Movimiento Ciudadano, junto con una fotografía de Andrés Mendoza durante una reunión con militantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD).

“No son los monstruos deshumanizados. Son hombres con vidas normales que son vecinos, colaboradores, amigos y hasta militantes de partidos. Es lo más peligroso de todo, están entre nosotros, asesinando mujeres como deporte. Aquí un feminicida serial”.

Y es que los vecinos del supuesto asesino lo describen como un hombre “tranquilo” que “no molestaba a las mujeres”. Incluso, se desempeñó como presidente del Consejo de Participación Ciudadana en su colonia, Lomas de San Miguel.

Varios colonos han declarado que el sujeto transitaba por las calles para consultarles sobre algunas preocupaciones de la infraestructura pública, tales como el alumbrado público, la luz, el agua y demás servicios.

Frecuentemente hablaba de política y partidos. Le gustaba “la grilla”. Es de estatura baja, robusto y con un acento que parecía “comerse las letras”. Incluso hay quienes aseguran que se enchinaba el cabello.

El presunto feminicida cayó tras la búsqueda de Reyna, reportada como desaparecida desde el 14 de mayo y cuyos restos fueron localizados en el sótano de Andrés Filomeno, de 72 años.

Al momento de su detención, el sujeto confesó haber cometido 30 feminicidios durante los últimos 20 años. Junto con el cuerpo descuartizado de la mujer, los peritos del Edomex encontraron restos óseos y diversas pertenencias personales de otras mujeres, incluyendo identificaciones oficiales. Además tenía una lista donde, se sospecha, escribía los nombres de sus víctimas.

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