“Pikos” el punk Rey Mago del Valle de México

Desde 1990, José Luis Escobar, el “Pikos”, recolecta ropa y juguetes para niños y personas de la calle. Hoy quiere volver a ayudarlos, más allá del 6 de enero. Ese es su más grande deseo
Francisco Sánchez Francisco Sánchez Publicado el
Comparte esta nota

“La Jefa” fue la culpable de todo. Ya había amenazado al “Pikos” de cortarle el cabello y tirarle la ropa. Algo tenía que hacer José Luis Escobar para cambiar la percepción de su mamá sobre el movimiento punk de cabellos en punta y anarquía. Se le ocurrió armar una recolecta para los “morros de la calle” y así surgieron los Punks Reyes Magos, quienes la madrugada del 6 de enero llevan juguetes, ropa y comida a los “invisibles”, a los “olvidados” de la Ciudad de México.

“Me tocó vivir el punk en los 90, había una campaña muy dura contra nosotros. Nos acusaban de violadores, asesinos, y pues “La Jefa” (como le dice a su madre) se quedó con ese concepto”, declara el “Pikos”, con 48 años de edad, pero con las puntas del cabello bien formadas, y quien se anticipa a la pregunta obligada.

“¿Por qué los chavos de la calle? Porque me he juntado siempre en la “lleca” (calle), conocía a gente que se metía a las coladeras, me juntaba en la Glorieta de Insurgentes y en el Parque de Río de Janeiro y vi que su forma de vida está muy cabrona”.

Escobar hizo su primera recolecta en 1990. Pidió ayuda en el mercado y en la unidad habitacional del Infonavit donde vivía, en la colonia Valle de Ecatepec, en el Estado de México.

Pese a las consignas antisistema que utilizaba en sus pancartas, la gente respondió y juntó grandes bolsas con ropa y juguetes. Ahora, el problema radicaba en transportarlas. “En aquellos años era una bronca salir del Estado México, sólo había rutas para Indios Verdes y San Lázaro”.

Un chofer de combi le cobraba 250 pesos para llevarlo al Tianguis del Chopo, en Buenavista. No tenía dinero, regresó al mercado y los “mismos locatarios me dieron comida y dinero para que tuviera para pagarle, pero apenas llegamos a Indios Verdes, me dijo que no podía entrar al DF y me dejó en la lateral de Insurgentes”.

Pero la “banda” siempre apoya. “Le hablé a metaleros, “rockers” que estaban por ahí y comenzaron a ayudarme. Nos subimos al Ruta 100 y llegamos a las escaleras del Chopo. También muchos punks se unieron: salimos hacia el Eje de Mosqueta y nos fuimos hacia el Centro. Pasamos con los niños de Garibaldi, Lagunilla, los de Tepito, Metro Hidalgo, Parque San Fernando, Revolución”.

Así, “La Jefa” comenzó a cambiar su opinión sobre el punk y “mucha gente en la unidad que antes me criticaba por la forma de vestir, ahora le decía a mi mamá: ‘su hijo es chido”.

Esa fue la primera recolecta de José Luis, quien enfatiza: “cuando empecé, para que no me cortara “La Jefa” el “visú”, no existía ni Teletón, ni Juguetón. En esos años tuvimos tanta fortuna con los chavos de la calle, nadie se acercaba. La gente era bien indiferente, siempre el individualismo, el aplasta, supérate y sigue adelante”.

Pero esto fue sólo el inicio de algo mayor: el “Pikos” formó parte un programa gubernamental como educador de calle. “Tenía mi credencial y todo”.

“Era un proyecto donde íbamos a trabajar con los “morros”, levantándoles la autoestima para sacarlos de la calle y meterlos a un hogar de puertas abiertas donde no fueran golpeados, ni maltratados, sino rehabilitados”.

Y ahí fue donde conoció al padre Chinchachoma, Alejandro García Durán de Lara, sacerdote que se dedicó por tres décadas a rescatar a niños de la calle a través de la organización Hogares Providencia y sus 18 albergues.

“Pikos” conoció los lotes baldíos de la Glorieta de Insurgentes y la Casona de Nápoles, así como uno en Buenavista y otro en Cuitláhuac. “Yo decía que estaba muy cañón sacar a un chavo de la calle, es el imán más cabrón: sexualidad, dinero, drogas y, sobre todo, no autoridad”.

Sin embargo, hubo un caso de éxito, un joven de 14 años de la Casona de Nápoles. “Me dijo que se quería ir. Entonces, conseguí dinero y lo llevé a la escuela del “Chincha”, y el chavo se aplicó tanto que se lo llevaron a España y ahí lo dejaron en una escuela de paga”.

El proyecto terminó “por ahí de 1998”, pero siempre que había un problema médico, él “charoleaba” con credencial vencida para que los niños fueran atendidos.

Ya han pasado 31 años de su primera “acción directa” y afirma que el 5 y 6 de enero es de “locos”. Admite que el año pasado pensó que no lograrían la meta. “Era 15 de diciembre y solo teníamos como tres bolsitas, pero la siguiente semana se atascó de ropa y juguetes”.

Una larga travesía para el Punk Rey Mago

La ruta de los Punks Reyes Magos “la empezamos con el baldío de Mérida, que es un campamento otomí, de ahí seguimos a chavos desalojados en la calle de Londres, donde viven en carpitas. Vamos a un baldío en Avenida Chapultepec y uno en la colonia Guerrero con casitas de lámina”.

Pero el “Pikos” no olvida sus “orígenes” y sigue repartiendo ropa y juguetes a los niños de la calle de Insurgentes. “Vamos también con sexoservidoras, transexuales, gays. A los adultos mayores les tratamos de dar dulces y galletas, les fascina”.

Afirma que es un recorrido largo, “lo hemos hecho a pie, diablitos o en caravanas de carros” e incluso, dice, “nos vamos al Monumento a la Madre. Ahí se pone un tianguis muy grande y ves a los morros en camionetas con sus juguetes nuevos, y alrededor hay mujeres indígenas con sus hijos viendo a ver qué les cae. Cuando nos regalan juguetes nuevos, procuramos llevárselos a ellos”.

Sin embargo, tiene el deseo de ayudar más. Ya hay un proyecto, pero este año no se pudo hacer porque “La Jefa”, dice, estuvo delicada de salud.

“Me gustaría hacer un grupo de calle y buscar patrocinadores que nos pudieran dar el trabajo didáctico para trabajar con los “morros”. Serían brigadas nocturnas, hacer una visita a la semana a los diferentes baldíos y llegar con café, tortas, y hacer círculos de pláticas para ver qué quieren, qué necesitan”.

El “Pikos” fue el primer Punk Rey Mago, pero hoy hay muchos más. Ha servido de influencia para que otros punks, como el “Canito”, armen tocadas donde se recolecta ropa y juguetes para zonas marginadas del Estado de México.

“Lo que queremos no es que exista un “Pikos” o un “Canito”, sino miles de ellos para apoyar. El pedo es sensibilizar a la gente”, concluye Escobar bromeando sobre el hecho de no tener hijos. “¿Para qué quiero más? Si son como 500 los que tengo en la ciudad”.

PRODUCTOS QUE NECESITAN

•Ropa (niños y adultos)

•Ropa para frío (Chamarras, suéteres, cobijas)

•Peluches

•Juguetes en buen estado

•Aguinaldos de dulces

•Piñatas

CENTROS DE ACOPIO

MTY 80 (Sede principal y desde donde saldrán la noche del 5 de enero) Ubicación: Monterrey 80, Col. Roma Norte

CENTRO CULTURAL REAL UNDER Ubicación: División del Norte 3003, Col. El Roseda

PULQUERÍA DE LOS INSURGENTES Ubicación: Av. Insurgentes Sur 226, Col. Roma Norte

BILLAR INSURGENTE Ubicación: Av. Insurgentes Sur 224, Col. Roma Norte

ESPACIO AUTÓNOMO LA GRANADA Ubicación: Xicoténcatl 4, Col. Prof. Cristobal Higuera, Atizapán de Zaragoza, Edomex

CASA CÓDICE Ubicación: Calle cerrada B Manzana 5 Lote 9, Col. Ampliación Códice Mendocino, Ecatepec, Edomex

También puedes leer: El underground y el punk llegan a el museo Universitario de El Chopo

Show Player
Síguenos en Google News para estar al día
Salir de la versión móvil