“No se ve, ni se escucha”; así fue la primera semana de clases a distancia en México

“No se ve, ni se escucha”; así fue la primera semana de clases a distancia en México

A partir del lunes pasado múltiples quejas similares a ‘no se ve’ fueron constantes durante el inicio de clases

El pasado 24 de agosto, las clases en los niveles de educación básica arrancaron bajo una nueva modalidad: a distancia, e invariablemente la queja de los estudiantes fue “no se ve, no se oye”. 

Aunque maestros, padres y alumnos ya se habían enfrentado a este modelo a finales del ciclo escolar 2019-2020, este nuevo año comenzó lejos de las aulas.

Todas las personas que componen el universo educativo, se enfrentan a una serie de retos debido a la improvisación con la que la educación a distancia fue instaurada en el país.

Ya sea a través de la televisión o con dispositivos electrónicos, los alumnos comenzaron un ciclo escolar que jamás olvidarán.

Así vivieron los alumnos el regreso a clases.

“No se ve, ni se oye”

Estas fueron las primeras palabras que Juan le dijo a su mamá al momento en el que comenzaron sus clases en línea.

“Le dije que tuviera paciencia, y que se esperara medio segundo antes de decir ‘no se ve, no sirve’, pero pues tiene seis años qué se le va a hacer”, menciona su madre, Alejandra.

Juan comenzó el primer año de primaria en una escuela privada, ahí las clases en línea duran lo que normalmente dura una jornada presencial en su colegio, cuyo horario es de 07:50, en punto recalcan él y su mamá, a las 14:00 horas.

A través de la computadora, como lo hizo durante el último año de kínder, Juan aprenderá música, tomará clase de deportes, español, inglés e incluso su taller de karate.

Alejandra comenta que la matrícula en la escuela de su hijo bajó notablemente, debido a los problemas que representa este sistema a distancia.

“Y también porque no quieren pagar por clases en la casa. Y yo lo entiendo, porque muchas de las mamitas con las que platiqué me dijeron cosas ciertas como que la escuela se ahorra el internet, el agüita de los baños, la electricidad y demás, y pues tienen razón porque además aumentan las cuotas y o dieron prórrogas de ninguna clase, y pues muchos papás perdieron empleo o les pagan la mitad de su sueldo”, menciona la madre de Juan.

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En el caso de Juan, él posee todas las herramientas y el apoyo constante de su mamá para poder enfrentar el sistema en línea, sin embargo, no sucede lo mismo con María, cuya madre tiene que trabajar, su profesora se comunica por redes sociales, y ella no siempre tiene datos, y no poseen computadora.

“Tenemos una tablet, pero medio chafa ya”, menciona Selene, mamá de María.

Selene comenta que su hija, que ingresó al quinto año de primaria, ve las clases a través de la TV, pero que su abuela que la cuida un momento mientras ella se ausenta, le comenta que las clases son “chafísimas”.

“Dice mi madre que las clases están chafísimas, más chafas que la tablet que tenemos, si es que se puede”, comenta mientras ríe.

A Selene le envían ejercicios y tareas a través de WhatsApp, la profesora que sabe que no pueden acceder bien a los videos también se los envía por este medio, pero a veces es hasta que llega a casa que puede transmitirle los mensajes a María.

“Y me siento muy frustrada, muy cansada, hemos tenidos años malos, Mari iba a un colegio, pero ya no pude pagar porque su papá nos cortó la pensión, mucho antes de la pandemia, y yo me quedé sin trabajo en dos ocasiones en tres años, total que pues le hemos batallado un buen”, menciona la madre de la niña.

Selene comenta que ha resentido mucho el cambio de escuela particular a oficial, pues su hija no aprende lo mismo y estar consciente la hace sentir mal.

“Me siento mal, culpable, de darle una educación de porquería a mi hija, y la pandemia lo vino a poner peor, este año le tocaba con la mejor maestra de la escuela, bueno, pues eso no va a servir de nada sentada en la casa viendo los videos horribles”, menciona la madre de familia.

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