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Aquí y en China

Cuando Juan Cristóbal Collado inició su intercambio en Hong Kong jamás imaginó que viviría uno de los momentos clave de la historia de la democracia en China.

El joven regiomontano, estudiante de relaciones internacionales del Tecnológico de Monterrey, presenció la “revolución de los paraguas”, movimiento estudiantil que exigía al Gobierno de China permitir elecciones democráticas en Hong Kong.

En entrevista con Reporte Indigo, Collado narra cómo fue toparse con un episodio histórico de tal magnitud.

"Aquí los estudiantes nunca o muy pocas veces han salido a manifestarse de esta forma, y yo creo que un poco de idealismo a los estudiantes mexicanos les caería muy bien"
Juan Cristóbal ColladoEstudiante mexicano en Hong Kong
"Varios barrios estaban llenos de estudiantes, en su mayoría, acampando en las calles. Pude ver grandes cantidades de personas dispersas en las calles como si fuera una escena post-apocalíptica"
Juan Cristóbal ColladoEstudiante mexicano en Hong Kong
https://www.youtube.com/watch?v=AV5di09hY4U&feature=youtu.be

Cuando Juan Cristóbal Collado inició su intercambio en Hong Kong jamás imaginó que viviría uno de los momentos clave de la historia de la democracia en China.

El joven regiomontano, estudiante de relaciones internacionales del Tecnológico de Monterrey, presenció la “revolución de los paraguas”, movimiento estudiantil que exigía al Gobierno de China permitir elecciones democráticas en Hong Kong.

En entrevista con Reporte Indigo, Collado narra cómo fue toparse con un episodio histórico de tal magnitud.

“Hong Kong estaba paralizado, básicamente, las oficinas del gobierno central estaban ocupadas por el movimiento ‘Occupy Central’, varios barrios también estaban llenos de estudiantes, en su mayoría, acampando en las calles”, expresa.

“Pude ver grandes cantidades de personas dispersas en las calles como si fuera una escena post-apocalíptica”.

Collado muestra una foto en la que aparece un muro repleto de cientos de papeles adhesivos, entre los que destaca una hoja en la que se lee en español “el gobierno es un hijo de puta”.   

“Participar como extranjero, a menos que sepas cantonés es bastante difícil”, admite el joven. 

Pero la barrera del idioma no lo detuvo, pues él estuvo ahí para apoyar a sus compañeros de escuela, para documentar los hechos, para estar atento ante abusos policiales, para compartir lo que veía en redes sociales, restringidas para los chinos. 

“Ellos entienden que, como extranjeros, puede ser difícil entender la situación de Hong Kong y de China en particular”, detalla, “y también que nos parece muy difícil entender lo que se está diciendo cuando vamos en vivo.

“Y cuando vamos a la zona les preguntamos a los chavos y ellos tienen que traducir del cantonés al inglés lo que está pasando. Entonces eso dificulta el proceso, pero ellos se muestran muy abiertos, les encanta que nosotros estemos atentos a esto.

“Porque de alguna forma u otra, si algo pasa, si hay actos de violencia, si hay represión, nosotros tenemos una especie de protección por ser extranjeros y tenemos acceso a otras redes sociales, a otras formas de comunicar lo que está sucediendo”.

Aprendizajes para su país 

Las protestas de Hong Kong, conocidas también como “la revolución de los paraguas”, iniciaron el 26 de septiembre y terminaron el 15 de diciembre, sin una respuesta favorable del Partido Comunista de China.  

Aun así, Collado considera que lo sucedido en esta región administrativa especial de China es un ejemplo útil para la revolución  social que atraviesa México. 

“Justo cuando sale el movimiento de estudiantes de Hong Kong sale el movimiento del Politécnico (en México), y aunque son cosas distintas y se manifestaron por razones distintas, los grupos de estudiantes siempre son muy idealistas”, apunta. 

El futuro internacionalista, quien en Monterrey también realiza activismo, indica que los jóvenes hongkoneses destacan por su unidad y por hacer a un lado sus diferencias.   

“El optimismo aquí es lo que impera, en contraste con la actitud de los estudiantes mexicanos, que a veces pueden ser muy apáticos”, manifiesta. 

“Esa apatía que sentían los estudiantes de Hong Kong se disolvió y lo veo como diferencia de los estudiantes de algunas zonas del país, como por ejemplo Monterrey, donde sus estudiantes pueden ser bastante apáticos”.

Ante los disturbios, la suciedad y el desorden que a veces ocurren en las marchas en México, Collado pide que observen la conducta de los estudiantes de Hong Kong.  

“Otra cosa que noté que es muy distinta es el orden que hay aquí con las protestas”, subraya, “cuando ocuparon las calles dejaron impecables las calles, tienen mucho respeto por el espacio público, que es algo muy notorio.

“En México, cuando hay una protesta o una manifestación, lo primero que se nota, después de que termina es el caos: las calles tiradas, basura. Pero aquí, el orden y la limpieza son impecables”.

El movimiento hongkonés está detenido y el Gobierno oficial de Beijing no cumplió su promesa de permitir elecciones democráticas.

Pero la reflexión con la que se queda Juan Cristóbal es que, no importa que los problemas parezcan no tener solución, hay que conservar la esperanza y el orden.

“Aquí los estudiantes nunca o muy pocas veces han salido a manifestarse de esta forma, y yo creo que un poco de idealismo a los estudiantes mexicanos les caería muy bien.

“A pesar de todo lo que ha sucedido con los movimientos estudiantiles en México desde hace bastantes años, yo creo que una nueva forma de pensar sobre los alcances y los límites que pueden tener los estudiantes les caería muy bien”. 

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