Mujeres indígenas víctimas de violencia en desamparo

Los recortes anunciados por el Gobierno federal para atender la pandemia de Covid-19 ponen en peligro los apoyos que reciben las 34 Casas de la Mujer Indígena en todo el país, espacios de vital importancia para combatir la violencia contra este sector de la población ante la ausencia del Estado en sus comunidades
Laura Islas Laura Islas Publicado el
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Las mujeres indígenas y afromexicanas que viven situaciones de violencia son las más vulnerables ante los recortes que realiza el Gobierno federal para atender la pandemia por coronavirus en México.

Rubicelia Cayetano, una mujer mixe de 43 años de la comunidad de Boca del Monte, ubicada al norte del istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, lo sabe muy bien.

A los 19 años empezó a trabajar por la defensa de los derechos de las mujeres indígenas en programas de nutrición con niños menores de 5 años, así como de prevención y detección de cáncer cervicouterino.

En el 2003 fue una de las fundadoras de las Casas de la Mujer Indígena (CAMIs), proyecto que busca generar estrategias para combatir la violencia contra esta población y disminuir la mortalidad materna y el embarazo adolescente

Aunque el programa piloto empezó con cinco casas en entidades del país como Puebla y Guerrero, se replicó y actualmente hay 34 a nivel nacional.

Estos sitios son atendidos por organizaciones locales de mujeres indígenas y afromexicanas y apoyados por el Programa de Derechos Indígenas, del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI).

Su importancia radica en que son espacios que atienden a las poblaciones donde las autoridades no llegan. Ahí, las mujeres y las niñas indígenas que sufren violencia de género pueden encontrar apoyo, orientación y asesoría en su lengua.

“Es básicamente una atención integral, como son mujeres indígenas de diferentes comunidades se les escucha, se les brinda la traducción en caso necesario, porque la mayoría no habla bien el español.

“Entonces cuando acuden a la Fiscalía, a Centros de Justicia, requieren la atención, porque si no hablan español no se les brinda un servicio adecuado o de plano no se les da y los casos siguen ahí abandonados”, explica.

También prestan servicios de salud, contención y hasta refugio para mujeres que sufren de violencia, cuyas víctimas se han incrementado en este momento debido al confinamiento por la pandemia del virus del SARS-CoV-2.

Sin embargo, debido a los recortes emprendidos por el Gobierno federal para incrementar el presupuesto y blindar los programas sociales y los proyectos prioritarios, los recursos que reciben las CAMIs están en riesgo de desaparecer.

“No tenemos presupuesto y eso implica cerrar completamente las CAMIs, entonces ¿quién daría la atención? ¿cómo los movemos? ¿cómo operamos?”, se pregunta Rubicelia.

Recursos para mujeres indígenas en riesgo

Desde hace dos años, las CAMIs han tenido retrasos en la entrega de los apoyos que gestionan, explica Rubicelia Cayetano, integrante de la Red Nacional de Casas de la Mujer Indígena.

“El año pasado nos retrasaron los recursos porque hubo cambio de gobierno, este año también se retrasó y la justificación que nos dieron fue que era por lo de la contingencia”, relata.

De acuerdo con la mujer mixe de 43 años, en enero de este año se abrió la convocatoria para apoyos y aunque prometieron darles información a más tardar el 30 de abril pasado, aún no han recibido una respuesta y temen que les cancelen los recursos con los que ayudan a mujeres indígenas de todo el país.

“Se supone que el día 30 de abril nos iban a decir si los proyectos habían sido aprobados o no, pero resulta que el INPI tuvo un gran recorte de presupuesto y eso nos preocupa.

“Por eso ahora la interlocución también es con la titular de la Secretaría de Gobernación, porque se supone que ella tiene un programa de atención a la mujer y tiene que poner los ojos hacia las mujeres, como dice el presidente, nuestra prioridad son las comunidades indígenas, los más vulnerables. Pues eso es lo que quisiéramos ver, que realmente haya esa preocupación”, señala.

Por esa razón, el pasado 30 de abril, organizaciones civiles emitieron una carta a la exministra Olga Sánchez Cordero, actual secretaria de Gobernación, donde exponen su temor a que les quiten los re – cursos, porque eso significaría también su desaparición.

Debido a que en medio de la pandemia por Covid-19 sus servicios se han incrementado por el aumento de la agresiones hacia las mujeres, las organizaciones civiles le piden que los recursos no se recorten en su totalidad y se puedan aplicar de manera inmediata.

Respetuosamente solicitamos que interceda ante la Secretaría de Hacienda para que estos ajustes no signifiquen el recorte total del presupuesto que nos es asignado
Fragmento de la carta que diversas organizaciones enviaron a Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación

“Pues esto representaría que en las regiones donde estamos trabajando se detengan las actividades que hacemos para contener y disminuir los impactos de la violencia que enfrentamos las mujeres indígenas”, se lee en la misiva.

A pesar de no tener recursos, las CAMIs han seguido en operación según sus posibilidades, ya sea a través de orientaciones y asesorías por medio de llamadas o audios en su lengua materna, o incluso en la atención de partos, en algunas de las unidades.

Pero el tiempo se agota y la buena voluntad no es suficiente para que las Casas de la Mujer Indígena puedan sobrevivir.

“Necesitamos una clara respuesta del gobierno, de Hacienda, del INPI, que nos den una pronta respuesta porque estamos con las manos atadas para poder continuar con nuestro trabajo”, menciona Rubicelia.

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