La CNDH emitió una recomendación a la Sedena luego de que un elemento del Ejército falleciera en un curso de entrenamiento

Militar muere tras ser enterrado vivo en entrenamiento; CNDH exige a Sedena reparar el daño

Las circunstancias de la muerte del militar evidenciaron la falta de vigilancia respecto a las prácticas irregulares que entre soldados llevan a cabo como “métodos de castigo”

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió una recomendación al titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Luis Cresencio Sandoval González, luego de que un elemento del Ejército falleciera en un curso de entrenamiento.

De acuerdo con un comunicado de la CNDH, el militar murió durante un curso realizado en Mexicali, Baja California, debido a acciones y omisiones por parte de las personas responsables del adiestramiento, pertenecientes a la misma Secretaría.

La CNDH solicitó a la Sedena reparación integral del daño para familiares del elemento del ejército fallecido por los abusos.

¿Qué sucedió?

Fue el 2 de diciembre de 2020 cuando la CNDH recibió la queja sobre la muerte del militar ocurrida el 24 de noviembre de 2020, el cuerpo de la víctima se encontraba en Mexicali, donde sucedieron los hechos.

La familia denunció que no se le brindó información referente a las circunstancias que causaron el deceso, pero la necropsia arrojó que la persona había fallecido por asfixia, por lo que presentó la queja y solicitó la intervención de la CNDH para aclarar lo ocurrido.

La investigación mostró que el día 24 de noviembre de 2020 se realizó un curso de fuerzas especiales en el desierto. Cuando los cursantes cubrían los bunkers que anteriormente habían excavado, el servidor público que fungía como instructor ordenó a la víctima que se introdujera en el búnker número 8, a lo cual obedeció.

Una vez dentro, el instructor ordenó que lo taparan, por lo que arrojaron tierra y lo sepultaron. Posteriormente, se ordenó a otros cuatro elementos que se introdujeran al mismo búnker y también los enterraron; además que un instructor caminó sobre la tierra que los cubría.

Los testimonios recopilados refieren que los responsables del grupo comenzaron a tomar fotografías riéndose de lo que ocurría y que este tipo de prácticas eran recurrentes por parte de ambos, sin que el responsable principal del grupo se percatara de ello, ya que lo hacían cada vez que se alejaba del lugar.

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Auxiliados por compañeros que se encontraban fuera del búnker en ese momento, cuatro de los sepultados lograron salir sin darse cuenta de que la víctima quedó al interior, ni en qué momento fue ingresado al mismo.

Una de las personas que había estado enterrada se percató de que había perdido su cargador, por lo que al buscarlo al interior del búnker apareció la víctima, quien yacía inconsciente, por lo que fue trasladada a un hospital. No obstante, al llegar al centro médico ya no presentaba signos vitales.

Las investigaciones de la CNDH evidencian que la víctima fue privada de la vida por acciones y omisiones de quienes estaban a cargo del entrenamiento, elementos adscritos a la Sedena, con lo cual se violentó el derecho a la vida de la víctima.

Por lo anterior, la CNDH solicitó a la Sedena que se inscriba a las personas afectadas por estos hechos en el Registro Nacional de Víctimas, y que proceda a la inmediata reparación integral del daño ocasionado a las víctimas indirectas, que incluya una compensación justa y suficiente tomando en cuenta la gravedad de los hechos, además de que se les otorgue atención médica integral y psicológica permanente.

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