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El México después del 1 de julio

El candidato presidencial que gane las próximas elecciones del 1 de julio recibirá un país polarizado, situación adversa que lo obligará a buscar la reconciliación entre todos los mexicanos y los acuerdos legislativos para conseguir que su programa de gobierno transite

[kaltura-widget uiconfid=”38045831″ entryid=”0_fhi9rug0″ responsive=”true” hoveringControls=”true” width=”100%” height=”75%” /] México atraviesa por uno de sus mayores retos democráticos de su historia reciente. Y en la lucha por el poder sólo una cosa es segura: sin importar el candidato que resulte victorioso en los comicios del próximo 1 de julio, lo que obtendrá, más allá de un lugar en la historia, será un país dividido. 

A poco más de dos meses de que concluya el proceso electoral más grande, complejo y costoso de las últimas décadas, la ciudadanía se encuentra en una encrucijada y los electores tendrán que decidir por alguna de las dos posturas y visiones de gobierno que están disponibles.

Por un lado se encuentra la continuidad, representada por los partidos que ya han ocupado un lugar en Los Pinos y, por el otro, se encuentra el rompimiento, una opción para muchos arriesgada, pues es desconocida.

Sin embargo, a pesar del punto de inflexión por el que atraviesa el país, hay un hecho que permanece y es la estrategia que los políticos y los partidos han utilizado durante años para tratar de obtener el apoyo de los votantes. 

Lo que más ha destacado en este proceso electoral son los ataques y las difamaciones entre quienes aspiran llegar a Los Pinos

Además, por parte de los candidatos son pocas las propuestas concretas que se escuchan y son aún menos los ‘cómos’ para llevarlas a cabo.

Gane quién gane, el próximo presidente de México tendrá que gobernar para todos, tanto para sus aliados como para sus rivales, sin embargo al día de hoy, lo único que no se ha visto por parte de los aspirantes al máximo cargo político del país, es la intención de buscar acuerdos y soluciones en conjunto para llevar a México a buen puerto. 

En este sentido, el abogado y experto en temas electorales, César Astudillo, concuerda con que el México que quedará después de los próximos comicios federales será uno marcado por la polarización. 

“Es verdad que toda campaña política implica la confrontación de ideas, implica la crítica, implica, incluso, hasta la expresión más ácida en torno a los comentarios, señalamientos de errores y de cuestiones que no se hicieron bien; pero me parece que eso es solamente una parte de la campaña. 

La otra debería de ser la de las propuestas, la de las ideas, la de los mensajes conciliadores y eso no lo estamos viendo. De tal suerte que nos estamos aproximando a un dos de julio en donde gane quien gane la sociedad va a quedar altamente fracturada y no veo todavía que ninguno de los candidatos esté preocupado por hacer un llamado a la concordia, a la reconciliación y que también estén midiendo sus discursos para no generar un rompimiento que después sea difícil o, inclusive, imposible de suturar”. 

En caso de que la estrategia predominante de los candidatos siga siendo la de difamar y atacar a sus rivales, hay una serie de riesgos que quien llegue a la presidencia tendrá que asumir después, ya que la división o la falta de unidad no sólo es un tema en la cuestión social, también lo es en la legislativa. 

“El asunto de tener un gobierno dividido es que se puede generar una parálisis legislativa y gubernamental porque el presidente se quedaría sin las herramientas para impulsar las políticas que requiere para gobernar.

Una visión que también se podría reproducir en el ámbito local con los gobernadores en caso de que estos tampoco cuenten con el apoyo de sus Congresos locales para sacar estas políticas que son competencia de los estados. 

Un hecho que afecta porque detiene políticas que pudieran ser importantes en el ámbito social, económico, de seguridad, de infraestructura y de finanzas públicas tanto locales como nacionales”, explica David Morales, doctor en estudios sociales y especialista en procesos polí- ticos por la FES Acatlán. 

Por su parte, el periodista Esteban Illiades, agrega que la polarización entre los partidos y la ciudadanía podría incluso extenderse o agravarse tiempo después de que se conozca al ganador, pues hasta ahora no se ha escuchado ningún pronunciamiento por parte de los participantes de esta contienda electoral hacia el electorado que no los apoya. 

Gane quien gane, el próximo presidente de México tendrá que gobernar para todos, tanto para sus aliados como para sus rivales

“En vez de que los candidatos manejen un discurso de inclusión están dividiendo. No se escucha a ninguno de los candidatos dirigirse al electorado que no los apoya y el mensaje de quienes buscan la continuidad es agresivo en contra de quien se encuentra puntero en las encuestas en este momento, sin embargo, éste también ha adoptado una postura de quien no está conmigo está en mi contra”, comenta y agrega que mientras este tipo de posturas se mantengan difícilmente se podrá generar un cambio real.

La apuesta por el fracaso

Como en todo proceso electoral es normal que ante las diversas posturas y proyectos de nación que se manejan se generen tensiones y enfrentamientos entre quienes buscan ganar un  puesto de elección popular, sin embargo, estas confrontaciones suelen trascender convirtiéndose en un impedimento para que la clase política encuentre puntos de trabajo en común en beneficio de una nación entera.

La incapacidad de la clase política de ver más allá de sus intereses personales o partidistas ha provocado que se cree un ambiente de polarización que lo único que hace es dañar al país y a la ciudadanía

“Al terminar la elección va a ser muy difícil que los partidos políticos en general muestren unidad, pues quienes resulten perdedores estarán apostando al fracaso de sus rivales para después decirle a la ciudadanía: “ven cómo este gobierno no les está dando lo que les ofreció”, por lo tanto, para su propio beneficio partidista le apuestan al fracaso inmediato e incluso lo llegan a provocar generando división”, explica el Dr. David Morales. 

Esta postura la complementa Estaban Illiades, quien asegura que los perdedores no son los únicos que se conducen de esa forma. 

“Lo que buscará el candidato que gane, más allá de la unidad, es restregarle a su adversario en la cara su derrota”.

Esta idea que predomina en el mundo de la política mexicana de ver únicamente por sus intereses y el de sus partidos debe cambiar para que se pueda avanzar en busca de la unidad, pues algo que los políticos no se pueden permitir es, en ánimos de ganar adeptos, generar mensajes que lleven a una mayor división entre la sociedad y provoquen a una ruptura entre los partidos y un distanciamiento insalvable, incluso, entre los candidatos, comenta el jurista César Astudillo. 

En relación a esta idea, el especialista en procesos políticos David Morales, lamenta que la clase política no pueda unirse para trabajar juntos y sacar adelante los temas en los que todos coinciden como es el caso del combate a la inseguridad, la corrupción o la búsqueda de la igualdad entre la ciudadanía. 

“Desafortunadamente los temas nacionales como lo son la seguridad, la desigualdad y el combate a la corrupción no han sido utilizados para crear un punto de unidad. Los políticos son, valga la redundancia, políticos profesionales y únicamente atienden a las necesidades de sus partidos”
David MoralesDoctor en estudios sociales y especialista en procesos políticos por la FES Acatlán

Esta falta de habilidad para generar consensos por parte de los representantes del pueblo demuestra el poco interés que tienen por resolver algunos de los problemas que más agravian a los mexicanos con tal de ver a sus rivales fracasar, hecho que para el periodista Esteban Illiades sólo se podría resolver en un mundo ideal. 

“En un mundo ideal los candidatos usarían los temas que comparten para generar consensos y demostrar el interés que tienen por gobernar y mejorar el país más allá del partido al que representan”. 

Algo que los políticos no se pueden permitir es, en ánimos de ganar adeptos, generar mensajes que lleven a una mayor división entre la sociedad

Operación cicatriz en el Congreso

De todos los problemas que la falta de unidad acarreará a quien se convierta en el próximo presidente de México, la división entre los partidos en el Congreso será la que provoque más dificultades tanto en lo local como en lo federal. 

La capacidad de quien se convierta en el próximo presidente para negociar y generar consensos entre los distintos partidos será fundamental para que pueda llevar a cabo su proyecto de nación

“Se tengan los resultados que se tengan, es muy difícil pensar que un partido político va a poder tener las mayorías necesarias tanto en el Congreso de la Unión como de legislaturas locales para que el ganador pueda llevar a cabo el plan legislativo que tiene en mente.

Por ello va a ser de vital importancia que el candidato que resulte victorioso el próximo 1 de julio tenga la capacidad de generar diálogo con las otras fuerzas políticas, pues va a necesitar puentes de comunicación y elementos que favorezcan la construcción de acuerdos, algo que sólo se va a lograr si no hay una ruptura insalvable durante la campaña electoral”, expone César Astudillo.

En cuanto a la estrategia que el próximo próximo presidente y su equipo deben implementar para sumar aliados en el plano legislativo en lugar de generar una polarización que pueda resultar en una serie de trabas que les impida llevar a cabo reformas constitucionales o aprobar las iniciativas que manden, el politólogo David Morales explica que el partido que gane los comicios debe apostar a generar coaliciones duraderas. 

Sin importar quién gane la presidencia, se tendrá que enfrentar al reto de buscar una mayoría en el Congreso para poder llevar a cabo reformas constitucionales

“Para llegar a un acuerdo entre las distintas fuerzas políticas que permita que el candidato que gane la elección del 1 de julio pueda desarrollar su plan de gobierno se necesita que éste apele al Congreso y genere coaliciones duraderas con sus rivales.  Sin importar quién gane, todos se enfrentarían a este reto: buscar una mayoría en el Congreso sobre todo para poder llevar a cabo reformas constitucionales.

Por ello, va a ser de vital importancia que las coaliciones conserven las cláusulas de coalición y busquen que sean permanentes”, considera. 

Además, el especialista en procesos políticos explica que para convencer a sus oponentes lo que se necesita es tener incentivos concretos y capacidad de negociación como lo hizo la actual administración para lograr aprobar las reformas estructurales.

“Cuando el PAN propuso la creación del Instituto Nacional Electoral, se le aceptó su iniciativa a cambio de que ayudaran a aprobar una serie de reformas estructurales como lo fue la reforma energética”, ejemplifica David Morales. 

La construcción de acuerdos sólo se va lograr si no hay una ruptura insalvable durante la campaña electoral

En caso de que no logren generar consensos, la siguiente opción sería esperar tres años para buscar la mayoría en el Congreso durante las elecciones intermedias.

Por ello es responsabilidad de quien resulte presidente electo generar políticas que sumen mucho apoyo, que le impriman legitimidad y que se gane el apoyo popular, para que en caso de no recibir el apoyo de las Cámaras, pueda apelar a la ciudadanía para que apoyen con fuerza sus políticas y el resto de los partidos se vean obligados también a ceder en esa parte ante la presión del pueblo. 

Instituciones y ciudadanía

En la búsqueda del desarrollo del país, el papel que juegan las instituciones y la ciudadanía es fundamental, sin embargo, actualmente estos organismos atraviesan por una crisis de desconfianza grave y la sociedad mexicana tampoco ha cumplido con su responsabilidad cívica en materia de involucramiento político. 

“Como sociedad no somos un actor organizado y participativo dentro del sistema político ya que se tienen pocos espacios de representación para la ciudadanía y eso habla de nuestra actitud y valores políticos frente a lo que los funcionarios públicos y el gobierno deciden en sí”, comenta David Morales. 

El rol que jueguen la sociedad y las instituciones será de suma importancia durante y después del proceso electoral, pues de no cumplir con sus responsabilidades cabalmente se pone en riesgo la democracia del país

Por su parte, César Astudillo, afirma que es sumamente importante hacer un llamado a las instituciones para que cumplan con el deber que les confiere la ley y generen confianza y certidumbre en el proceso electoral en vez de polemizarlo como sucedió con la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que permitió que “El Bronco” se colara en la boleta electoral de último minuto a pesar de todas las inconsistencias e irregularidades que el INE le señaló. O como el caso de Coahuila en las elecciones del año pasado. 

“Es importante hacerles un llamado a las instituciones pero, sobre todo, al TEPJF, ya que será el que va a demostrar que esta elección fue válida, que se respetaron los principios que están en nuestra Constitución para organizar estas elecciones y que el que ganó lo hizo válidamente”

César Astudillo

Abogado constitucionalista y experto en temas electorales

Sin embargo los antecedentes de Coahuila y de “El Bronco” son muy negativos por lo que el Tribunal se tiene que dar cuenta de que no puede seguir por esa misma ruta, ya que de ser así, incorporaría también unas gotas de veneno a este vaso de agua que todos aspiramos a que se mantenga limpio”. 

En relación a los constantes ataques entre los candidatos, el jurista y experto en temas electorales, explica que también es necesario que se haga un llamado a la moderación desde todos los sectores.

“A todos nos conviene, incluidos los partidos, o por los menos a los que tienen un sentido de Estado, ya que de no llevar a cabo esta exigencia de unidad a quienes hoy están en el gobierno, se podría crear una división insalvable que termine por afectar al país en su totalidad y desde todos los aspectos”.

Por último, los especialistas coinciden en que también se debe pedir al gobierno Federal una conducción neutra para no favorecer o agredir a ninguno de los candidatos y no mandar el mensaje de que esta elección está siendo alterada a partir de la utilización de la estructura del gobierno para tratar de influir en el sentido del voto. 

Como sociedad no somos un actor organizado y participativo dentro del sistema político nacional
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