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Mauricio Luna, un Cristo sin viacrucis en Iztapalapa

Por el coronavirus, la alcaldesa Clara Brugada y el Comité Organizador de Semana Santa acordaron suspender la procesión en el Cerro de la Estrella que en la edición 177 protagoniza el joven Mauricio Luna

¿Cómo preservar la tradición y la salud al mismo tiempo? Ante el coronavirus Covid-19Mauricio Luna será el primer Cristo sin viacrucis en Iztapalapa.

“Al inicio te pega, te sientes triste porque no lo vas a vivir como lo tenías pensado. Estabas acostumbrado a verlo de una manera y, de repente, en el año que a ti te toca se va a hacer a puerta cerrada, no vas a ser crucificado en las tres cruces, no vas a realizar el recorrido por la emergencia sanitaria”, lamenta el joven de 19 años.

El 17 de marzo, la alcaldesa Clara Brugada y el Comité Organizador de Semana Santa acordaron, como una medida de contención de la pandemia, suspender la procesión en el Cerro de la Estrella a la que anualmente asisten 2 millones de personas.

“También entró en mí la conciencia de que es algo de fuerza mayor que no está en manos de nadie. Tuve que entenderlo y sigo con la misma emoción de salir a escena y hacer lo que, por meses, preparé”, comenta en entrevista con Reporte Índigo.

La escenificación se realizará a puerta cerrada y sin viacrucis en el atrio de la Catedral del Señor de la Cuevita, con el mínimo de actores y medidas higiénicas como la aplicación de gel antibacterial antes de ingresar.

“Se va a vivir algo diferente. Estamos acostumbrados a ver a tanta gente que se apasionaba al ver pasar al Cristo, especialmente en las escenas del Cerro de la Estrella. Pero lo haces con la misma fe aunque no sea la misma emoción por parte del pueblo”, menciona.

En 2012 el entonces jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, declaró a esta celebración Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México.  

“Se siente bonito que después de ver tanta nota roja se expresen bonito del lugar donde vives. Para mí, ser de aquí implica tradición. Iztapalapa no sólo es una nota roja, es un pueblo lleno de tradiciones que muchos desconocen”, afirma.

Esta tradición surgió en una epidemia de cólera en 1833. Los pobladores de Iztapalapa realizaron una procesión al Santuario del Señor de la Cuevita para pedirle que detuviera la enfermedad y, como agradecimiento, decidieron repetirla cada año. En 2009, cuando en México ocurrió el brote de influenza AH1N1 no se suspendió la festividad religiosa.

Mauricio Luna seguirá siendo Mauricio con la cancelación del viacrucis

Algunos requisitos: oriundo de uno de los ocho barrios de Iztapalapa, sí, de San Ignacio; mayoría de edad, también, 19 años cumplidos; estatura mínima de 1.75 metros, por supuesto, mide 1.82; buena salud y condición física, claro, estudia la Licenciatura en Ciencias del Deporte y Recreación Deportiva.

Por segundo año consecutivo, Mauricio Luna cumplió con esos y todos los requerimientos para aspirar al papel principal en la Representación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en Iztapalapa. Hace un año fue su primer intento y este 2020 buscó otra oportunidad.

“Mis papás me preguntaban que si no iba a ir a postularme porque ellos sabían que ya se acercaban las inscripciones. Yo iba a ir al trabajo pero por alguna razón mi jefe me dijo que podía llegar un poco tarde. Los amigos fueron los que me animaron en ese momento”, menciona.

El 12 de enero el Comité Organizador de Semana Santa le dio la mayoría de votos para que este año fuera el actor protagónico del viacrucis. A los dos días empezó el entrenamiento físico, mental (para aprenderse sus diálogos) y espiritual (ir a misa cada domingo y a retiros espirituales).  

“Los lunes me dedicaba solamente a correr. Martes y jueves a cargar una cruz de 75 kilos. Miércoles y viernes a cargar un tronco de 45 kilos para que el hombro se fuera acostumbrando y por las noches asistía al gimnasio”, detalla.

Este Viernes Santo lo espera una cruz que pesa 90 kilos, mide 6.4 metros de largo, 3.4 de los brazos, 20 centímetros de ancho y nueve de grosor. Es similar a la que vio en 2013, cuando acudió por primera vez al viacrucis.

Al año siguiente, es decir, 2014 participó como el hebreo que lleva los panes que Cristo multiplica como parte de los pasajes bíblicos. En 2015 dijo un parlamento en el Domingo de Ramos. En 2016 interpretó a un sirviente en La última cena. En 2017 hizo el papel de ángel. En 2018 fungió como sirviente de Poncio Pilatos y en 2019 personificó al apóstol Juan.

“Muchos me han dicho ‘estás muy chico’ pero algo que me motivó fue el tiempo que llevo participando de forma ininterrumpida. En el momento en el que cumplo 18 años digo ‘qué bueno, ya tengo oportunidad de poder ser uno de los aspirantes al papel principal’ pero creo que ese año me dejé guiar mucho por la edad. Después entendí que todavía no me tocaba a mí”, reconoce.

Además de ser estudiante, el joven de 19 años trabaja como promotor de ventas en la compañía telefónica Movistar y es corredor.

“Siempre me ha gustado el fútbol, estuve jugando un tiempo y después me di cuenta de que no era lo mío pero correr era lo que más disfrutaba del entrenamiento”, confiesa.  

Las carreras con obstáculos y de montaña son las categorías por las que se ha inclinado.

“Esto ayudó en los entrenamientos y en la resistencia pero no se compara con prepararte para cargar una cruz de 90 kilos. A pesar de que corría no tenía la suficiente fuerza, me temblaban las piernas pero poco a poco fui ganando esa condición”, precisa.

Después de participar año con año como actor en esta tradición de Iztapalapa, de tener el papel estelar en la edición 177, Mauricio Luna asegura que va a seguir siendo Mauricio: el estudiante, el promotor, el corredor.

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