Marcelo Ebrard presenta libro en Monterrey; evade hablar de migrantes muertos en Chihuahua

Aunque previo a la presentación del libro el canciller realizó una gira virtual por noticieros locales, en la conferencia no contestó pregunta alguna de los medios de comunicación
Ricardo Alanís Carreón Ricardo Alanís Carreón Publicado el
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Lo que parecía una sencilla presentación de un libro del secretario de Relaciones Exteriores y precandidato presidencial de Morena, Marcelo Ebrard, se convirtió en un “calvario” para periodistas que le dieron cobertura al evento en Monterrey, Nuevo León.

Los reporteros planeaban entrevistar al canciller sobre el caso de los 40 migrantes que murieron la noche del lunes tras un incendio en un centro del Instituto Nacional de Migración, pero el personal de la Secretaría de Relaciones Exteriores se opuso.

El funcionario federal presentaría su libro “El Camino de México”, a las 12:30 de este martes en el Aula Magna de las instalaciones del Colegio Civil de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Para ello convocaron a la prensa 45 minutos antes; los reporteros fueron separados y confinados en una sala contigua por más de una hora.

Debido a que el canciller decidió improvisar una gira de medios locales, se retrasó el evento, en donde tuvo que esperar el público que era conformado por expriístas, expanistas, experredistas y croquistas, entre otros asistentes.

Silencio ante medios

Minutos antes, los representantes de los medios de comunicación fueron advertidos por personal de la cancillería que tendrían que estar en la parte trasera del auditorio, y no podrían acercarse más que a tomar imágenes con un tiempo no mayor a un minuto, y tendrían que pasar de uno por uno y solamente por los pasillos de los costados del recinto.

Durante la presentación del libro, Ebrard destacó que siendo alumno de secundaria reprobó la actitud autoritaria de un maestro que sacó de la clase a un alumno sin motivo.

Irónicamente minutos después, el canciller salió por la parte trasera del Aula Magna para no enfrentar a la prensa que estaba del otro lado, mientras que el maestro de ceremonias, micrófono en mano, invitaba a los reporteros a retirarse, asediados de forma autoritaria por personal de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

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