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Las columnas rotas de Fernando Elizondo

La renuncia de Fernando Elizondo al PAN también responde a un aislamiento político de sus excolaboradores más cercanos, quienes se distanciaron de él y optaron por rumbos distintos.

A través de los años, sus exoperadores -las columnas que sostenían la plataforma del expanista- se aliaron a corrientes antagónicas dentro del blanquiazul, formaron alianzas o están en vías de conformar proyectos políticos propios.

La renuncia de Fernando Elizondo al PAN también responde a un aislamiento político de sus excolaboradores más cercanos, quienes se distanciaron de él y optaron por rumbos distintos.

A través de los años, sus exoperadores -las columnas que sostenían la plataforma del expanista- se aliaron a corrientes antagónicas dentro del blanquiazul, formaron alianzas o están en vías de conformar proyectos políticos propios.

Reporte Indigo publicó ayer que Elizondo considera como una alternativa contender a través de la izquierda, pero aclaró que su renuncia no fue ocasionada por la distancia tomada por los exintegrantes de su equipo.

Uno de los primeros en alejarse fue Rafael Serna, quien se desempeñó como tesorero del Estado durante la Gubernatura interina de Elizondo, en 2003, cuando se convirtió en el hombre de todas sus confianzas.

La lealtad del contador fue puesta en duda al ser designado titular de la Tesorería en San Nicolás, durante la Alcaldía de Miguel Ángel García, un bastión de la llamada Neocúpula albiazul.

Aunque emanado del panismo tradicional, Serna después se incorporó a la administración de la alcaldesa Margarita Arellanes, donde ocupa la Secretaría de Finanzas de Monterrey.

Otro de sus incondicionales fue el exoficial mayor del Congreso local, Roberto Ramírez, quien ahora es operador de Felipe de Jesús Cantú, uno de los aspirantes para contender por la Gubernatura.

El también exsecretario general del PAN en el Estado fue coordinador de la campaña de Elizondo como senador de la República y se opuso a que se eligiera por la vía democrática la candidatura a gobernador en 2009, que fue finalmente conseguida por Elizondo de forma directa.

Otro fue su excoordinador de campaña a la Gubernatura, Carlos Garza, con quien empezó a trabajar desde que fue titular interino del Ejecutivo.

En aquella época, su designación a ese puesto distanció a Elizondo con el actual senador Raúl Gracia, quien en aquel entonces era consejero de la Judicatura Federal, porque éste se inclinaba por Roberto Ramírez para ocupar esa posición.

Como secretario de Energía, durante el sexenio de Vicente Fox, el abogado acomodó al empresario como subsecretario de Planeación Estratégica y Desarrollo Tecnológico.

Más adelante, lo impulsó en la titularidad de la Unidad de Coordinación con Entidades Federativas de la Secretaría de Hacienda, donde aprobó recursos solicitados por el entonces alcalde de Monterrey, Fernando Larrazabal.

Ahí le dio la espalda a Elizondo y, a cambio de los beneficios que le otorgó a su gobierno desde esa posición, el líder de la Neocúpula promovió a Garza como candidato a una diputación federal, que al final no alcanzó.

Desde entonces, se dedica a la Iniciativa Privada.

Otra de las exoperadoras clave fue Judith Díaz, quien ahora respalda al dirigente nacional del PAN Gustavo Madero, junto con el diputado federal Arturo Salinas.

Impulsada por Elizondo, contendió a la Alcaldía de Guadalupe en los comicios de 2012, que perdió ante el priista César Garza.

Ahora, la albiazul funge como directora del Instituto de la Mujer del Municipio de Monterrey, donde también apoya la plataforma política de Margarita Arellanes.

Junto con Salinas, Díaz protagonizó el “Allendazo”, una afiliación masiva de 700 panistas en el Municipio de Allende, que significó una afrente al exalcalde de San Nicolás, Zeferino Salgado.

Esta operación, una de las prácticas arraigadas en el PAN que tanto criticó Elizondo, fue investigada por el Comité Directivo Estatal del partido.

Por otro lado está Armando Amaral, quien se incorporó a la División del Norte, un grupo encabezado por José Serrano e Iván Garza, exdirector del Registro Nacional de Miembros durante la dirigencia de Gustavo Madero.

Emanado del panismo tradicional, el exregidor regio fue un pieza clave para Elizondo, pero prefirió armar una alianza con este bloque.

Finalmente está Silvia Nancy García, quien cubrió la plataforma elizondista de gestión social rumbo a la Gubernatura, en 2009.

La exdelegada de la Sedesol fue responsable de la “Femanía” y ocupó una posición relevante en la campaña de Josefina Vázquez Mota en Nuevo León, cuando contendió por la Presidencia de la República.

Hoy tiene en sus manos la operación de Guerreras Azules, una estructura de mujeres panistas en Nuevo León que está por definir si apoyará, o no, a Elizondo, según el rumbo político que tome.

García Treviño considera la posibilidad de contender por un puesto de elección popular a través de otro partido político, o mediante alguna candidatura independiente.

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El abogado, quien renunció este lunes al PAN después de 13 años de militancia activa, revela en entrevista con Reporte Indigo que baraja esa posibilidad.

“Está entre las alternativas que tengo que analizar”, dice el expanista.

“Estoy en un claro en el que se abren muchos caminos, la verdad es que yo venía transitando por una vereda que se fue haciendo cada vez más estrecha y con espinas”.