La verdad por encima de todo

Un capítulo completo del libro Mi Pasión por la Educación, dedicado a la carrera de Rafael Rangel Sostmann, marca la enseñanza final que deja el ex rector a su paso dentro del Tecnológico de Monterrey.

Y no por tratarse de una tragedia, el homicidio de dos destacados alumnos, es un legado educativo menos valioso para los estudiantes de todo el sistema Tec.

Alumnos que ya se titularon o que siguen ahí, pero que van a recordar por siempre al rector como el hombre que pudo callarse, pero en lugar de ello se solidarizó con sus estudiantes en busca de la verdad.

"Me dediqué a declarar en los medios que tanto el gobernador del estado de Nuevo León, como los jefes del Ejército, sabían muy bien lo que había ocurrido y que debían decir la verdad”
Rafael Rangel SostmannEx rector del Tecnológico de Monterrey

Un capítulo completo del libro Mi Pasión por la Educación, dedicado a la carrera de Rafael Rangel Sostmann, marca la enseñanza final que deja el ex rector a su paso dentro del Tecnológico de Monterrey.

Y no por tratarse de una tragedia, el homicidio de dos destacados alumnos, es un legado educativo menos valioso para los estudiantes de todo el sistema Tec.

Alumnos que ya se titularon o que siguen ahí, pero que van a recordar por siempre al rector como el hombre que pudo callarse, pero en lugar de ello se solidarizó con sus estudiantes en busca de la verdad.

En busca de limpiar la muerte de dos destacados alumnos del Tec y de enfrentarse al sistema, al del Estado y al del mismo ITESM, para que la verdad del homicidio de los estudiantes saliera a la luz.

Porque en el Capítulo X del libro Mi Pasión por la Educación, escrito por Antonio Murray sobre la vida de Rangel Sostmann en el Tec, el ex rector deja claro cómo las autoridades no solamente buscaron ocultar el asesinato, sino además culpar a los estudiantes de narcotraficantes.

En ese capítulo, Rangel Sostmann explica con lujo de detalle cómo la Secretaría de la Defensa Nacional, el secretario de Gobernación, en ese momento Fernando Gómez Mont y el propio gobernador de Nuevo León Rodrigo Medina, simplemente trataron de hacer pasar a los alumnos como narcotraficantes.

Cuenta cómo la noche del homicidio, el viernes 19 de marzo de 2010, los estudiantes Javier Francisco Arredondo Verdugo y Jorge Antonio Mercado Alonso fueron arrastrados por los militares después de haber sido asesinados.

Y también cómo para ocultar que eran estudiantes del Tec, los soldados los despojaron de sus credenciales y de su computadora.

De hecho, menciona la fotografía a la que Reporte Indigo tuvo acceso en mayo de 2010, cuando en servicios periciales de la Procuraduría del Estado tenían la prueba de que los soldados arrastraron los cuerpos.

Y luego, también les sembraron dos fusiles en sus brazos para poder hacerlos pasar como parte del grupo de narcotraficantes.

Ante la insistencia de que las autoridades locales y federales decían que los dos caídos habían sido narcotraficantes, Rangel Sostmann narra que montó una oficina multidisciplinaria y se puso a investigar quiénes habían sido los dos jóvenes y dónde habían estado antes del asesinato.

“Después de haber obtenido esa información, hablé con el secretario de Gobernación…

“Mire –le contesté- si usted va a culpar de gatilleros a estos muchachos les va a ser muy difícil demostrarlo, porque nosotros hemos investigado y tenemos la relación de lo que ellos hicieron esa noche minuto a minuto, hasta 15 minutos antes de que fueran masacrados.

“Si, de acuerdo con lo que usted afirma, ellos se volvieron gatilleros, tendríamos que aceptar, señor secretario, que eso sucedió en los último 15 minutos de su vida.

“Lo que equivaldría a aceptar que en ese lapso los jóvenes se hicieron de armas de alto poder, se transformaron en peligrosos y despiadados narcotraficantes y se enfrentaron al Ejército”.

El ex rector narra que conforme avanzaron sus investigaciones personales sobre esos jóvenes, presionó a las autoridades para que dijeran la verdad: que el Ejército había matado a dos estudiantes inocentes que salían del campus luego de estudiar en la biblioteca en época de exámenes.

“Me dediqué a declarar en los medios que tanto el gobernador del estado de Nuevo León, como los jefes del Ejército, sabían muy bien lo que había ocurrido y que debían decir la verdad”.

Pero Rangel Sostmnann dice que después de sus declaraciones, Medina y otra autoridades le hicieron llegar el mensaje de que bajara de tono a sus críticas.

Incluso, dice, también muchos otros agentes de la sociedad comenzaron a pedirle que le diera carpetazo al asunto.

Pero el ingeniero dice que insistió en la verdad hasta que se aceptara públicamente que los dos alumnos del Tec eran muchachos ejemplares.

Y explica que muchos piensan que esta insistencia provocó su salida de la Rectoría del Tec, cuando él había tramitado su retiro desde un año antes.

“Ahora, viendo las cosas en retrospectiva, creo que hubiera sido más prudente anunciar mi retiro unos meses después.

“Si yo no hubiera levantado la voz por los muchachos asesinados, ¿quién lo hubiera hecho? Por eso hice lo que tenía qué hacer, y si pudiera regresar el tiempo volvería a hacerlo con más fuerza”.