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La policía de los libros

En México la producción anual de libros ronda los 350 millones y es una industria valuada en cerca de 9 mil millones de pesos, según la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM).

Sin embargo, no es un mercado exento al fenómeno de la piratería.

Se estima que dos de cada diez libros impresos son piratas, lo que significa que anualmente podrían circular cerca de 70 millones de libros ilegales en el mercado editorial mexicano.

No solo eso, también la industria se ve afectada por las descargas digitales de libros que en 2011 llegaron a los 86 millones.

En el marco de la FIL 2012 habrá sinergias entre 120 empresas editoriales de 24 países para discutir, regular y negociar los derechos de sus obras

En México la producción anual de libros ronda los 350 millones y es una industria valuada en cerca de 9 mil millones de pesos, según la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM).

Sin embargo, no es un mercado exento al fenómeno de la piratería.

Se estima que dos de cada diez libros impresos son piratas, lo que significa que anualmente podrían circular cerca de 70 millones de libros ilegales en el mercado editorial mexicano.

No solo eso, también la industria se ve afectada por las descargas digitales de libros que en 2011 llegaron a los 86 millones.

Ante esto, instituciones como el Centro Mexicano de Protección y Fomento de los Derechos de Autor (CeMPro) y la Feria Internacional del Libro (FIL) buscan concientizar y regular al mercado literario mexicano e iberoamericano en el tema de los derechos de autor y de reproducción.

De acuerdo con datos del CeMPro, anualmente se decomisan lotes de libros con valor de 15 a 25 millones de pesos. 

Y la reproducción de obras en copias fotostáticas genera pérdidas por 500 millones de pesos al año.

Para la directora general del CeMPro, la piratería y la reproducción sin control de libros no es un tema menor.

“Yo creo que a veces se nos ha ido complicando más el tema porque ahora con el desarrollo de las nuevas tecnologías tal vez ya no encuentres 20 libros piratas en la calle, ahora lo que podrás hacer son 10 mil descargas o cuatro mil links que tienen sin autorización los permisos.

“Es un tema que no hemos logrado controlar y que también estamos conscientes que no vamos a poder resolver ni en uno, ni en dos, ni en tres años más”, afirma Valeria Sánchez Aguiñaga.

Pero la piratería y la reproducción ilegal de libros no es un tema ajeno a los foros literarios y comerciales.

Y es que en el marco de la FIL 2012 las sinergias entre 120 empresas editoriales de 24 países para discutir, regular y negociar los derechos de sus obras estarán presentes en el Salón de Derechos de la Expo Guadalajara.

Actividades como el taller “El (difícil) arte de negociar la compra y venta internacionales de derechos subsidiarios” impartido el próximo 25 de noviembre en la FIL, representan una oportunidad de especialización para las casas editoriales nacionales.

La presencia del CeMPro en las actividades de la feria también es esencial para cimentar la cultura del respeto a la autoría de obras literarias o académicas. Y este centro estará a disposición en el marco de la FIL, brindará asesorías y permisos académicos para reproducir libros.

Y es que la cultura de la reprografía, como la llama Sánchez Aguiñaga, es una forma de regular los usos no autorizados de las obras, refiriéndose al fenómeno universitario de fotocopiar libros.

“El tema de la reprografía no es un tema nuevo, tiene más de diez años. Nosotros no estamos en contra del acceso a la cultura y la información a los contenidos, lo que estamos tratando de lograr es un acceso legal a todo eso.

“Las alternativas, que como sociedad de gestión colectiva les damos, con el tema de reprografía, concediendo licencias de reproducción reprográfica a las instituciones educativas que nos pagan anualmente un porcentaje muy pequeño”, señala.

El vínculo entre las editoriales y la academia para regular la reproducción es lo que según Sánchez Aguiñaga le da tranquilidad a las dos partes, por medio de las licencias que entrega el CeMPro.

“Las licencias son limitadas y entonces los editores pueden así tener por lo menos la tranquilidad de proveer parcialmente los contenidos que necesitan para los estudiantes”.

El CeMPro es una de las más de 70 sociedades de gestión colectiva agrupadas en la Federación Internacional de Sociedades de Derechos Reprográficos (IFRRO).

Pero es la única en América Latina que toca los dos puntos estratégicos para la protección de las obras literarias y artísticas de México, la reprografía y la piratería.

Libro digital

La realidad del mercado nacional de los libros no dista mucho de otros mercados, como el musical o el de software. Y en la esfera de Internet las cifras aumentan.

La directora general del CeMPro señala que 40 por ciento de los libros digitales que circulan en el país violan las políticas de derechos de reproducción.

“Esta industria cultural, la literaria en México, es una industria recatada para el tema de las cifras. Aún no tenemos cifras exactas de piratería. Tenemos un cálculo que entre dos de cada diez libros pueden ser piratas y para descargas en línea más o menos cuatro de cada diez libros son descargados sin autorización”.

Y es que la amenaza no es solo para las editoriales que comercializan libros en México en formato físico, sino para las que intentan penetrar en el libro digital.

El Tercer Estudio de Descargas Digitales, realizado por la Coalición por el Acceso Legal a la Cultura (CALC), de la empresa IPSOS, revela que 62 por ciento de las personas con acceso a Internet bajan contenidos ilegales. La descargas en línea de libros piratas en México llegan a los 86 millones, destaca el estudio.

Pero los estragos principales para esta industria también se reflejan en la oferta laboral del sector, que hoy en día emplea alrededor de 15 mil mexicanos. Y es que en 2010 se dio un déficit de 2.1 por ciento en la cantidad de trabajadores de base de los 222 editores del sector privado afiliados a la CANIEM.

A pesar de ello hubo un crecimiento en ese año, pues la facturación fue histórica en la industria editorial privada y llegó casi a los 9 mil millones de pesos.

Tramitar licencias de reproducción

Para la directora del Centro Mexicano de Protección y Fomento de los Derechos de Autor, regular la reproducción de libros en el ámbito universitario, burocrático y otros es necesario, y ella señala cómo hacerlo:

“A través de la concesión de licencias. En principio, cualquier uso de cualquier obra literaria protegida o registrada debe contar con la autorización del titular para poder hacer una explotación con lucro o sin lucro”.

Y el centro define estas licencias como: “un permiso legal, que bajo ciertas condiciones CeMPro otorga en representación de sus socios a los usuarios, para que puedan reproducir las obras literarias de su repertorio, a cambio de una remuneración económica”.

Pero existen limitantes de estas licencias, pues solo autorizan la reproducción de obras literarias que conforman el repertorio que tiene el CeMPro y que no pueden ser copiadas en más de un 10 por ciento, o 50 páginas de una misma obra.

Existen tres tipos de licencias: 

Licencias para antologías con tarifas de 0.21 centavos hasta 0.45 centavos por página.

Licencias genéricas para centros de fotocopiado, que van desde los 5 mil 200 pesos hasta los 12 mil pesos anuales.

Licencias para bibliotecas que son de 0.21 centavos por página.

Para tramitar cualquier licencia es necesario contactar al Centro en los teléfonos (55) 56013528 y (55) 56012756.

Espacios FIL

Domingo 25 de noviembre 2012

9:00 a 21:00 horas

Taller:

El (difícil) arte de negociar la compra y venta internacionales de derechos subsidiarios

Lugar:

Salón D, Área Internacional, Expo Guadalajara

Impartido por:

José Luis Caballero y Jesús Anaya Rosique.

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