La macroplaza de la discordia

Hace casi tres meses, la delegación Iztapalapa inauguró con bombo y platillos la remodelación de la Macroplaza Cuitláhuac, la misma que hoy le genera una serie de conflictos.

Y es que de acuerdo con documentos oficiales e información pública, las autoridades delegacionales concluyeron la obra a destiempo, con pagos anticipados y sin los permisos respectivos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Jonathan Villanueva Jonathan Villanueva Publicado el
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Hace casi tres meses, la delegación Iztapalapa inauguró con bombo y platillos la remodelación de la Macroplaza Cuitláhuac, la misma que hoy le genera una serie de conflictos.

Y es que de acuerdo con documentos oficiales e información pública, las autoridades delegacionales concluyeron la obra a destiempo, con pagos anticipados y sin los permisos respectivos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Por eso los vecinos de los ocho barrios de Iztapalapa –zona aledaña a la demarcación– preparan una serie de denuncias ante la Contraloría Interna y ante la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.

De acuerdo con los detalles de la obra, se trata de un proyecto que costó 75 millones de pesos y consistió en colocar 94 bancas, 425 árboles, 295 lámparas bajo las bancas, y colocar 7 mil 61 metros cuadrados de pasto.

Y como parte del diseño del arquitecto Enrique Norten, se colocaron 9 mil 525 metros cuadrados de granito, siete nuevos transformadores, se trasplantaron 35 árboles, se amplió a 3 mil 540 el circuito peatonal y se removió la estatua de Cuitláhuac.

Sin embargo, careció de los permisos del INAH al momento que inició la obra, a pesar de que ahí se encuentran monumentos con valor arquitectónico y vestigios arqueológicos.

Además, la delegación proyectó que la remodelación duraría un periodo de tres meses, pero fue entregada en el doble de tiempo, lo cual constituye una violación al contrato.

Estos elementos conforman un paquete de denuncias que preparan los vecinos de la zona, y lo cual generará complicaciones a la administración de Jesús Valencia, que de por si ya está relegada.

El contrato

En octubre del año pasado la obra cumbre de la delegación Iztapalapa comenzó. A precio alzado se acordó que el costo sería de 70 millones 92 mil 519 pesos, según el contrato IZP-DGODU-LP-PN-0-127-13.

Ahí se especifica que la empresa Proyecto de Ingeniería Aplicada S.A. de C.V. iniciaría los trabajos el 18 de octubre del 2013 y los concluiría en 70 días naturales, es decir, el 26 de diciembre pasado.

Pero fueron tres meses después, 20 de marzo de 2014, cuando el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, y Jesús Valencia inauguraron la obra. 

Ese día, el mandatario local dijo que con la labor del jefe delegacional se realizó la recuperación de “este espacio público, que será para el disfrute y goce de la población”.

Sin embargo, los reportes de la Dirección General de Administración en Iztapalapa indican que la delegación liquidó sus adeudos entre el 20 y 31 de diciembre del año pasado.

¿Y los vestigios?

De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia, la delegación Iztapalapa solicitó permisos solo para remover la estatua de Cuitláhuac, cuando en toda la explanada hay vestigios arqueológicos.

Además, solicitudes de información pública revelan que después de que la obra comenzó, la delegación solicitó el permiso para mover la estatua. Por eso la serie de denuncias ante la Contraloría se presentarán en los próximos días.

Este es un nuevo problema que enfrentará el delegado Jesús Valencia, quien desde mediados del año pasado está relegado del GDF por su cercanía con Ebrard.

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