La falla de Morelos

Pese al discurso victorioso del gobernador de Morelos, Graco Ramírez, el índice de inseguridad que ha arrastrado el estado desde 2010 ha empeorado.

Al arrancar su administración, el 2 de octubre de 2012, el perredista pidió a los morelenses un plazo de 18 meses para restablecer la seguridad y devolverle la paz a esa entidad. 

Dijo que de no conseguir el resultado, emitiría su renuncia. Ninguna de las dos cosas ha sucedido.

Pese al discurso victorioso del gobernador de Morelos, Graco Ramírez, el índice de inseguridad que ha arrastrado el estado desde 2010 ha empeorado.

Al arrancar su administración, el 2 de octubre de 2012, el perredista pidió a los morelenses un plazo de 18 meses para restablecer la seguridad y devolverle la paz a esa entidad. 

Dijo que de no conseguir el resultado, emitiría su renuncia. Ninguna de las dos cosas ha sucedido.

De acuerdo al reporte mensual del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), en los primeros dos meses de este año la entidad se consolidó como la de mayor número de secuestros, superando a Michoacán y Tamaulipas. 

Por si fuera poco, Morelos también atraviesa una guerra entre células criminales y padece del “efecto cucaracha” de Michoacán y Guerrero.

A pesar de lo que indican las cifras, Graco se mantiene firme a su discurso. Asegura que la implementación del Mando Único y su “renovada” estrategia de seguridad en Morelos ha rendido frutos.

“La Operación Meteoro ha logrado reducir los índices de violencia en un 50 por ciento”, remarcó.

Sin embargo, en enero la crisis de inseguridad en la entidad orilló a la renuncia de la secretaria de Seguridad Pública Estatal, Alicia Vásquez Luna.

El mandatario suplió a la funcionaria con un Jesús Alberto Capella Ibarra, quien fue dos veces secretario de Seguridad Pública de Tijuana, durante los años de mayor violencia de la ciudad.

Le llamaban el “Rambo Tijuanense”, abogado que inició como activista y terminó como mando policiaco.

Pese a su reputación y la implementación del Mando Único en diversos municipios de la entidad, las autoridades federales han tenido que intervenir en Morelos, pues la crisis parece no tener fin.

Malestar social

El asesinato del catedrático Alejandro Chao encendió la flama de la indignación ciudadana en Morelos.

Al menos 15 mil personas han marchado por las calles de Cuernavaca para exigir justicia.

Incluso el rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), Jesús Alejandro Vera, dijo que es urgente el cambio de estrategia de seguridad y llamó a Morelos un “Estado fallido”.

Cifras rojas

El deterioro de Morelos en materia de seguridad no es nuevo, pero sí ha empeorado.

En marzo de este año, el estado ocupaba ya el cuarto lugar en homicidios dolosos con 128 casos. 

Además, mantiene el primer lugar en secuestros, con 17 casos más que en 2013 y 72 casos más de extorsión, de acuerdo a cifras oficiales.

A su favor, Graco Ramírez ha defendido la disminución de 45 casos de robo de vehículo con violencia, de acuerdo a cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Graco ‘El rufián’

El 21 de marzo, Jorge Carillo Olea envió una carta al gobernador Graco Ramírez, en la que lo acusaba de orquestar una campaña de desprestigio en su contra y se estar detrás de las movilizaciones ciudadanas. 

En ella, el exfundador del Cisen y exgobernador de Morelos arremetió contra el perredista y rechazó estar detrás de las movilizaciones que reclaman seguridad en el estado.

Narcografía regional

El recrudecimiento de la inseguridad en Morelos data de al menos tres años atrás.

Especialistas en seguridad coinciden en que se trata de un fenómeno regional. 

El contexto de violencia en Michoacán y Guerrero ha sido pieza fundamental en el degrado de la seguridad en Morelos. 

La organización de los Beltrán Leyva -que adoptaría el nombre de Cártel del Pacifico Sur (CPS)- se consolidó desde 2006 en Guerrero y Morelos. 

Acapulco y Cuernavaca se transformaron en el principal centro de operaciones del CPS. 

La habilidad de sus líderes para sobornar autoridades les dio una ventaja y pronto fueron el cártel con mayor actividad en el centro del país.

El abatimiento de Arturo Beltrán Leyva a manos de la Marina, en diciembre de 2009, generó un vacío de poder que ensangrentaría las calles de Morelos.

La disputa por el liderazgo del CPS culminó en un espiral de violencia en Guerrero, Morelos y Estado de México. 

De acuerdo a reportes de inteligencia del año 2011, la pugna se daba entre Héctor Beltrán, Edgar Valdez, “La Barbie”.

En abril de 2010, el Ejército Mexicano detuvo a Gerardo Álvarez Vásquez, alias “El Indio”, compadre de “la Barbie”.

Tres meses después, la Policía Federal detuvo a “La Barbie”.

Con eso, Héctor Beltrán terminó al frente del cártel.

Un mes mÁs tarde, en septiembre de 2010, fue detenido Sergio Villarreal, “El grande”, en Puebla.

Estas detenciones dieron origen a por lo menos tres células delictivas que cobraron presencia en el centro del país, particularmente en el Estado de México y Distrito Federal. 

También lo hicieron en Morelos, Guerrero y Michoacán.

La escalada de violencia en Estado de México, Guerrero y Morelos se debe a la confrontación de  estas células.

Te puede interesar