La disputa por el Congreso de la Unión

En la Cámara de Diputados y el Senado el PAN busca presidir las mesas directivas pero para ello deberá convencer a Morena, partido que vive una batalla interna entre aspirantes a esos puestos
Imelda García Imelda García Publicado el
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Previo a arrancar los trabajos del Congreso de la Unión, el jaloneo por presidir la Mesa Directiva de ambas cámaras está en su apogeo.

El PAN busca convencer a Morena para que le permita presidir la Cámara de Diputados y el Senado, en un intento por evitar que el partido guinda permanezca al frente por los dos años restantes de la 64 Legislatura.

El albiazul plantea, incluso, modificar la Ley Orgánica del Congreso para bajar el porcentaje de representatividad necesario para tener acceso a la Mesa Directiva.

A pesar de los esfuerzos de la oposición, que tiene números muy inferiores a Morena, el partido mayoritario no tiene entre sus planes dejar la conducción de los trabajos legislativos.

Sobre todo cuando se acercan tiempos clave para la aprobación de nuevas leyes y reformas que son la base de la Cuarta Transformación (4T) del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Morena no quiere dejar las presidencias en el Congreso, pues se acercan tiempos clave para la aprobación de nuevas leyes y reformas que son la base de la Cuarta Transformación

Sin embargo, el PAN busca aliados en otras fuerzas de la oposición para negociar con Morena a cambio de la representación en el Poder Legislativo.

Tener la presidencia de la Mesa Directiva del Senado y la Cámara de Diputados es importante para las bancadas de los partidos políticos no solo por la representación que se tiene, sino por el poder para dirigir los debates y representar al parlamento frente a los otros poderes.

Esto, además de la proyección personal que obtiene el legislador que queda al frente de las cámaras.

Senado, la joya de la corona del Congreso de la Unión

En la Cámara alta no solo está la lucha por la Mesa Directiva entre Morena y los partidos de oposición, sino en las propias filas del partido mayoritario.

La batalla interna por la presidencia del Senado pasa por la lucha de poder entre su coordinador, Ricardo Monreal, y el actual presidente, Martí Batres.

Mientras Batres es del grupo incondicional del presidente López Obrador, Monreal ha tenido algunos roces con la administración federal, por lo que busca ahora hacerse del control de la Mesa Directiva mediante alguno de los senadores que lo apoyan.

En julio pasado, al presentar su informe de labores, Martí Batres expresó su deseo de reelegirse a la presidencia del Senado; deseo que no fue enteramente secundado por Monreal, por quien tiene que pasar necesariamente la decisión.

Dentro del grupo parlamentario de Morena hay el ánimo de que una mujer suceda a Batres, posición que es apoyada por Monreal Ávila, quien planea que la decisión sobre quién ocupe la presidencia de la Cámara alta sea sometida a una votación secreta al interior de su bancada.

“Tenemos diferencias internas, opiniones encontradas, pero al final se vota por mayoría y todos respetan la decisión que se tiene en el grupo (…).

“Va a ser una decisión del grupo, la tercera semana de agosto y será por mayoría. No he decidido, pero no le he dado yo mi voto anticipado a él (Martí Batres); vamos a verlo el día de la elección”, afirmó el coordinador morenista hace algunos días.

Ricardo Monreal y su partido enfrentan no solo las presiones internas para la sucesión en la Mesa Directiva, también las del exterior.

El PAN está moviendo las piezas de su ajedrez para negociar con Morena la posibilidad de tener la presidencia de la Mesa Directiva el próximo año.

Kenia López Rabadán, senadora por el PAN y presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara alta, señaló que su grupo parlamentario ya está en pláticas internas para presentar una iniciativa de modificación a la Ley Orgánica del Congreso de la Unión para que se garantice el derecho de su partido de poder dirigir al Senado en el segundo año de la 64 Legislatura.

“La Ley establece que sea el 25 por ciento y nosotros tenemos casi el 20 por ciento del Pleno. Entonces eso pasaría por una negociación, por una definición política y por modificar la Ley. Para eso se requeriría sensibilidad del partido mayoritario y de tener una visión plural, de que haya contrapesos y una representación”, dijo López Rabadán en entrevista.

Además, las mujeres en Acción Nacional llevan otra negociación paralela, al interior de su bancada, para que sea una senadora quien quede al frente del Senado.

“Me encantaría que fuera el PAN quien presidiera las dos cámaras y que las propuestas fuesen mujeres (…).

“En el PAN es muy fácil que, si nos dan las presidencias, queden dos mujeres al frente; porque hay varias aspirantes que ya están haciendo las negociaciones y porque, además, tenemos más votos de mujeres al interior. Yo confío en que el PAN sea suficientemente abierto a que nosotras podamos presidir las dos mesas”, afirmó la senadora.

Como un cambio a la Ley Orgánica del Congreso de la Unión tendría que ser votado por mayoría del Senado, el PAN necesita convencer a Morena de cederle la presidencia para el próximo año.

Diputados: Morena va con todo

En la Cámara de Diputados algunos integrantes del grupo parlamentario de Morena también buscan modificar la Ley Orgánica del Congreso de la Unión para que ese partido presida la Mesa Directiva durante los tres años de la 64 Legislatura.

Dolores Padierna, quien funge como vicecoordinadora morenista y vicepresidenta de la actual Mesa Directiva, presentará una iniciativa para evitar que otros grupos parlamentarios puedan quedar al frente de la Cámara baja.

El texto actual de la Ley establece que la presidencia se rotará entre los grupos parlamentarios en orden decreciente. Bajo esa regla, el PAN la poseería en el segundo año y el PRI en el tercero.

Padierna busca que se especifique en la Ley que esa posibilidad se cancela si un partido tiene mayoría absoluta —como ocurre hoy día con Morena—, lo que daría a su bancada el control de la presidencia por los dos años restantes de la Legislatura.

“A diferencia de procesos legislativos anteriores, que buscaban la gobernabilidad mediante equilibrios obligados, hoy la gobernabilidad está decidida en las urnas de manera democrática y es esa fuerza política quien debe de continuar con el proceso legislativo de la Cuarta Transformación.

“Con esta iniciativa no se busca limitar la participación ni la pluralidad política al interior de la Cámara, se busca reconocer el valor de los votos y la participación ciudadana, el hecho del respaldo popular otorgado a una fuerza política mediante el sufragio”, justificó Padierna en una conferencia de prensa.

En San Lázaro, Morena cuenta con el 51.8 por ciento de la representación, al tener 259 de 500 legisladores. El que una fuerza política tuviera mayoría no sucedía desde 1991, último año en que el PRI ganó la mayor parte de las curules y escaños del Congreso.

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