Jitomatazos a políticos

Un movimiento surgido en redes sociales, autodenominado como el colectivo @ JitomatazoMX promete convertirse en el nuevo azote de la clase política. La agresión a jitomatazos en contra del coordinador de los diputados priistas César Camacho Quiroz, ha sido solo la primer manifestación de protesta en contra de los legisladores federales, a quienes advierten que regresen el llamado ‘bono navideño’ si no quieren ser jitomateados.

“No hay forma en que un ciudadano pueda impugnar la decisión de unos diputados de chingarse medio millón de pesos cada uno. Es un poder autónomo y sus decisiones no son sujetas de ser impugnadas por un particular”
Arne Aus Den Ruthen exCity Manager de la Delegación Miguel Hidalgo
Los activistas de las redes sociales ya advirtieron que no darán tregua e incluso, ya se han fijado a sus siguientes objetivos inmediatos, entre los que figura, el senador panista Roberto Gil Zuarth
Políticos llamaron a privilegiar el diálogo sobre las expresiones violentas, aseguran que los jitomatazos no son la forma correcta de expresar disgusto 

Un movimiento surgido en redes sociales, autodenominado como el colectivo @ JitomatazoMX promete convertirse en el nuevo azote de la clase política. La agresión a jitomatazos en contra del coordinador de los diputados priistas César Camacho Quiroz, ha sido solo la primer manifestación de protesta en contra de los legisladores federales, a quienes advierten que regresen el llamado ‘bono navideño’ si no quieren ser jitomateados.

Las acciones emprendidas por este colectivo ya han suscitado diversas reacciones entre los cibernautas y los políticos, que van desde la condena y la censura por las formas, hasta el respaldo de una ciudadanía que se dice cansada de los privilegios de los políticos.

Sin embargo, estos activistas de las redes sociales ya advirtieron que no darán tregua e incluso, ya se han fijado a sus siguientes objetivos inmediatos, entre los que figura el senador panista Roberto Gil Zuarth.

Aunque la agresión al diputado Camacho generó la indignación de la clase política, y de un sector de la sociedad ante la vejación, lo cierto es que también hay un amplio sector que respalda estas acciones.

Los propios activistas justifican estos actos al señalar que esta es la única forma en que los ciudadanos pueden expresar su repudio a la clase política, y la única medida que realmente podría tener alguna incidencia.

En cierta manera, ya provocaron una reacción de la clase política. A través de sus cuentas en redes sociales, legisladores y funcionarios de todos los partidos le expresaron su solidaridad a César Camacho y condenaron la agresión, logrando por un instante una cohesión difícilmente vista por las diferencias políticas.

No solo se posicionaron políticos priistas, sino de todos los partidos y corrientes, como el senador panista Roberto Gil Zuarth o el presidente de la Asamblea Constituyente Alejandro Encinas, entre otros.

Palabras más, palabras menos, los políticos hicieron un llamado a privilegiar el diálogo sobre las expresiones violentas, asegurando que los jitomatazos no son la forma correcta de expresar el disgusto.

No hay otra vía

Arne Aus Den Ruthen, exCity Manager de la Delegación Miguel Hidalgo y una de las mentes detrás de la iniciativa del jitomatazo, asegura que no hay otra vía de presionar a los diputados y a los políticos en general para que volteen a ver a la ciudadanía.

“No hay forma en que un ciudadano pueda impugnar la decisión de unos diputados de chingarse medio millón de pesos cada uno, no hay vía. Es un poder autónomo y sus decisiones no son sujetas de ser impugnadas por un particular”.

En entrevista con Reporte Indigo, Arne asegura que esta solidaridad que ha mostrado la clase política con César Camacho Quiroz, es solo una respuesta ante la posibilidad de que se puedan ver afectados sus privilegios.

“Cuando se empieza a tocar los intereses de esas cosas que se ponen de acuerdo pues todos salen a defender, todo mundo dice, me va a tocar después a mi, y están viendo que pueden ver perdidos esos privilegios que tiene la clase política”.

“Se unen también cuando se aprueban los bonos, nada más que eso no es público, lo hacen en lo oscurito, ahí toda la clase política se pone de acuerdo para repartirse el dinero. Ocurre a todos los niveles de gobierno”.

Para el también líder del movimiento llamado Poder Antigandalla, a los políticos en realidad no les interesa servir a la sociedad, no son verdaderos servidores públicos, pues solo velan por sus propios intereses, y se protegen entre ellos, sean del partido que sean.

“Solamente están ahí para entre ellos coludirse y repartirse el botín. Y la gente lo sabe, creen que solidarizándose ya la libraron, pero afuera hay una realidad social que no quieren ver, que no quieren entender, y es que la gente repudia la clase política”.

Por el momento, en una meta a corto plazo, el movimiento pretende que todos, o un importante número de los diputados federales, regresen el bono navideño, y ofrecen una tregua temporal, aunque advierten, que las acciones del colectivo no se detendrán con los legisladores.

“Hay alcaldes gandallas, hay gobernadores gandallas, hay funcionarios federales gandallas, así que candidatos a ser jitomateados va a seguir habiendo y vamos a tener que escoger bien las batallas”.

“Se va a ir complicando también, va a haber más guaruras, va a haber cercos en eventos, entonces ya estamos generando cosas ingeniosas para poder llegar hasta los objetivos que queremos jitomatear”.

Construir ciudadanía

El exfuncionario de la delegación Miguel Hidalgo, afirma que el principal obstáculo que no permite que exista progreso en el país, es la falta de una ciudadanía que se involucre más en la toma de decisiones y que entre en acción.

“Somos un país en el que cada quien hace lo que le da la gana en provecho personal. Mientras no haya ciudadanos no va a haber buen gobierno, la ciudadanía es condición de buen gobierno, porque un buen gobierno trabaja con ciudadanos”

Asimismo, identifica dos elementos que permiten la impunidad de la clase política, por un lado gobernantes abusivos y por el otro una sociedad que permite los abusos.

“Nos quejamos en facebook, pero no llevamos nuestra queja a acciones concretas”.
“Yo le llamo el síndrome del director técnico, diciendo qué se tiene que hacer, pero al final nadie lo hace. Ya estuvo bueno de directores técnicos, vámonos a campo a meter las manos”.

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