La niñez de México no se salva de ser víctima del crimen organizado

Infancia interrumpida por el crimen organizado

Las niñas, niños y adolescentes en el país son uno de los grupos más vulnerables a la violencia generada por el crimen organizado, debido a que son víctimas de manera más frecuente de homicidios, trata o secuestro

Alcanzada por la violencia, la niñez de México no se salva de ser víctima del crimen organizado.

En el país, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) advierte en su estudio Niñas, Niños y Adolescentes: Víctimas del Crimen Organizado que en las últimas décadas el contexto de inseguridad y violencia tuvo efectos graves en la infancia del país, situándolos en condiciones de gran vulnerabilidad.

De igual forma, el organismo puntualiza que dicha población puede ser víctima de desapariciones, homicidio, trata, privación de la libertad, desplazamiento forzado o incluso sufrir orfandad.

467
menores de cero a 14 años fueron fueron asesinados en 2018

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en 2017 fueron asesinados 455 menores de entre cero y 14 años, mientras que para 2018 la cifra llegó a 467.

Niñez en riesgo

De acuerdo con la Comisión, los niños no solo están expuestos a la violencia antes mencionada sino que también corren el riesgo de ser reclutados en las filas del crimen organizado.

En la actualidad, cerca de 30 mil niños, niñas y adolescentes de todas las edades están involucrados en actividades ilícitas

Los más pequeños llegan a trabajar como vigilantes o informadores de grupos delictivos, a partir de los 12 años se les emplea para cuidar casas de seguridad. Mientras que los adolescentes de 16 años en adelante se ocupan del traslado de la droga y comienzan a ser contratados como sicarios.

En entrevista para Reporte Índigo, Juan Martín Pérez García, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), explica que desde hace tres sexenios la juventud en México es un blanco para el crimen organizado.

“Estamos en una guerra desde hace 13 años que inició el expresidente Felipe Calderón, esta guerra como cualquier otra necesita armas, dinero y soldados. El Estado tiene al Ejército y la Marina como elementos de esa guerra pero el crimen organizado no lo tenía.

“Prácticamente el Estado forzó a que los grupos criminales crearan ejércitos propios y lo que hacen es que los van jalando de la Policía o las Fuerzas Armadas, pero como no alcanza ese método lo hacen con niños y eso es reclutamiento forzado”, enfatiza.

De acuerdo con el organismo, en 2017 había una población total de 5 mil 659 niños, niñas y adolescentes cumpliendo una condena por actos ilícitos, 2 mil 137 fueron acusados de robo, 950 de homicidio, 512 por lesiones, 404 portación ilegal de armas, 403 por posesión de drogas, 301 de secuestro y 226 por comercio ilegal de drogas.

Para Pérez García, la detención y sentencia de menores sin reconocer su calidad de víctimas es caer en una revictimización.

“Si bien México no tiene declarada una guerra formal en estándares internacionales, vivimos y se actúa en una condición de guerra, por eso es que tenemos niños y niñas soldados que lamentablemente no son reconocidos como víctimas y cuando son detenidos no se considera que fueron obligados a trabajar para el crimen, no se toma en cuenta que se trataba de una cuestión de sobrevivir”, comenta.

Partiendo del Índice Estatal de Riesgo de Violencia Asociada con el Crimen Organizado realizado por la CNDH, resultó que los estados con riesgo muy alto de peligro para los menores son Guerrero, Baja California, Guanajuato y Chihuahua. Y Baja California Sur, Colima, Zacatecas, Nayarit, Oaxaca, Michoacán y Morelos se encuentran con riesgo alto.

La CNDH detectó que los niños son reclutados por el crimen para labores de vigilancia, tráfico de drogas y cometer homicidios

Con respecto a menores víctimas de desaparición, la CNDH deja al descubierto que el 92.7 por ciento de dicho delito han ocurrido entre 2010 y 2018 con una tasa de 15.1 niñas, niños y adolescentes menores de 18 años desaparecidos por cada 100 mil habitantes.

92.7
por ciento de desapariciones de niños ocurrieron entre 2010 y 2018

Las entidades del país con las tasas más altas sobre desaparición de menores son Colima con 54.3 casos por cada 100 mil, Sonora 48.2 por ciento y Tamaulipas 45.4.

Protección a los menores ante crimen organizado

Por toda la violencia que atraviesa la infancia en México, la CNDH hace un llamado urgente para plantear medidas concretas que lleven a prevenir la victimización de los niños.

54.3
casos por cada 100 mil habitantes es la tasa de desapariciones de menores en Colima

Insiste en poder incorporar una perspectiva de derechos y protección que incluya opinión de dicha población así como la participación de los sectores público, privado y social.

“No fue posible identificar programas y acciones para la atención de menores víctimas de violencia asociada con el crimen organizado, las autoridades aún no logran detectar y dar seguimiento a personas víctimas del crimen organizado, quienes en algunos casos han crecido y sobrevivido a la sombra de las instancias públicas, o incluso, a pesar de ellas”, establece la Comisión.

Entre las líneas de acción y propuestas en materia de violencia, inseguridad y crimen organizado que propone la CNDH para la protección de la niñez se destaca poder impulsar más estrategias de prevención y atención a víctimas y no solo enfocarse en el corto plazo.

La Comisión también sugiere generar estrategias diferenciadas entre la primera infancia y etapas posteriores, desarrollarlas también a nivel regional para retomar el control de zonas donde las condiciones de inseguridad y penetración del crimen organizado desplazaron al Estado así como implementar programas especiales para niñas, niños y adolescentes que han quedado en condición de orfandad por la violencia asociada al crimen organizado en el país.

De acuerdo con la CNDH, de no llevar a cabo medidas para parar la violencia contra los menores, se seguirán violando sus derechos a una vida libre de violencia, a la vida e integridad personal, a la libertad personal, a la libertad de circulación y de residencia, a la salud, educación, recreación, ocio y cultura.

Por su parte, García precisa que hay una necesidad urgente de contar con policías que no generen miedo ni terror, que estén cerca de la gente, y sobre todo respetar los tratados internacionales que abogan por el bienestar de la infancia e insistió a que no queden en letra muerta para el Estado mexicano ya que se sigue con la guerra y quienes la pagan son los jóvenes.

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