Incifo: sin respeto a cadáveres no identificados

Al interior del Instituto de Ciencias Forenses de la Ciudad de México se realizan prácticas médicas, de las que no quedan registros oficiales, en cadáveres no identificados sin que se les haya realizado una necropsia para determinar el motivo de la muerte, violando leyes tanto a nivel federal como estatal
Eduardo Buendía y Ernesto Santillán Eduardo Buendía y Ernesto Santillán Publicado el
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En el Instituto de Ciencias Forenses de la Ciudad de México (Incifo) se permite llevar a cabo prácticas de cirugía estética en cadáveres no identificados, a los que no se les ha realizado previamente la necropsia de ley.

Estudiantes de la Universidad del Conde, provenientes del estado de Veracruz, realizan implantes de mama, liposucciones y cirugías de papada en el instituto que dirige Felipe Takajashi Medina, acusan fuentes que laboran en el lugar y que pidieron permanecer en el anonimato.

Las cirugías realizadas en cadáveres que no cuentan con una identificación alteran indicios e impiden que las pruebas periciales puedan determinar las causas de muerte, que eventualmente conduzcan a los responsables cuando se trata de homicidios.

Además, han provocado conflictos entre directivos y el personal que labora como médico perito forense, pues en más de una ocasión, se les ha solicitado realizar las necropsias después de que los estudiantes de medicina manipularon los cadáveres, petición que muchos se niegan a realizar.

“Es evidente cuando a un cadáver ya se le realizó la autopsia, las cicatrices son claras, pero al parecer aquí (Incifo) eso no importa. De hecho para que un médico perito pueda hacer bien su trabajo, debe analizar el cuerpo desde el lugar de los hechos, de lo contrario el margen de error en las pericias que realizan aumentan considerablemente. Aquí en la institución nada más te entregan un cadáver desnudo”, revelan las fuentes.

Las alteración de cadáveres antes de ser sometidos a una necropsia violan la cadena de custodia e impide que se pueda determinar la causa de muerte de manera certera

Universidad cuestionada

Reporte Indigo comprobó cómo alumnos de la Universidad del Conde entran hasta en grupos de treinta al Incifo para realizar sus prácticas, situación que, de acuerdo con personal del lugar, se da entre 2 y 4 cuatro veces por mes.

Sin embargo, en el “Resumen de disecciones realizadas en el Instituto de Ciencias Forenses de enero de 2015 a febrero de 2019”, obtenido vía transparencia, en el cual se señalan todas las prácticas médicas que se llevaron a cabo de manera oficial, únicamente hay registro en el año 2017 de cinco visitas realizadas por alumnos de esta universidad.

Aunado a esto, medios como Proceso, en su edición 2209, dan voz a una serie de expertos en la materia como lo es Alfonso Vallarta, expresidente de la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva A.C., quien acusa a la Universidad del Conde de impartir cursos de medicina al margen del Sistema Nacional de Salud.

Otras medios especializados, como la revista Cirujanos Plásticos, también han señalado a esta institución de formar “pseudocirujanos”, pues no cumplen con lo que establece la ley para desarrollar la profesión de cirujano plástico.

En el resumen de disecciones realizadas en el Incifo de enero de 2015 a febrero de 2019, solo hay constancia de 5 prácticas realizadas por la Universidad del Conde en 2017

Alumnos de la Universidad del Conde entran en grupos de 30 a realizar prácticas de cirugía estética.
Alumnos de la Universidad del Conde entran en grupos de 30 a realizar prácticas de cirugía estética.

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Implicaciones legales

Al consultar al maestro en derecho, Israel Trujillo, sobre las prácticas que realizan los estudiantes de la Universidad del Conde al interior del Instituto de Ciencias Forenses de la Ciudad de México, donde se llevan a cabo actos de mutilación y alteración de los cuerpos previo a que se les realice una necropsia, el abogado explica que hay tres legislaciones que establecen delitos en la materia.

En la Ley General de Salud se encuentran los artículos 462 y 462 bis, que señalan diversos tipos penales relacionados con el tratamiento indebido de órganos, tejidos, cadáveres y fetos de seres humanos.

Los hechos que se plantean en el texto se encuadrarían de manera concreta en el artículo 462 fracción segunda de la Ley General de Salud, el cual señala como un delito comerciar o realizar actos de simulación jurídica que tengan por objeto la intermediación onerosa de órganos, tejidos, incluyendo la sangre; cadáveres, fetos o restos de seres humanos.

El jurista explica que la conducta del personal del Incifo antes descrita también encuadraría en el artículo 462 bis, el cual establece que el responsable o empleado de un establecimiento donde ocurra un deceso o de locales destinados al depósito de cadáveres que permita algunos de los actos a los que se refiere el artículo 462, es decir, comercio, actos de simulación o intermediación onerosa de órganos, sangre, cadáveres, o fetos, o no procure impedirlo por los medios lícitos que tenga a su alcance, se le impondrán de 4 a 9 años de prisión y una multa equivalente de 5 mil a 12 mil días de salario mínimo vigente.

Además, Trujillo menciona que el delito señalado en el artículo 462 bis va más allá, pues es tanto de acción como de omisión y es un delito federal.

Por su parte, el Código Penal Federal establece en los artículos 280 y 281 diversas conductas delictivas relacionadas con la materia, aunque en específico el 281, fracción segunda, señala como un delito profanar un cadáver o restos humanos con actos de vilipendio, mutilación o necrofilia.

Por último, el Código Penal del Distrito Federal, hoy Ciudad de México, también contempla como delitos varias de las acciones que se cometen al interior del Incifo.

En su Artículo 207, fracción 2, párrafo segundo, dice que las sanciones establecidas en el mismo aumentarán por una mitad a quien oculte, destruya o mutile sin la licencia correspondiente o sepulte el cadáver de una persona, restos o fetos humanos, siempre que la muerte haya sido consecuencia de heridas, golpes u otras lesiones si el agente sabía de esa circunstancia.

No obstante, bajo el principio de especialidad, lo especial deroga lo general, por lo que los delitos señalados en el Código Penal Federal son los que se estarían violentado antes de los señalados en el Código Penal del Distrito Federal.

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La práctica hace al perito en el Incifo

Un grupo de peritos labora para el Incifo desde hace más de 10 años sin acreditar una especialización en Medicina Forense.

La práctica ha bastado para que elaboren cientos de peritajes incumpliendo la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia que rige las funciones del Instituto.

De acuerdo con el artículo 111 Bis 1 de dicha ley, para desempeñar el cargo de perito médico forense se requiere poseer título y cédula de médico cirujano además de contar con estudios de especialidad en la materia exhibiendo el documento que lo avale.

Pese a que la Ley Orgánica del Tribunal se ha reformado de manera progresiva para exigir cada vez más requisitos a los nuevos peritos que ingresan al INCIFO, esto no ha surtido efecto para los funcionarios que desempeñan esa labor desde inicios de la década de los 90, mismos que han optado por no especializarse.

Es el caso de Gregorio Urbano Mundo Cancino quien, de acuerdo con una respuesta oficial del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, se desempeña como perito médico forense desde enero de 1999.

Al hacer una revisión de los registros en la Secretaría de Educación Pública (SEP), Mundo Cancino solo cuenta con la licenciatura de Médico Cirujano Homeópata, la cual estudió en el Instituto Politécnico Nacional. Su cédula fue expedida en 1979.

Según datos entregados a Reporte Índigo vía Ley de Transparencia por el TSJCDMX, Mundo Cancino participó en 951 peritajes de necropsia realizados entre enero de 2015 y julio de 2019.

Guillermo René Soria Fernández es otro de los funcionarios que se desempeña como perito médico forense sin tener la especialidad; labora en el INCIFO desde abril de 1990.

Los registros de la SEP revelan que en 1977 Soria Fernández obtuvo su cédula como Médico Cirujano por la UNAM y en el año 1999 se especializó en Urología por el Sector Salud. Este funcionario participó en 266 necropsias de 2015 a julio de 2019.

La médica María Gabriela Isabel Llanos Sanabria inició sus labores en el INCIFO en julio de 1990; desde entonces, tampoco se ha especializado en materia forense. La SEP solo tiene inscrita una cédula de Médico Cirujano que obtuvo en 1983.

No obstante, Llanos Sanabria ha firmado 544 peritajes en cadáveres en los últimos cuatro años y medio.

Desde julio de 2002, Rubén Montilla Álvarezes perito forense del INCIFO sin haber cursado un posgrado oficial relacionado con su campo de trabajo.

Montilla Álvarez obtuvo su cédula como Médico Cirujano en 1995 después de haber estudiado la carrera en la Universidad La Salle y participó en 137 peritajes de 2015 a julio de 2019.

A esta lista de casos se suma el de Alejandro Pineda Villarruel, quien también ocupa el cargo de perito médico forense desde julio de 1998.

Pineda Villarruel solo cuenta con una licenciatura de Médico Cirujano Partero por el IPN, su cédula la obtuvo en 1997. Es decir, que después de un año de conseguirla, comenzó a realizar necropsias al interior del Instituto. En total, este funcionario elaboró 763 peritajes entre 2015 y julio del presente año.

La polémica sobre la falta de profesionalización en materia forense involucra al perito Mario Jesús Noguez Blancas, quien desde abril de 2004 practica necropsias. Sus registros ante la SEP muestran que solo cuenta con una licenciatura de Médico Cirujano cursada en la UNAM y obtuvo su cédula en 1986. Este perito trabajó en 756 peritajes de 2015 a julio de este año.

Felipe Takajashi, actual director del Instituto de Ciencias Forenses de la Ciudad de México.
Felipe Takajashi, actual director del Instituto de Ciencias Forenses de la Ciudad de México.

De igual forma esta situación sobre la falta de preparación alcanza a Felipe Takajashi Medina, director del INCIFO. De acuerdo con la versión pública de su currículum vitae, estudió Medicina en la UNAM de 1979 a 1982; posteriormente la especialidad en Medicina Forense en el Semefo entre 1984 y 1986

Pese a haber sido nombrado director del Instituto en abril de 2005, fue hasta el 2018 que obtuvo su cédula por la especialización, según su perfil profesional de la SEP. Su currículum solo estipula que Takahashi Medina cursó la especialidad mas no en qué momento se tituló, por lo que ocupó el cargo de director sin contar con el documento que lo avala oficialmente como médico con posgrado en materia forense.

Entre los peritos sin especialidad está Jaime Olicón Hernández, quien se presenta como Médico Patólogo. Pero, ante la SEP este funcionario solo cuenta con una cédula de Médico Cirujano por la UNAM, expedida en 1991

Aun cuando de Olicón no hay registro de un título de posgrado en Patología, dentro de la recomendación 16/2014 emitida por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) se le atribuye dicha especialización, después de haber realizado un “examen histopatológico” para coadyuvar con la encomienda del organismo autónomo.

Peritos sin actualización en el Incifo
Peritos sin actualización en el Incifo

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Las otras irregularidades del Incifo

La realización de prácticas con cadáveres previo a que se les haga una necropsia no es el único problema al que los peritos médicos forenses se enfrentan al interior del instituto que dirige Felipe Takajashi.

Fuentes que han decidido permanecer en el anonimato aseguran que desde hace cinco años no se cuenta con equipo de radio diagnóstico durante la práctica de las necropsias, lo que limita mucho las labores del personal que ahí se desempeña.

Desde hace cinco años no se cuenta con equipo de radio diagnóstico durante la práctica de las necropsias

Además, la indumentaria que se les da para poder estudiar los cadáveres no es material quirúrgico, sino de construcción o cocina, como lo pueden ser desde cuchillos hasta los serruchos y martillos que utilizan en sus actividades periciales.

Personal del área administrativa ingiriendo bebidas alcohólicas dentro de uno de los vehículos oficiales de la institución, al cual le poncharon una llanta por ir manejando en estado de ebriedad.
Personal del área administrativa ingiriendo bebidas alcohólicas dentro de uno de los vehículos oficiales de la institución, al cual le poncharon una llanta por ir manejando en estado de ebriedad.

 

No es posible que una institución de la importancia del Incifo no cuente con el equipo necesario para que los peritos puedan llevar a cabo sus funciones de la mejor manera posible y cumpliendo con lo que marca la ley, especialmente en un país donde se cometen tantos homicidios
Fuente anónima

La ingesta de bebidas alcohólicas durante horas laborales por parte del personal tanto del área administrativa como del anfiteatro también es algo común, sin embargo, a pesar de que se les ha sorprendido en más de una ocasión en un estado inconveniente, nunca han habido consecuencias.

El manejo de los datos personales de los cadáveres que registra el Instituto de Ciencias Forenses de la Ciudad de México tampoco es el adecuado, pues personal asegura que el Libro de Gobierno —donde se encuentra la información de todos los cuerpos— es consultado hasta por personal externo al Incifo.

Los denunciantes también relatan que no se les brinda capacitación ni cursos de actualización, además de que el Incifo no promueve investigaciones relacionadas a las tareas que desempeña.

En el Instituto de Ciencias Forenses de la Ciudad de México no se cuenta con el material indicado para que su personal desempeñe sus labores al máximo de sus capacidades, además de que se ingieren bebidas alcohólicas en horas de trabajo

Personal del área administrativa ingiriendo bebidas alcohólicas dentro de uno de los vehículos oficiales de la institución, al cual le poncharon una llanta por ir manejando en estado de ebriedad.
Personal del área administrativa ingiriendo bebidas alcohólicas dentro de uno de los vehículos oficiales de la institución, al cual le poncharon una llanta por ir manejando en estado de ebriedad.
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