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Imperio de tala clandestina

Milpa Alta sigue siendo tierra de aserraderos clandestinos. El último pulmón de la ciudad es depredado por comuneros y grupos provenientes del estado de Michoacán que han encontrado en esta actividad un jugoso negocio.

En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, el gobierno de la ciudad realizó el miércoles un espectacular operativo para acabar con estas prácticas, pero enfocado a los medios de comunicación y no al fondo del problema. 

$4.7
millones de pesos perdieron los grupos delictivos

Milpa Alta sigue siendo tierra de aserraderos clandestinos. El último pulmón de la ciudad es depredado por comuneros y grupos provenientes del estado de Michoacán que han encontrado en esta actividad un jugoso negocio.

En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, el gobierno de la ciudad realizó el miércoles un espectacular operativo para acabar con estas prácticas, pero enfocado a los medios de comunicación y no al fondo del problema. 

El dispositivo del Gobierno del Distrito Federal (GDF) no tuvo el resultado que esperaban los habitantes de esa demarcación, ni se realizó en los puntos que los vecinos han denunciado.

De acuerdo con los habitantes de los pueblos de Milpa Alta, existen entre 80 y 120 aserraderos clandestinos, que operan diariamente de las 23:00 horas a las 4:00 del día siguiente y que dejan ganancias millonarias.

Pero el hartazgo de los colonos llegó a su límite y presionaron a las autoridades para que reaccionaran. El escenario escogido por el GDF era ideal para apaciguar las críticas que les han llovido en temas de seguridad: el Día Mundial del Medio Ambiente.  

El resultado fue lógico: un número bajo de detenciones, en las que no cayeron los “peces gordos”, sino alguno que otro comunero que trabaja en los aserraderos menos productivos.

Bajo esta óptica, han surgido grupos de “autodefensa”, dispuestos a cazar a los talamontes, y hacer frente a las células de gente de Michoacán que, aseguran, los tienen intimidados.

De acuerdo con las propias autoridades que calificaron la operación de “éxitosa e integral”, el miércoles pasado acudieron a Milpa Alta más de 4 mil policías para reforzar las acciones de la Secretaría del Medio Ambiente.

También participaron decenas de unidades de Ecoguardas de Vigilancia Ambiental, personal de la Comisión de Recursos Naturales (Corena) y de la Procuraduría General de Justicia del DF y hasta camiones de volteo.

En entrevista con los medios de comunicación, la titular de la Secretaría de Medio Ambiente capitalina, Tanya Müller, aseguró que fueron desmantelados 17 aserraderos ilegales, en los que se encontraron troncos recién cortados y sin permiso alguno.

Los números que mostró el GDF fueron de grandes magnitudes: 955 metros cúbicos de madera decomisados y cinco personas detenidas por oponer resistencia al operativo. 

Incluso las autoridades ambientales estimaron que la madera decomisada –principalmente pino– representa ganancias de hasta 4.7 millones de pesos para los grupos delictivos.

Carlos Meneses, director general de Gobierno, dijo a los reporteros presentes que también se encontró un millar de troncos, madera procesada en forma de polines y palos de escoba.

Crónica de un despliegue anunciado

La crónica del despliegue policiaco comenzó a las 7:00 horas, justo cuando se dirigían hacia el pueblo de Santa Ana. Ahí los esperaban unos 70 comuneros, quienes se encargaron de retrasar el operativo con un bloqueo en el kilómetro 26 de la carretera Xochimilco-Oaxtepec.

La policía los replegó. Los manifestantes no pusieron mayor resistencia ya que su intención simplemente era retrasarlos. Luego los uniformados encontraron algunos aserraderos que, horas más tarde, fueron retirados, con todo y 21 máquinas cortadoras,  valoradas en 50 mil pesos cada una.

Y las pocas personas detenidas fueron por oponerse a que se limpiaran los aserraderos. Por eso hoy están detenidos y sujetos a una investigación policiaca.

El anuncio del operativo se hizo con bombo y platillos, a pesar de que no han erradicado el problema, ni se pudo detener a los líderes de un jugoso negocio que está acabando con uno de los últimos pulmones de la ciudad.

La presencia de las autoridades causó confusión entre los pobladores de San Pablo Oztotepec, San Salvador Cuautenco y Santa Ana Tlacotenco, donde se concentró el dispositivo.

La razón es que el operativo se realizó a las 7 de la mañana, un horario en el que los aserraderos no funcionan. Habitualmente, alrededor de las  4:00 horas salen de la zona las camionetas repletas de troncos.

Además, el operativo estaba cantado. De acuerdo con la diputada local del PRI, Karla Valeria Gómez Blancas, las autoridades avisaron 15 días antes de que se realizara.

“En Milpa Alta se acostumbra vocear la información y ahí avisaron a todos los vecinos que no se presentaran a los aserradores el día 5 de junio de 2013 por que las autoridades harían detenciones.

“Es más, en algunas misas dominicales, los párrocos hicieron énfasis a los comuneros de que por ningún motivo podrían acudir a la zona boscosa ese día, si no podrían pagar las consecuencias”.

En entrevista con Reporte Indigo, explicó que se trata de una acción noble del GDF, pero que carece de los datos de inteligencia. “No se tiene claro quiénes son los líderes de las bandas delictivas y se opta por detener a los trabajadores de menor rango.

“No es que yo los defienda, quien cometa un delito debe pagar, pero es como en un operativo contra el narcotráfico, les avisas a los lugartenientes de que irás a visitarlos y pues claro que no van estar ese día, en cambio detienes a unos cuantos que portan una bolsita de mariguana”.

Para la legisladora, que ha promovido una serie de puntos de acuerdo en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) donde pide que se atiendan las denuncias penales, es necesario realizar una labor previa de inteligencia.

Asegura que de acuerdo con la información de los propios vecinos, los cinco detenidos son vecinos de la zona, que si bien trabajan en la tala clandestina, no son más que empleados de los grandes grupos delictivos que después del operativo regresaron a sus actividades cotidianas.

Crecen los delitos

Los pobladores de la zona afirman que las autoridades se concentraron en visitar  la zona donde menos aserraderos hay. Y en cambio, donde se concentran no hicieron ni una visita ocular.

Fuentes que pidieron el anonimato por miedo a represalias explican que esto se debe a que el GDF ignora la forma en que opera la delincuencia y a que estaban más preocupados por demostrar el trabajo que hacen, pero de manera mediática.

Para los llamados grupos de autodefensa, el problema real es el pleito entre los comuneros por los permisos para talar árboles, tanto que convirtieron la tala en un negocio familiar.

Pero otros, aseguran que debido a que en Michoacán se tiene mayor conocimiento en materia de tala y aprovechamiento de la madera, se pidió la asesoría de gente de ese estado, que ya han creado sus propios grupos dentro de Milpa Alta.

Lo cierto es que en los últimos meses el índice delictivo ha crecido significativamente y viene a sumarse a la serie de problemas que viven diariamente los pobladores de Milpa Alta.